Introducción
Desde la introducción del Níquel-Titanio (NiTi) en el campo de la Endodoncia allá por 1988 (1) muchos han sido los cambios que se han ido incorporando para obtener instrumentos mucho más flexibles, y que respeten el binomio eficacia-seguridad.
Haapasalo y Shen (2) realizaron una revisión sobre el pasado y presente de las limas de NiTi, dividiendo los instrumentos que habían sido fabricados en cinco generaciones. Desde la introducción en 1992 del primer instrumento de NiTi accionado de manera rotatoria (primera generación) hasta lo que los autores denominan quinta generación, allá por 2013, se han ido introduciendo muchos avances: cambios en la sección, modificaciones en el ángulo de corte, variaciones en la conicidad dentro del mismo instrumento, mejoras en la metalurgia del NiTi, introducción del movimiento alternante o reciprocante y alteraciones en el centro de rotación del instrumento. Todas estas evoluciones han hecho que poco a poco el odontólogo general y/o endodoncista disponga de instrumentos para conformar el sistema de conductos mucho más competente.
De todas formas, desde 2013 hasta finales de 2020, las casas comerciales (cada vez más) introducen nuevos y variados instrumentos, con el afán de hacerse con el mercado. Existen, hoy en día, más de 50 marcas de instrumentos distintas, y muchas veces el clínico no es capaz de seleccionar aquel o aquellos que puedan resultar más interesantes. Grandes campañas de marketing nos intentan convencer para que elijamos uno u otro instrumento. Debemos seleccionar un sistema de instrumentación, que permita conseguir los objetivos que debe cumplir un tratamiento de conductos: conformación, desinfección y obturación tridimensional que evite la aparición de periodontitis apical, o en caso que exista, permita su reparación (3).