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Miedo o fobia al dentista. ¿Cómo superarlo?

No es ningún secreto que hay mucha gente que tiene miedo al dentista. Y no hablamos solo de niños. Sin embargo, acudir al dentista es imprescindible para tener una buena salud dental que no derive en problemas que pueden incluso afectar al resto de nuestro organismo. Por eso es importante superar la fobia dental o fobia al dentista, que tiene otros nombres como dentofobia u odontofobia.

No importa cómo lo llames, es un problema. Según la última encuesta nacional publicada por el Consejo General de Dentistas en septiembre del 2020, el 15% de los españoles sufre odontofobia, una alteración “que suele estar provocada por experiencias previas en la clínica dental que no han sido satisfactorias – normalmente, durante la infancia -, aunque también puede ser un miedo irracional que no corresponde a ningún motivo”.

Existen incluso estudios que afirman que las personas que padecen un miedo patológico al dentista tienen una peor calidad de vida. Entonces, ¿cómo perder el miedo al dentista y tener una vida saludable? Vamos a verlo a continuación.

Fobia al dentista. ¿Qué hacer?

Antes de nada, hay que aclarar que no es lo mismo superar el miedo al dentista que la fobia al dentista. El miedo, si se sabe gestionar – por ejemplo con los consejos que te daremos en este artículo – no te impide acudir a una clínica dental, aunque te resulte desagradable. Sin embargo, la fobia se traduce en una ansiedad casi patológica, un miedo infundado que es más difícil de superar.

Puede que mucha gente te haya dicho que no es para tanto, que es cuestión de mentalizarse y ya. Pero cuando hablamos de verdadera fobia al dentista hablamos de temblores de manos, sudores, el corazón que va a mil, puede que hasta un ataque de ansiedad o de pánico.

Nada agradable y en casos tan extremos como la dentofobia, lo mejor que te podemos recomendar es:

  • Que acudas a un especialista que te ayude.
  • Tomar un ansiolítico antes de acudir al dentista.
  • Considerar la sedación como opción, bien tomando un fármaco que te administrará el dentista o a través de inhalación de óxido nitroso. No te preocupes porque no te vas a dormir, podrás comunicarte perfectamente. Simplemente te ayudará a entrar en un estado de profunda calma. Y si aparte necesitan hacerte algún tratamiento que pueda doler, entonces te pondrán también anestesia.
  • No es lo normal, pero se ha llegado a plantear incluso la posibilidad de hipnosis en pacientes con pánico al dentista como otra solución a tener en cuenta.

En el caso de que tengas miedo de ir al dentista pero no te paralice hasta el extremo de lo hablado antes, hay que conocer sobre todo qué es lo que provoca esa ligera fobia dental.

Analiza las causas del miedo

El primer paso, como se suele decir, es reconocerlo. Así que antes de seguir adelante, hay que hacer un ejercicio de conocimiento y preguntarte a ti mismo o misma: ¿por qué tienes miedo de ir al dentista? Desde la Clínica Galindo nos dan algunas claves.

  • Una mala experiencia anterior. Suele ser lo más común. O bien te hicieron daño durante el tratamiento o no te sentiste bien tratado por el odontólogo.
  • No quieres pasar dolor. O bien porque como hemos dicho ya lo pasaste en una ocasión anterior o bien porque es una idea que tienes, que en el dentista te van a hacer daño. Pero esto no es así. Para cualquier intervención que te pueda causar dolor, el dentista te va a aplicar anestesia.
  • Te dan miedo las agujas o algún otro instrumento del dentista. Temes que vayas a necesitar anestesia porque no te gustan nada las agujas en general y aún menos que te pinchen en la boca en particular. Cierto que a veces puede ser percibido como algo desagradable, pero cada vez se usan agujas y técnicas que hacen que notes menos el pinchazo. Suele ser un segundo o poco más lo que dura la molestia. Y en cuanto a los instrumentos del dentista, todos están pensados para ayudarte, y tal vez te sirva que el dentista te explique bien cómo funciona y cómo va a usar el aparato en cuestión que te da miedo.
  • Has descuidado mucho tu boca y ahora te da vergüenza. Nadie puede juzgarte. Solo tú conoces tus circunstancias. El caso es que ahora estás buscando una solución y dártela es el trabajo de tu dentista. Que acudas a la consulta es algo positivo para ambos.
  • No quieres que te den malas noticias. Por ejemplo si has estado mucho tiempo sin ir al dentista y tienes dolores, ya te imaginas que o te van a tener que hacer una endodoncia o sacar un diente o similar. Entendible, pero piensa que cuanto más tardes en ir, será peor. Ataja el problema que sea desde ya.
  • Te sientes indefenso, ahí tumbado en el sillón dental sin poder hacer nada mas que tener la boca abierta. Esto se puede remediar hablando antes con tu dentista y entre los dos encontrar una solución, como puede ser que le comuniques por señas cualquier problema que puedas tener.
  • No te gusta que el dentista tenga que invadir tu espacio personal. Aquí no se puede hacer mucho, porque el dentista sí o sí tiene que acercarse mucho a su paciente para poder tratarlo correctamente. Pero siempre puedes comentarlo con ella o él si hay algo en concreto que te produzca malestar.
  • Te da miedo la anestesia. La cantidad de anestesia que te va a poner el dentista es la justa y necesaria para tratar la pieza o piezas que hay que arreglar. Lo único que vas a sentir es… que no vas a sentir nada. Notarás esa parte de la cara dormida y hinchada y poco más.

Consejos para superar el miedo al dentista en adultos

Hace años, la Doctora Helga Mediavilla Ibáñez ya nos dio habló sobre cómo prevenir la fobia al dentista, pero aquí lo desarrollamos algo más gracias a los consejos de la Clínica Ferrus & Bratos.

Una primera visita tranquila

Ve simplemente a una revisión, donde no te van a tener que hacer nada más que mirar el estado general de tus dientes y encías. O como mucho una limpieza o similar. Incluso si el dentista te confirma que necesitas algún tratamiento y en ese momento no te sientes capaz, no pasa nada. Poco a poco, lo puedes dejar para un poco más adelante (dentro de un tiempo razonable) para ir haciéndote a la idea.

El objetivo de esta primera e inocua visita es que compruebes si te gusta la clínica, su personal, si el dentista que te atiende es agradable y te inspira confianza. Además, si te sientes a gusto, vas a poder sentir la confianza de hablar con tu odontólogo sobre tus miedos y lo que te pone nervioso o nerviosa.

Acude a la clínica dental cuando haya menos gente

Normalmente suele ser a primera hora, porque es el momento del día en el que casi todo el mundo está trabajando. Incluso si es también tu caso, merece la pena que pidas ese tiempo a tu trabajo o incluso el día libre o aproveches tus vacaciones.

Además, al ser por la mañana ya “te lo quitas de encima” para el resto del día y lo dejas atrás lo antes posible. Aunque en tu afán por terminar con ello lo antes posible no debes acudir a la cita antes de hora. Seguramente estar sentado en la clínica esperando que te llegue el turno aumente tus nervios. Llega a la hora que tienes que llegar.

Toma el control de la visita

Esto hace referencia a lo que decíamos antes sobre sentirse indefensa o indefenso en el sillón del dentista. Explícale al dentista tu miedo y lo más normal es que acordeis una señal para que le indiques cuando algo va mal.

De hecho, la mayoría de los dentistas ya te la dicen antes de empezar el tratamiento, y suele ser que levantes la mano si notas algo que te molesta. Si esto sucede, el dentista detendrá el tratamiento y seguirá solo una vez resuelto el problema.

Escucha música

Aunque normalmente hay música en la sala de espera, tú puedes llevarte la tuya propia para escuchar con los cascos.

Y quien dice música dice tu audiobook favorito o el podcast que nunca te pierdes. Esto te ayudará a distraerte y no darle vueltas a lo que va a pasar o dejar de pasar en la consulta.

También sirve leer un libro, un cómic o lo que más te guste.

Usa técnicas de relajación

No nos referimos a que te pongas a hacer meditación en mitad de la clínica, o ni siquiera en tu casa. Es tan fácil como practicar ejercicios de respiración profunda: inspira lentamente, retén el aire en los pulmones unos cuantos segundos y expira lentamente.

Repite hasta que notes que tu ritmo cardiaco es estable y lento, que ya no sientes nervios.

Ve al dentista acompañado

Suele funcionar muy bien que tu pareja, un amigo o familiar que te inspira confianza, que suelen tener un efecto calmante sobre ti cuando tienes problemas, vayan contigo a la cita. Es un buen apoyo emocional y te sentirás más seguro con la sensación de que con esa persona al lado todo está más controlado.

Por último, si bien esto no es algo que dependa de ti, sí es algo que vas a poder comprobar en esa primera visita que te recomendábamos. Busca un dentista que sepa comunicarse contigo correctamente, a través de la empatía, la calma, la paciencia y que te explique todo lo que te tenga que explicar sobre lo que se va a hacer y cómo. Esto sin duda te va a dejar mucho más tranquilo. Y es que cuanta más información tengas, más seguro o segura te encontrarás de que todo va a salir bien.

De hecho, un odontólogo que sea un buen profesional y que ya tenga experiencia, va a notar enseguida si eres un paciente con miedo al dentista. Suele haber señales muy obvias: desde tensión en la cara, que te frotas las manos, carraspeo o tos nerviosa… Y sabrá manejar estas situaciones.

Además, ten en cuenta algo importante si tienes hijos: el miedo al dentista se transmite de padres a hijos. Lo cual no es nada recomendable.

Si esto ya ha sucedido, o simplemente el niño tiene miedo, puedes prepararle para acudir al dentista leyendo este artículo, donde se explica cuál es el procedimiento que se debe seguir en la clínica con niños que tienen miedo al dentista. De esta manera ambos sabréis lo que va a suceder y eso hará que estéis más tranquilos.

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