En el consumo de las clínicas dentales españolas aumenta de forma evidente el peso de los productos vinculados al mundo de la Odontología Estética.
Si focalizamos el análisis en líneas de producto tales como los composites estéticos, los sistemas de blanqueamiento, los cementos adhesivos, los productos para la higiene oral y los accesorios de restauradora vinculados a la realización de obturaciones en composite, podemos observar un fuerte aumento del peso de dichos productos con relación al mercado total desde 2010 hasta la actualidad.
Ya en 2010, año en el que el Instituto de Investigación Key-Stone puso en funcionamiento el sistema Sell-Out Analysis, basado en un panel de distribuidores locales y destinado a la medición constante de la evolución de las ventas de productos dentales, tanto en los grandes segmentos, como en familias de producto específicas, el peso de la Odontología Estética era de un 23%. En 2018 esta proporción se eleva hasta alcanzar el 27% del mercado total.
Para analizar detalladamente este fenómeno, resulta interesante observar la evolución del consumo de Odontología Estética en el curso de los ochos años analizados: el gráfico (con base fija año 2010), muestra cómo los productos vinculados a la Estética han desarrollado un valor añadido del 63% con respecto a casi un 30% alcanzado por el resto de los productos de consumo de la Odontología general. Los datos presentados demuestran entonces que la Odontología Estética, a pesar de tener un peso del 27% con respecto al mercado total, es en realidad el factor de crecimiento más relevante.
El desarrollo constante en el tiempo revela además en qué medida la estética se ha convertido en una cuestión relevante para el mundo odontológico: el objetivo estético se está convirtiendo en un driver que impulsa el sector, adquiriendo el protagonismo en la demanda de los pacientes y atribuyendo a la oferta de la Odontología Estética una potencialidad cada vez mayor. En una sociedad, por lo general, orientada a la estética, el papel recurrente de la boca, desde un punto de vista psicológico y social, adopta una gran centralidad, reflejándose en una demanda cada vez más orientada a la satisfacción de los propios deseos, en detrimento de la cura de patologías. Todo ello desarrolla situaciones en las que no se produce una verdadera necesidad funcional y el dentista debe satisfacer exigencias cada vez más subjetivas. Esta realidad demuestra cómo la Odontología del futuro se vinculará cada vez menos con bocas enfermas y necesitadas de tratamientos, dirigiéndose cada vez más hacia las «bocas sanas».