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Cómo evitar los problemas bucodentales en verano

Con la llegada del verano solemos relajarnos en nuestra higiene oral como consecuencia de los cambios en los hábitos diarios. Nos cepillamos menos los dientes, consumimos más azúcar y alcohol y nos exponemos con mayor frecuencia al sol. Y estos cambios de hábitos traen consigo un aumento de las bacterias patógenas en la boca.

En nuestra cavidad oral hay millones de bacterias. Las denominadas bacterias “amigas” tienen bajo control a las bacterias patógenas, que son las que pueden producir caries, enfermedad periodontal o mal aliento. En el caso de que se produzca un desequilibrio, denominado disbiosis, aumenta el número de las bacterias “enemigas”. Y este desequilibrio entre bacterias saludables y patógenas es más propenso en verano trayendo como consecuencia diversos problemas bucodentales.

Relajación de los hábitos de higiene

Durante la época estival comemos fuera de casa en numerosas ocasiones. Por ello, y aunque nos resulte más incómodo, es importante seguir la rutina diaria de higiene oral cepillándonos los dientes con pasta dentífrica fluorada, al menos, dos veces al día o después de cada comida principal. De manera excepcional, en los casos en los que no pueda realizarse el cepillado después de comer, podemos masticar chicles sin azúcar y con xilitol. Además, es recomendable utilizar seda dental o cepillo interdental una vez al día para llegar a las zonas donde el cepillo no puede hacerlo.

Cambio de alimentación

En verano consumimos más productos azucarados (incluyendo bebidas carbonatadas), alimentos más grasos y alcohol, lo que incrementa la proporción de bacterias patógenas.

Exposición al sol

Es uno de los menos conocidos, pero es otro de los factores principales que favorece la acción bacteriana, provocando una mayor sequedad en la boca y las mucosas.

Desde el Consejo General de Dentistas, ofrecen las siguientes recomendaciones para prevenir posibles problemas bucodentales en verano:

– Mantener la rutina de higiene con cepillado y pasta fluorada, así como la higiene interdental.
Evitar los azúcares y bebidas carbonatadas, sobre todo, si se consumen fuera de casa.
Hidratación constante, beber abundantes líquidos (preferiblemente agua) y evitar el consumo de alcohol.
– Realizar una visita al dentista y no esperar a después del verano.
– El verano es la época del año en la que se produce un mayor número de traumatismos dentales, por ello se recomienda usar protector bucal en los deportes de contacto.
– Debido al aumento de la exposición solar, es muy importante usar protector labial para evitar posibles lesiones graves, como el cáncer de labio.

Caries y gingivitis

Por su parte, el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la VIII Región (Burgos, Palencia, Soria, Valladolid y Zamora) advierte que las altas temperaturas y los anteriormente mencionados cambios en los hábitos pueden provocar la aparición de patologías como la caries o la gingivitis.

Con la disminución de la saliva pueden aparecer las llamadas boqueras (queilitis angular). Se trata de un ambiente idóneo para la proliferación de las bacterias de la placa bacteriana que aumenta el riesgo de desarrollo de caries o gingivitis. Estas situaciones bucales, junto a la halitosis y la hipersensibilidad, son los problemas bucodentales más frecuentes en verano.

El CODE también destaca los efectos nocivos del tabaco sobre nuestra salud bucodental: “también es muy conveniente evitar los excesos de alcohol y no fumar. El tabaco es un gran enemigo de la boca, porque produce todo tipo de lesiones: cáncer, pérdida de huesos en los dientes, aumento de periodontitis, aumento de manchas o tinciones”, afirma el presidente del CODE, Víctor Zurita.

Traumatismos

Por último, el CODE subraya que tampoco hay que descuidar los tratamientos, sobre todo si se utilizan férulas de descarga para el bruxismo o la ortodoncia. Y que, en el caso de que se produzca un fuerte traumatismo que haga que un diente permanente salga entero de la boca es fundamental no cogerlo nunca por la raíz, siempre hacerlo por la corona.

“Es necesario mantenerlo humedecido. Lo ideal es hacerlo con suero fisiológico, que se encuentra fácilmente en las farmacias. En el caso de no tenerlo a mano hacerlo con leche o incluso dejarlo en el suelo de la boca, manteniéndolo con saliva, pero nunca tiene que quedarse seco, ya que si no sería muy difícil reimplantarlo. Después hay que llamar urgentemente a una clínica dental y acudir, si es posible, en media o una hora como máximo, ya que cuanto más tiempo se tarde disminuye la posibilidad de que el implante tenga éxito”, declara Víctor Zurita.

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