Los tres superpoderes

David McClelland, psicólogo estadounidense, realizó una investigación acerca de la necesidad de logro de los individuos en las organizaciones. McClelland encontró que los grandes realizadores se diferencian de otros por su deseo de llevar a cabo mejor las cosas.

Buscan situaciones, en las que tengan la responsabilidad personal de brindar soluciones a los problemas, situaciones en las que pueden recibir una retroalimentación rápida acerca de su desempeño, a fin de saber si están mejorando o no y, por último, situaciones en las que puedan entablar metas desafiantes. No obstante les molesta tener éxito por la suerte, es decir, prefieren el desafío de trabajar en un problema y cargar con la responsabilidad personal del éxito o fracaso. Además evitan las tareas no muy fáciles o muy difíciles. Al superar obstáculos, desean sentir que el resultado, es decir su éxito o fracaso, depende de sus propias acciones. Los grandes realizadores se desempeñan mejor cuando perciben que tienen una oportunidad de éxito del 50% y una de fracaso del 50%, pues así poseen una buena posibilidad de experimentar sentimientos de logro y satisfacción de sus esfuerzos.

Por otra parte, los individuos que poseen una alta necesidad de poder disfrutan el encontrarse a cargo de los demás, se esfuerzan por influenciarlos, además ansían ser colocados en situaciones competitivas y dirigidas al estatus, y tienden a interesarse más por el prestigio y la consecución de influencia sobre los demás, que en el desempeño eficaz.

Está demostrado que tener un determinado nivel económico o el poder no tiene que estar unido al concepto de felicidad. A menudo, en los procesos de coaching ejecutivos que realizamos con profesionales responsables de clínicas dentales aparecen objetivos que van más allá del propio éxito profesional o de poder, referidos a la consecución de objetivos económicos, dirección, formación o crecimiento profesional. En muchas ocasiones comprobamos cómo cuando, según la pirámide de Maslow, se tienen cubiertos los niveles básicos de supervivencia, pertenencia y seguridad, el ámbito espiritual reclama su espacio, convirtiéndose en una aspiración permanente entre muchos de los odontólogos y empresarios con los que trabajamos. Cuando el éxito es una condición permanente, aparecen nuevos objetivos en los que la idea de éxito material pasa a un segundo plano, por permanente, dando pie a la necesidad de encontrar el propósito profundo de cada individuo, siendo la ayuda en su búsqueda, una de las peticiones que más ocasiones se solicita.

«Felicidad nacional bruta»

En el Reino de Bután, un pequeño país de tan solo 800.000 habitantes, del sur de Asia ubicado en la cordillera del Himalaya, que limita al norte con la República popular China y al sur con la India, su rey, Jigme Singye Wangchuck, ideó en 1972 como respuesta a las críticas de la constante pobreza económica de su país, el concepto «Felicidad Nacional Bruta». Este concepto se aplicaba a las peculiaridades de la economía de Bután, cuya cultura estaba basada principalmente en el budismo, para distinguirlo del objetivo gubernamental habitual del «Producto Nacional Bruto». La Felicidad Nacional Bruta no posee una definición cuantitativa, es una condición cualitativa que es comparada discutidamente con el Indicador Genuino de Progreso, que, al contrario del PIB, califica el bienestar y la felicidad. Las dos medidas coinciden, sin embargo, en que valores subjetivos como el bienestar son más relevantes e importantes que los valores objetivos como el consumo. No puede ser medido directamente, pero sí los factores que lo alteran.

Referentes mundiales

El pasado mes de mayo tuve la oportunidad de asistir a una conferencia de dos de los referentes mundiales en sus áreas, Daniel Goleman, conocido como el padre de la «inteligencia emocional», y el Dr. Mario Alonso Puig, que es especialista en cirugía general del aparato digestivo y en medicina cuerpo-mente. A modo de introducción explica que durante una conferencia que impartió en Ixtapa, México, pidió a los asistentes que hicieran dos cosas. En primer lugar, les pidió que se pusieran en pie y señalaran con su dedo índice dónde pensaban que estaba el norte. Cada una de las personas presentes, señalaron a los más diversos lugares. Posteriormente, pidió a todos los asistentes que con el mismo dedo apuntaran hacia sí mismos. El Dr. Alonso comenta que la conferencia que le habían pedido impartir era acerca de la felicidad, y con aquel ejercicio buscaba llamar la atención sobre dos elementos que considera esenciales. Uno de ellos es la disparidad de criterios a la hora de determinar dónde está la felicidad. El segundo tema es hacia dónde apuntaron los asistentes a la conferencia cuando les pidió que se señalasen a sí mismos. La mayoría de ellos apuntaron a sus cabezas. El resto, señalaron la región de su corazón. Claramente quedó reflejado que unas personas identifican su cabeza como el lugar en el que se asienta su identidad, es decir, en la razón (la influencia del cogito ergo sum cartesiano en nuestra sociedad es indiscutible), mientras que otros la ubican en su corazón, o lo que es lo mismo, en el siento, luego existo. Quien se identifica únicamente con la razón será incapaz de percibir aquellos aspectos más sutiles de la realidad. Quien se identifica tan solo con el corazón, tal vez encuentre más difícil moverse de una forma práctica y efectiva en este mundo material en el que se desenvuelve la vida.

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Marcial Hernández (i) junto al Dr. Mario Alonso Puig, autor del libro «Los Tres Superpoderes» (Espasa).

El Dr. Alonso propone unificar ambas perspectivas y añadir una tercera si queremos alcanzar la felicidad y el bienestar en general, tenemos que hacer algo todos los días para conseguirlo. Nada de lo analizado es capricho de interpretaciones, al contrario, se sostiene sobre una base científica sólida.

«Corazón inspirador»

Cuando habla del corazón, se refiere al sistema límbico, es decir a la parte de nuestro encéfalo de donde emana la motivación para las cosas que hacemos, y por esto es fundamental para el entusiasmo y la pasión. El corazón nos provee de inspiración, de la energía que requerimos para avanzar de manera comprometida y entusiasta. Del corazón surge la resolución por cambiar, por mejorar.

El de la cabeza es el poder de la estrategia o el método. Surge de las áreas frontales del cerebro y se conoce como «cerebro ejecutivo». La cabeza nos aporta la estrategia, la brújula, el criterio que necesitamos para no extraviarnos, para dar con el rumbo correcto.
Por último, el de las manos recoge la disciplina del entrenamiento. Todos sabemos que si no nos esforzamos y buscamos realizar las cosas cada vez más y mejor, no conseguiremos nuestros objetivos. Este poder se sitúa en el tronco del encéfalo, en concreto, en el llamado sistema reticular activador ascendente. Las manos simbolizan el entrenamiento. Todos sabemos que sin acción no hay resultados. La disciplina es propia de los grandes campeones.

La clave está en saberlas combinar a la vez. Es lo que propone el doctor en su libro «Los Tres Superpoderes» (Espasa) con la intención de que sirva de guía para quien lo desee, consiguiendo mejorar sus niveles de salud, bienestar y felicidad, por medio de la acción. Su propósito es inspirar y que el lector encuentre la estrategia y el entrenamiento para que pueda aprender a utilizar estos tres elementos para alcanzar ese estado de bienestar general que muchas personas buscan y que comprende a la vez la salud, la mente y la felicidad.

A raíz de un impresionante viaje a Bután y en base al índice para medir la Felicidad Nacional Bruta del país, el Dr. Mario Alonso Puig establece nueve ítems para conseguir la Felicidad Personal Bruta:

1. Organízate un plan de ahorro. «No vivas por encima de tus posibilidades y busca maneras de aumentar tus ingresos para que el dinero no sea motivo de angustia en tu vida».
2. Infórmate de las ofertas educativas. «No dejes de formarte».
3. Sé respetuoso con la naturaleza. «No consumas más de lo que necesitas».
4. Haz más vida social con aquellas personas que sabes que te quieren. «Diviértete con ellos».
5. Vigila lo que comes, camina más, toma el sol y procura dormir siete u ocho horas al día.
6. No luches contra tus sentimientos negativos. «Elige enfocarte una y otra vez en lo positivo».
7. Aprecia la literatura, el teatro, el arte, las celebraciones religiosas o laicas.
8. Convierte en una prioridad diaria cuidarte. «Desde un poco de ejercicio físico hasta unos minutos de meditación. Pasa más tiempo con tu pareja, con tus hijos, con tus compañeros».
9. Y mejora tu liderazgo. «Ten un gesto de valoración, de confianza, de apoyo a tus familiares, tus amigos y tus compañeros de trabajo».


VP20 Consultores es miembro del Club Excelencia en Gestión y del Club de Evaluadores Acreditados de la EFQM. Además es la empresa líder en España en consultoría y marketing dental. Con 20 años de experiencia en el sector y, habiendo trabajado en más de 2.000 clínicas privadas con resultados más que satisfactorios, es sinónimo de éxito en la implantación de herramientas de gestión eficientes entre sus clientes. De todas las técnicas utilizadas, cabe destacar el Coaching Dental. Ésta es una herramienta que lleva siendo utilizada en empresas de todos los ámbitos de EE.UU. desde hace más de 30 años. El Coaching ofrece una amplia visión de dirección y gestión de la clínica a los responsables de la misma, haciendo que sus aptitudes mejoren y esto se traduzca en un aumento de la cartera de pacientes y de los beneficios de la clínica. Para más información: www.vp20.

Autores

Coach Certificado por Bureau Veritas en Nivel Platino. National Excellence Assessor EFQM. Experto en Coaching Dental, Gestión y Marketing Dental. Director General VP20 Consultores.

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