El mercado dental está raro. En petit comité son muchos representantes de marcas de implantes quienes comentan que las ventas durante el primer trimestre del año en su territorio comercial han disminuido cerca de un treinta por ciento con respecto al mismo periodo de 2018.
Puestos a buscar argumentos que justifiquen estas preocupantes cifras recurren al incremento del número de hipotecas solicitadas para la compra de viviendas, que en enero de este año fue un 76% más que las firmadas en el mes de diciembre inmediatamente anterior, lo que, aseguran, hace que el paciente se retraiga en el gasto destinado a cuidar sus dientes para afrontar los pagos mensuales al banco. Otro argumento esgrimido por más de uno es la competencia llegada de países extracomunitarios, especialmente asiáticos y sudamericanos, con un producto de una calidad muy inferior, pero más barato, que incide en las ventas de las marcas más punteras. Hay opiniones y tesis para todos los gustos.
«El tema del descenso en las ventas de los implantes no es el único que pone de manifiesto al extraño momento que vive el sector dental»
Los hay que optan por buscar la explicación en la mejora de la práctica de la Endodoncia y el cada vez más extendido concepto de tratar de salvar la pieza afectada hasta el último momento dejando el implante como último recurso. Pero no falta quien achaca esta disminución en las ventas de implantes a la caída y desprestigio de cadenas y franquicias que utilizaban el implante como tratamiento estrella porque era el más rápido y el que más beneficios proporcionaba a corto plazo, lo que, de paso, les convertía en grandes compradores. A decir de algunos, esa mala praxis ha influido para que el modelo de clínica tradicional haya modificado su discurso y recele ante sus clientes de echar mano del implante a las primeras de cambio optando por un tratamiento alternativo.
Hay quienes, sin embargo, se escudan en la situación política para justificar el mal dato. El anuncio hecho a mediados de febrero de la celebración de elecciones generales también parece haber sido un generador de incertidumbre y, en consecuencia, un factor más de los que contribuyen al retraimiento en el gasto. La desaceleración en el crecimiento económico, no solo en España sino sobre todo en países como Alemania y Francia, la guerra comercial China-USA y, cómo no, el traído y llevado Brexit son otros de los considerandos a los que se recurre en los comentarios sobre el momento actual, que, también se ha notado en otros sectores, como el del automóvil o el de la moda.
Incertidumbre
Pero ciñéndonos al ámbito que nos ocupa, el tema del descenso en las ventas de los implantes no es el único que pone de manifiesto al extraño momento que vive el sector dental. Las noticias de grandes grupos y cadenas dentales se suceden, y hasta contradicen, para llevar más incertidumbre e inseguridad. Hace unas semanas se anunció la pospuesta de la venta de las clínicas Vivanta que su propietario, Portobello Capital, había previsto y comunicado para el primer trimestre del año. Los sondeos realizados por la gestora de fondos de capital riesgo para tantear el mercado dental han desaconsejado el proceso de venta y recomendado dejar para mejor ocasión sacar el activo a la espera de «reducir posibles dudas sobre el potencial efectivo del grupo» de clínicas dentales y de estética. Un plazo que podría llevar hasta poco antes del verano, en el mejor de los casos.
Otra gestora de fondos, Kartesia, planea invertir 200 millones de euros en España y no se descarta que alguna de las operaciones vaya a parar al sector dental. De hecho, Kartesia ya adquirió a finales de 2018 una pequeña parte de Vitaldent.
Mientras, el propietario de Dentix anuncia que está a la busca de un socio que compre el 30% de su cadena para contar con recursos que le permitan expandirse por ciudades españolas de más de 20.000 habitantes, con idea de abrir alrededor de un centenar de nuevas clínicas, e incrementar su presencia en otros países, sobre todo en Reino Unido. El objetivo final es salir a Bolsa.
Y todo esto cuando siguen apareciendo datos del presunto fraude de las clínicas iDental que, según el auto del juez que instruye el caso, dejó un agujero de más de 23 millones de euros por impagos a la Seguridad Social. Y el que habrá dejado a la industria.