Introducción
La práctica diaria de nuestra profesión entraña una serie de riesgos biológicos serios. Las infecciones cruzadas en la clínica dental tienen una incidencia mayor de la que podemos ver en estudios. Muchos pacientes contraen una enfermedad y no la asocian a un tratamiento odontológico, por lo que los datos de los que disponemos están infravalorados.
En la prensa diaria aparecen a menudo noticias escalofriantes sobre contagios de diferentes enfermedades en las clínicas dentales. Eso, además de una responsabilidad moral, conlleva una serie de actuaciones judiciales lógicas por parte de los afectados. Está en nuestra mano evitar llegar a situaciones en las que se pone en compromiso tanto nuestra salud como la de nuestros pacientes (1, 2).
La correcta utilización de antisépticos y desinfectantes nos va a ayudar a la prevención de infecciones en el gabinete dental.
Las superficies del gabinete o del sillón dental están recubiertas de multitud de microorganismos. Estos microorganismos pueden colonizar la herida quirúrgica y pasar al torrente circulatorio o contaminar los biomateriales utilizados llevándonos a la infección y fracaso de la técnica utilizada.