Dr. Miguel Peñarrocha, presidente de SECIB (Sociedad Española de Cirugía Bucal)
-¿Cómo se está viviendo en SECIB la actual crisis sanitaria?
-El COVID-19 ha resultado ser mucho mas peligroso de lo que parecía, al menos en personas de edad avanzada y con patologías previas, ataca a múltiples órganos y se transmite básicamente por saliva; esto nos coloca en medio de la tormenta. Los cirujanos bucales tenemos muchos pacientes que pertenecen a estos grupos de riesgo y debemos seguir cuidándolos y atendiendo sus necesidades. Para la Sociedad Española de Cirugía Bucal y sus socios, la crisis es tan grave como para cualquier dentista.
Los odontólogos y los cirujanos bucales estamos entrenados en el tratamiento de pacientes con enfermedades infecciosas susceptibles de transmisión y habituados a medios de protección y aislamiento. Nos enfrentamos a un virus nuevo, del que aprendemos cosas cada semana y con un enorme potencial contagioso. La seguridad ha sido siempre una preocupación en las clínicas dentales, habituadas a tratar pacientes con enfermedades infecciosas, como la hepatitis C o el VIH. Sin embargo, la aparición de este nuevo virus supone un gran reto, necesitamos conocer las nuevas publicaciones sobre éste y adaptar los procesos de trabajo, en función de los nuevos conocimientos, mejorando la protección personal, la protección de nuestros compañeros de trabajo y nuestras familias, de los pacientes y acompañantes. Los miembros de SECIB con especial dedicación a la Cirugía Bucal y la Implantología están absolutamente implicados en esta lucha contra el COVID-19.
-¿Cómo será a partir de ahora la práctica odontológica?
– Durante estas semanas de aislamiento hemos estudiado lo que se sabe del virus y organizado los protocolos de trabajo, en esto nos han ayudado y lo siguen haciendo, las instituciones públicas de salud, las revistas científicas, las organizaciones colegiales, las sociedades científicas y la industria, que también se ha puesto en la tarea, contribuyendo con sus aportaciones para luchar contra el virus.
Los nuevos protocolos van a suponer un reto en nuestro trabajo, lógicamente tendremos que adaptarnos a este tipo de cambios. En Wuhan, el origen de la pandemia, ya han pasado por el tratamiento dental en época de crisis. Según Meng y cols. 2020, la Escuela y el Hospital de Estomatología de la Universidad de Wuhan, desde el 24 de enero del 2020, en plena epidemia de coronavirus, a pesar del número de casos confirmados en Wuhan, se trataron más de 700 pacientes por urgencias odontológicas, asistidos por 169 profesionales, con medidas de protección adecuadas. Todos los tratamientos dentales fueron registrados diariamente, y los pacientes y sus acompañantes proporcionaron su número de teléfono y su dirección para controlar posibles casos con infección por COVID-19 en el futuro. No hubo ninguna infección por COVID-19 entre el personal, ni en los pacientes, lo que confirmó la efectividad de las medidas instauradas de control de infecciones en la prevención de la transmisión del COVID-19.
En España, en la fase de alarma, se han cerrado las clínicas dentales para la asistencia odontológica rutinaria, permaneciendo abiertas únicamente para las urgencias. En la situación crítica actual, se están tratando muy pocos pacientes, con el mayor cuidado posible y haciendo el seguimiento de todos ellos. Cuando se recupere la actividad clínica dental normal nos enfrentaremos a nuevos desafíos. Debemos tratar un menor número de pacientes al día, organizar las citas previas, el triaje, contar con la previsión de mascarillas de protección, pantallas de protección, sistemas más potentes de aspiración, minimizar los aerosoles, guantes, batas y gorros de protección. También incorporaremos mejoras en la ventilación de las clínicas, filtros y dispositivos para purificar el aire y extremaremos las medidas de higiene de superficies. Y debemos asegurar mediante test que los pacientes sometidos a intervenciones quirúrgicas importantes no tienen la enfermedad.
-¿Esta situación tan complicada traerá cosas positivas?
-De todo se aprende, y desde luego esta pandemia es un enorme reto, para todos nosotros y para nuestra profesión. Desde el punto de vista científico, supone estudiar una nueva enfermedad, donde todos los investigadores del mundo trabajan con rapidez y comparten sus conocimientos. Es impresionante el número de artículos en PubMed existentes sobre el COVID-19, ya más de 10.000, una cantidad enorme al compararla con las publicaciones que se dedican a el resto de enfermedades infecciosas. Eso está haciendo que nuestros conocimientos de este virus sean cada vez mejores.
Nos va a costar esfuerzo la lucha contra el COVID-19, las clínicas odontológicas están siendo adaptadas para trabajar en este nuevo escenario, nuestros espacios de trabajo son seguros para los pacientes y los profesionales. También adaptan y buscan nuevos protocolos otros sectores, como la hostelería, la aviación o la industria de espectáculos. Para todos va a ser duro, pero nosotros tenemos mucho camino andado, ya estamos acostumbrados al manejo de enfermedades infecciosas, a la asepsia, a los trajes de aislamiento, a las mascarillas y a los autoclaves; nada nuevo para los cirujanos bucales y los odontólogos. Desde la SECIB ya hemos participado en la ayuda a los profesionales con especial dedicación a la Implantología y a la Cirugía Bucal, mediante la creación de un apartado en la página web de la Sociedad donde se suben los artículos interesantes y los protocolos recomendados sobre el COVID-19, para que los socios y profesionales del sector tengan fácil acceso a la información.
– ¿Qué mensaje quiere transmitir a sus socios y al resto de colegas sobre el futuro más a corto plazo que espera a la profesión?
– Somos una de las profesiones sanitarias que más cerca trabaja de los fluidos corporales del paciente, junto a otorrinolaringólogos, oftalmólogos, etc., y todos estamos afectados de un modo claro por este virus nuevo. Tenemos antecedentes de pandemias, que, de un modo similar al de ahora, afectaron a la humanidad, provocando grandes sufrimientos y cambios en épocas anteriores. Está claro que este virus ya ha supuesto importantes cambios sociales, sanitarios y económicos en todos los países del mundo, y va a seguir produciendo grandes transformaciones en nosotros y en la Odontología. Sin embargo, estamos mejor preparados que nunca para luchar contra esta enfermedad, y disponemos de más conocimientos y mejores medios que nunca.
En España, las instituciones sanitarias públicas, las sociedades científicas, las revistas científicas, los colegios y las organizaciones profesionales, la industria del sector, … buscan la excelencia en su trabajo; todos han ofrecido su mejor disposición frente a esta pandemia, y, sin duda, cada vez seremos mejores y más eficaces contra el virus para favorecer la salud de nuestros pacientes. Desde la SECIB somos positivos y esperamos que pronto pase esta pandemia. Estamos trabajando para tener un escenario de tranquilidad en el tratamiento odontológico, en especial en lo referente a la Cirugía e Implantología Bucal, como siempre ha sucedido en nuestra profesión.