En teoría, el 29 de marzo próximo se llevará a cabo la desconexión entre el Reino Unido (RU) y la Unión Europea (UE), aunque a estas alturas la dudas para dar por bueno el acuerdo adoptado hace unos meses entre ambas partes son más que las certezas y resulta difícil conocer las consecuencias definitivas del divorcio. Entre otras cosas porque el Parlamento británico no termina por decidirse si es mejor –o menos malo– plantear un nuevo referéndum, adelantar elecciones u optar por una salida brusca. Una pirueta circense en el aire y sin red con unas consecuencias que nadie se atreve a valorar, pero que sin duda supondría un caos económico y laboral, especialmente –y en eso sí parece que todos los analistas están de acuerdo– para los intereses de Londres.
Son muchos los intereses cruzados de ambas comunidades, con empresas enraizadas y ramificadas en ambos lados, así como trabajadores que verían afectados los derechos y condiciones laborales que ahora les asisten. Por ejemplo, el 16,3% de los 41.700 dentistas que trabajan en territorio británico proceden de la UE, varios cientos de ellos, en una cifra que nadie parece conocer exactamente, son españoles que podrían o no tendrían más remedio que plantearse su retorno, lo que vendría a engrosar la nada despreciable cifra de 37.000 dentistas censados en España. Así, disminuiría aún más la ratio de posibles pacientes por cada dentista que ahora es inferior a 1.200, mientras que en el caso del RU es de un dentista por cada 1.600 habitantes. En cualquiera de los casos, muy lejos de los 3.500 por dentista que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Históricamente la UE ha sido una fuente de suministro para el sector dental en el RU, sin embargo en los últimos años estas cifras parecen estar cayendo y es probable que el Brexit haya sido un factor determinante para que 380 dentistas de la UE hayan salido ya del registro oficial británico.
Burbuja universitaria
Más leña para la hoguera de la plétora profesional, que crece en la misma proporción que las 23 facultades de Odontología españolas (12 universidades públicas y 11 privadas imparten 29 titulaciones de grado) producen los más de 2.000 egresados cada año. Tal vez sea uno de los problemas que quiera abordar el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque, cuando el pasado mes de noviembre anunció su intención de pinchar la burbuja de carreras universitarias, que suman más de 8.500 títulos oficiales en las 1.046 facultades y escuelas existentes.
En esta deriva burbujeante se produjo a mediados de diciembre de 2018 el cambio de propietario de la Universidad Europea de Madrid (UEM, con facultad de Odontología), que fue adquirida por el fondo de capital de inversión inglés Permira a la estadounidense Laureate International Universities, tal vez en el marco de la influencia que el Brexit ejerce en muchas de las transacciones comerciales que se producen últimamente. La operación, tasada en 770 millones de euros, que incluye también la venta de las sedes de la misma universidad en Valencia (UEV) y Canarias (UEC), además de la Universidad Europeia en Portugal y el Instituto Portugués de Administración de Marketing (IPAM), está pendiente de cerrarse a lo largo del primer semestre de 2019.
José Luis del Moral