Resultados de una nueva técnica
Introducción
Después de la extracción de un diente, el alvéolo en curación se somete a una inevitable serie de sucesos que tienen el potencial de remodelar las áreas adyacentes de la cresta alveolar. Tal remodelación puede ocasionar una pérdida tanto en el ancho como en la altura del hueso, especialmente en la cara vestibular, lo que a menudo conduce a adversidades tanto desde el punto de vista funcional como estético durante la restauración posterior. En particular, es preocupante el fenómeno de la resorción ósea, que reduce la cantidad de hueso requerida para la colocación y la estabilidad del implante. El manejo predecible de los alveolos postextracción en la región de la zona estética superior del maxilar es un problema desafiante que los clínicos se encuentran de manera rutinaria (1, 2).
Tomasi et al. sugirieron que cuando se plantea la colocación inmediata debe considerarse el grosor de las paredes óseas bucales en las zonas de extracción y la colocación tridimensional del implante, ya que estos factores, además de otros como la edad, el tabaquismo y la razón para la extracción, pueden influir en los cambios de tejidos duros durante la curación. La conexión de una corona provisional de manera inmediata, después de la inserción del implante junto con el injerto del defecto marginal periimplantario facial con hueso o sustitutos óseos, también se han citado como factores que influyen en el resultado final. Esta técnica, denominada preservación de la pared bucal, se usó originalmente cuando se planificó la colocación retrasada del implante. Desde entonces, también se ha utilizado eficazmente junto con la colocación inmediata del implante y la provisionalización (3).
En áreas estéticas, cualquier alteración mínima del tejido blando o duro puede comprometer el resultado final. Por lo tanto, la preservación del reborde alveolar y los contornos del tejido blando es de vital importancia en el resultado final. Dicha preservación se realiza mediante la colocación de biomaterial particulado, tipo xenoinjerto o aloplástico, no tan solo entre el implante y la cortical vestibular, sino entre la cortical vestibular y el periostio, es decir por debajo de los tejidos blandos sin presencia de membranas de larga duración. Para ello es necesario crear previamente y, de una forma muy sencilla, una «tunelización quirúrgica» adyacente a la pared bucal. Hemos comprobado durante más de 6 años que esta técnica evita la recesión o el hundimiento de la pared facial del alvéolo postexodoncia. Este proceso nos permite trabajar en dos direcciones. Por un lado, preservando el volumen vestibular y, por otro, aumentando dicho volumen en los casos en los que la atrofia de dicha cortical ya se haya producido (4).