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Dentistas en la España vaciada

Así es el día a día de los odontólogos rurales

Recorremos varios pueblos de la geografía española para conocer de cerca el trabajo diario de los dentistas que desarrollan su labor en zonas rurales. De Jaén a Asturias y de Huelva a Madrid. Gaceta Dental ha conocido de cerca las historias de varios profesionales que, en su momento, decidieron emprender su aventura como dentistas lejos del entorno urbano. ¿Cómo trabaja un ortodoncista que visita a diario varios pueblos de la Serranía de Ronda? ¿Tienen acceso a todos los recursos odontológicos? ¿Es rentable para un odontólogo abrir su propia clínica en una población pequeña? Encontramos respuesta a todas estas cuestiones gracias a los testimonios de los odontólogos que cuentan su experiencia en este reportaje.

En los últimos años, el debate político y social del país ha puesto el foco en un problema que afecta a una parte importante de la ciudadanía. La España vaciada, referida a las zonas rurales que sufren despoblación, provoca que sus habitantes carezcan de determinados servicios profesionales y, por tanto, tengan que desplazarse a las ciudades más cercanas para recibirlos.

El ámbito de la Odontología cuenta en este tipo de localizaciones con ciertas peculiaridades en comparación con la parte de la profesión que se desarrolla en zonas urbanas. La odontóloga Marta García Vázquez ejerce en la única clínica dental que hay en Cárcheles, un pueblo de alrededor de 1.400 habitantes en la provincia de Jaén. Desde que se abrió la consulta, hace ahora un año, es la primera vez que los vecinos de esta localidad jiennense no tienen que desplazarse más de 20 kilómetros para ir al dentista. Antes, acudían, en su mayoría, a las ciudades de Jaén o Granada.

«Tenemos que adaptarnos al horario de los trabajadores del campo», Dra. Marta García

Así lo explica la propia Dra. García, al asegurar que «la mayor parte de la población rural trabaja en el campo y sus horarios son muy diferentes a los de la población que reside en zonas urbanas. La mayoría de las veces es necesario adaptarse a este horario y planificar así las citas para realizar los tratamientos. Al fin y al cabo, ofrecer un buen servicio implica adaptarse al paciente».

Esta es la única diferencia significativa que la Dra. Marta García observa entre trabajar como odontóloga en un pueblo y hacerlo en una ciudad.

Plétora profesional

Las zonas rurales suponen para muchos dentistas una oportunidad para desarrollar su trabajo. Aquellos pueblos que hasta ahora no contaban con una clínica dental ofrecen oportunidades para muchos odontólogos. ¿Es este aspecto positivo frente al exceso de dentistas en España? ¿Existe una menor competencia y más oportunidades en un pueblo?
El problema de la plétora profesional en Odontología es una realidad. Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el número de dentistas colegiados en España en 2018 revelan un aumento de estos profesionales. En concreto, han registrado un incremento del 3% con respecto al año anterior. Actualmente en nuestro país hay 37.787 odontólogos, 976 más que en 2017.

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La Dra. Marta García en la clínica dental de Cárcheles, la primera que ha abierto sus puertas en este pueblo de Jaén.

Desde el propio Consejo General de Dentistas se alerta de la situación desde hace años. Consideran que la plétora profesional en Odontología es un problema de primer orden y que la profesión necesita que las autoridades competentes tomen las medidas pertinentes para regular el número de egresados. De lo contrario, afirman que la situación seguirá agravándose promoviendo un panorama desalentador para las expectativas de futuro de los odontólogos.

Los dentistas que trabajan en pueblos no creen que desarrollar su labor en zonas rurales suponga un beneficio significativo en este sentido. De hecho, muchos de ellos destacan las desigualdades geográficas que padecen al trabajar en estas zonas.

Enrique J. Verdugo Palma es ortodoncista y presta sus servicios en diferentes clínicas dentales de varios pueblos de Málaga. «Existen zonas rurales donde se complica el acceso a tratamientos odontológicos por la ausencia de dentistas y clínicas. En algunos pueblos el acceso es malísimo, no hay autovías, existen carreteras nacionales en mal estado y nadie quiere abrir una clínica allí». Por su experiencia, este profesional pone como ejemplo la Serranía de Ronda. «Allí hay muchos pueblos cuyos habitantes tienen que trasladarse hasta Ronda o Marbella para recibir atención bucodental. Si hubiese un control por ratio como sucede con las farmacias, se garantizarían clínicas en todos los municipios. No se valoraría tanto la rentabilidad, sino la demanda de la población», propone este odontólogo.

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El Dr. Enrique J. Verdugo es ortodoncista y trabaja en varios pueblos de Málaga.

«Existen zonas rurales donde se complica el acceso a tratamientos por la ausencia de dentistas», Dr. Enrique J. Verdugo

Otra de las dificultades que los dentistas encuentran en el día a día de su trabajo en zonas rurales es el acceso menos inmediato a determinadas pruebas diagnósticas necesarias para ofrecer un buen tratamiento al paciente, según el Dr. Enrique J. Verdugo. «En este sentido, si la población es pequeña, es raro que existan centros de diagnóstico radiológico que hagan todas las pruebas que el odontólogo necesita para hacer un buen diagnóstico», explica.

En este aspecto, la Dra. María Prado, que trabaja en Villaviciosa y Ribadesella, dos pueblos del Principado de Asturias, coincide con su colega malagueño al afirmar que las desigualdades geográficas en España son una realidad en la tarea diaria del dentista. «Muchos visitadores de laboratorios ni siquiera pasan por aquí y es más complicado organizar los portes de los trabajos protésicos al laboratorio, ya que suelen estar en las ciudades. Además, los servicios de mensajería y transporte funcionan peor y pasan con menos frecuencia. Al final, es cuestión de organizarse bien, pero sí que se nota la diferencia. No puedes recoger una prótesis rota y entregarla reparada al día siguiente», precisa.

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La Dra. María Prado ejerce como dentista en las poblaciones asturianas de Ribadesella y Villaviciosa.

De este modo, en muchas ocasiones, el paciente no duda en acudir a las ciudades más cercanas para tratarse. «Uno de los mayores retos para el profesional de la Odontología que abre una clínica en una pequeña población es la competencia. Lo que complica más la situación en un pueblo es que los habitantes están acostumbrados a buscar determinados servicios en la ciudad más cercana, así que nos toca ‘competir’ con las otras clínicas del pueblo y con las que están en la ciudad. Igual que van de tiendas o al cine a Gijón, también hay gente que va allí al dentista, aunque lo haya en el pueblo», explica la Dra. Prado.

«Es complicado organizar los portes de los trabajos protésicos al laboratorio», Dra. María Prado

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