Introducción
Actualmente, son muchos los pacientes que demandan tratamientos odontológicos estéticos por diversas razones: desde la satisfacción personal hasta necesidades de tipo laboral (1). El referente estético dental en nuestra sociedad viene determinado por varios factores, entre ellos, uno de los que más insatisfacción produce es un color anómalo del diente (2). El blanqueamiento dental es un procedimiento terapéutico que posibilita la eliminación de las discoloraciones dentales y satisface, de este modo, las demandas estéticas del paciente. Es una técnica poco invasiva y conservadora que no altera la forma natural de los dientes (3). Los posibles factores que pueden modificar el color de los dientes son externos e internos. Los clasificados como factores externos afectan a la superficie externa del diente y los factores internos influyen en la propia estructura interna del diente.
Disponemos de varios agentes blanqueantes que pueden emplearse, unos son de acción oxidante, otros de acción erosiva, otros abrasiva y otros actúan de forma mixta. Los más eficaces son los primeros (3).
El blanqueamiento dental, aunque pueda parecerlo, no se trata de una técnica actual, pues ya los primeros intentos datan de 1848 en dientes no vitales y de 1868 en dientes vitales, utilizando peróxido de hidrógeno como agente blanqueador (4).