Ampliamos los términos que se han ido añadiendo al vocabulario y a la práctica diaria de clínicos y técnicos, junto con la Sociedad Española de Odontología Digital y Nuevas Tecnologías (SOCE). Descrube los últimos de este mes.
Artefacto. Cualquier rasgo que no está presente en el objeto real del que hemos tomado la imagen, pero aparece en el resultado final. Una artefacto es, a veces, el resultado de un manejo incorrecto del operador y otras una consecuencia de procesos naturales o propiedades del cuerpo humano. En un escaneado intraoral se pueden producir detalles que no estaban presentes en el original, usualmente en forma de sombras o rayas. Estos defectos suelen estar producidos por un movimiento inesperado del paciente o por un escaneado demasiado rápido y brusco. Habitualmente los artefactos se encuentran «adheridos» a la superficie que estaba siendo escaneada en ese momento por lo que es necesario borrar esa parte y volverlo a escanear. Es importante estar familiarizado con su aparición, ya que pueden ocultar o enmascararse como patología. También pueden tener como resultado una prótesis mal ajustada y, además, pueden dar lugar a falsos negativos o falsos positivos.
Escáner de contacto. Se trata de escáneres que sondan el sujeto a escanear a través de contacto físico. Mientras el objeto está en contacto con o descansando sobre una placa de precisión de superficie plana, granulada o pulida hasta un valor específico de rugosidad superficial. Si el objeto a ser escaneado no tiene una cara plana o no es estable sobre su cara plana se puede mantener en su lugar mediante una fijación. Este tipo de escáneres no es de los más usados, ya que ha sido superado en precisión y tiempo por los escáneres ópticos.
Oclusión dental algorítmica (ODA). Se trata de algoritmos computacionales empleados para establecer una oclusión virtual y sus movimientos relacionados. Estos codifican los movimientos físicos de cada diente, sus antagonistas y los adyacentes. La gran ventaja de la ODA es que permite perseguir la meta de la oclusión perfecta –según lo definido por los estándares clínicos– gracias al incansable esfuerzo de los ordenadores.
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