El Congreso Mundial de la FDI pone sobre la mesa el abordaje de este defecto congénito que afecta a uno de cada 700 niños en el mundo. Los dentistas pediátricos son claves en la rehabilitación de estos pacientes.
El labio leporino es un defecto congénito que afecta a uno de cada 700 menores en todo el mundo. Se trata de un problema que pone en jaque la salud de los pacientes, sobre todo, en países subdesarrollados. Así se ha destacado en el Congreso Mundial de la Federación Dental Internacional (FDI) que se ha celebrado en San Francisco, Estados Unidos.
La Dra. Kathryn Kell, directora general de la FDI, ha explicado que «solamente en la India, estimamos que cada día nacen 100 niños con labio leporino y muchos de ellos no sobreviven. En Estados Unidos nace un niño con afectado por este problema cada 75 minutos». Por ello, ha manifestado el interés de la FDI por apoyar a este grupo de pacientes.
En este contexto, la FDI y la ONG Smile Train han unido sus fuerzas para el lanzamiento de un proyecto que tiene como objetivo mejorar el tratamiento de los niños con labio leporino. Ambas entidades desarrollarán recursos de formación para dentistas, dado su alto grado de implicación como profesionales sanitarios en el abordaje de este defecto congénito.
La rehabilitación y el cuidado de los niños con labio leporino incluye a especialistas de Enfermería, Cirugía Plástica y dentistas. Sin embargo, en muchos países con ingresos bajos carecen de los recursos suficientes para atender de manera óptima a los pacientes.
Por su parte, Susannah Schaefer, directora general y consejera delegada de Smile Train, ha señalado su intención de «destacar el importante papel que juegan los dentistas dentro del equipo de cuidado de labio leporino. Un cuidado dental regular para niños afectados es esencial para tratar su riesgo aumentado de enfermedades orales. Es importante para los profesionales de la salud oral guiar a los pacientes con labio leporino y a sus familiares en su higiene oral, ayudándoles a mantener la boca sana y una mejor calidad de vida».