Dr. José Cruz Ruiz Villandiego, Presidente de SEOENE
El crecimiento de la población con necesidades especiales incrementará la demanda de atención odontológica de ese colectivo en los próximos años. Un gran reto para los profesionales, que necesitan estar adecuadamente preparados para ofrecer servicios de calidad, y sensibilidad por parte de la Administración, que debe atender a un problema de dependencia creciente. De todo ello hablamos con el Dr. José Cruz Ruiz Villandiego, presidente, desde noviembre de 2017, de la Sociedad Española de Odontoestomatología para Pacientes con Necesidades Especiales (SEOENE).
—Del último congreso de SEOENE, celebrado en Salamanca el pasado mes de noviembre, salió usted elegido como presidente de la organización. ¿Cuáles son los principales objetivos que se ha marcado durante su mandato?
—De manera genérica queremos hacernos más visibles en nuestra profesión y en la sociedad (instituciones, sociedades médicas y en la población en general).
De manera más particular, para los pacientes, nuestro propósito es ofrecer un lugar donde enseñarles todo lo que nuestra disciplina puede hacer por ellos, toda la técnica y tecnología que podemos aportar y, fundamentalmente, dónde pueden encontrar profesionales capacitados para atenderles.
Y, para los profesionales, ofrecerles un lugar de asesoramiento, de actualización científica, de sugerencias para formación específica y actividades académicas, de novedades técnicas… Un punto de encuentro con las asociaciones de pacientes y con las instituciones públicas.
—¿Quiénes le acompañan en la junta directiva de esta sociedad?
—Por estatutos somos un grupo de 14 personas y estamos creando diversas comisiones que contarán con la colaboración de más socios.
Forman esta junta: Jacobo Limeres, Javier Silvestre Rangil, Ana López Jiménez, José Ramón Corcuera, Pedro Diz, José Antonio Gil Montoya, José Mª Delgado Muñoz, Francisco Javier Rodríguez Lozano, Lizet Castellanos, Manuel Bratos, Alejandro Escanilla, Mónica Cano, Elena Culebras y Juan García. Una combinación del sector académico, del sector hospitalario y del sector privado. La media de edad puede estar en los treinta y tantos años y somos tres o cuatro los que «envejecemos un poco» la junta.
—¿Cómo es el momento de la sociedad que preside?
—Es una entidad ya consolidada, con peso y reconocida a nivel nacional dentro del ámbito de la Universidad y del Consejo General de Odontólogos, es decir, suficientemente conocida a nivel profesional y no tanto a nivel de la calle.
Es una sociedad que tiene, a través de sus socios, una importante colaboración y presencia internacional (en la IADH –International Association for Disability and Oral Health– y, a través del Dr. Pedro Diz, en la SCDA americana). Pero es una sociedad pequeña, que deberá conciliar sinergias con otras afines para reafirmar su importancia y potenciar los beneficios a los socios.
—¿Cuáles son los pacientes o patologías sobre los que trabaja SEOENE?
—Pacientes especiales, en diferentes sentidos:
• El paciente médicamente comprometido: desde los polimedicados hasta los que sufren alguna enfermedad o patología que obliga a tener una serie de cuidados antes, durante y después de un tratamiento odontológico. Un sector de población cada vez mayor.
• El paciente con discapacidad física, psíquica o sensorial, con diversidad funcional. Enfocando tanto los problemas bucales que pueden asociar como las formas de acceso y tratamiento de su dentadura.
• El paciente geriátrico en sus facetas de compromiso médico y de demencias seniles y Alzheimer. Un tsunami social.
• El paciente con fobia y pánico total al dentista. Tanto niños como adultos.
—¿Está sensibilizado el profesional de la Odontología con la atención hacia este gran colectivo de pacientes especiales?
—Generalmente se sensibiliza cuando le llegan este tipo de pacientes a su consulta. Muchas veces intentando el tratamiento, otras consultando algún libro de pacientes especiales y, frecuentemente, enredando en internet.
El tiempo que exige esto, el desconocimiento sobre los riesgos y, en muchas ocasiones, la alteración del orden y la dinámica de sus consultas les hacen derivar estos pacientes a otros centros que piensan que están más preparados.
—¿Cómo es, a nivel grado, la formación sobre pacientes especiales?
—Hay una manifiesta falta de uniformidad en los diferentes planes de estudio de las universidades españolas: desde asignaturas diferenciadas y específicas hasta incluidas dentro de otras como en Odontopediatría o Gerodontología.
—¿Qué recomendaciones o reivindicaciones hace la SEOENE a nivel formativo?
—Los pacientes con necesidades especiales van a suponer en un futuro inmediato uno de los sectores de población más predominantes y con ellos la demanda de atención odontológica especial será muy importante en nuestras consultas. La SEOENE recomienda adaptar las pautas propuestas por la IADH en su documento «Currículum de Grado en Odontología para Pacientes con Discapacidad o Riesgo Médico», que aborda desde el modelo curricular hasta las técnicas de enseñanza y modelos de evaluación.
—¿Qué contenidos debe abordar una formación de posgrado de garantía? ¿Cuáles son los temas de más interés para el profesional de este campo?
—Los contenidos a desarrollar en un posgrado son innumerables: tratamiento de discapacitados intelectuales, sensoriales, personas con patologías sistémicas severas o desórdenes neurodegenerativos; tratamiento bajo sedación profunda o anestesia general, eliminación de barreras en el gabinete, etc.
Asimismo, creo que el profesional debe aprender a empatizar con el paciente especial y entender su entorno de vida, saber cómo manejarlo y acercarse, ser capaz de abordar las complicaciones que le ofrezca cada caso y conocer lo que le debe exigir al paciente para hacer exitoso el resultado.
—¿Cuáles son las principales dificultades con las que se encuentra el profesional que trata a pacientes especiales?
—Cuando conoces lo que tratas, la técnica y tienes el equipo adecuado y al personal bien formado, no hay mayores dificultades. Hoy en día cualquiera de esas tipologías de pacientes especiales puede transformarse en un paciente «normal».
Es verdad que como profesionales podemos hacer todo, absolutamente todo, en cuestión de tratamientos. Sin embargo, falta el conocimiento y formación de las instituciones, de los familiares, de los monitores y de los propios sujetos sobre los requisitos de prevención, de higiene y de mantenimiento de la boca de los «pacientes especiales».
—¿Qué papel juegan las familias de los pacientes especiales en su salud oral?
—Referidos a los pacientes con discapacidades y dependientes, la familia es fundamental: primero, para ser conscientes de que la boca es otra parte del cuerpo esencial en la vida de las personas y, segundo, para adelantarse a cualquier patología y dolor que muchas veces sufren estos pacientes y, como no pueden trasmitirlo correctamente, genera una invalidez añadida, además de alteraciones del comportamiento y de su equilibrio farmacológico.
Pero muchos de esos pacientes están institucionalizados y, entonces, la responsabilidad y necesidad de conocimiento recae en los equipos de auxiliares o monitores de sus centros.
—¿Sería necesaria la creación de centros específicos de atención odontológica para pacientes especiales?
—En cualquier disciplina odontológica, yo creo que siempre es bueno. Realmente va a ser tan importante la cantidad de pacientes especiales que vamos a ir viendo en las consultas que bastará, para muchos de esos casos, con el buen manejo y conocimiento de técnicas y materiales para trabajarlos sin problema en cualquier clínica dental.
Es verdad que para los casos más críticos serán necesarios centros públicos y privados que puedan cerrar el círculo de atención del paciente considerado como «especial».
—¿Qué contactos tienen con la Administración a este respecto? ¿Es sensible a esta problemática?
—¡Uf! Esta es la España de reinos y autonomías. Resulta difícil generalizar con la respuesta a esta pregunta. Yo me atrevería a decir que sí está sensibilizada la Administración pero lo es más o menos en función de unas u otras autonomías, e incluso llega a ser diferente incluso entre las provincias dentro de cada autonomía.
Precisamente este tema de la Administración y de las instituciones es uno de los principales a abordar en estos años de la nueva Junta. Trataremos de ayudar a crear un sistema y protocolos comunes en toda España. Es un problema social que se va a ir incrementando a medida que la población española vive más años y aparecen más pacientes con circunstancias de dependencia.
—¿Qué modelo de atención sería el ideal para tratar correctamente a este colectivo?
—Como en muchas cosas de nuestra vida y, sobre todo, en sanidad debería ser un modelo que combinara la asistencia pública y la privada. No es difícil y no es más costoso. Ya existe en algunas provincias y autonomías. Pero es fundamental que los pacientes, los familiares, las instituciones, los colectivos médicos y los odontólogos lo sepan; conozcan que existe ese grupo cada vez mayor de pacientes con necesidades especiales y que hay un sistema de atención pública y uno privado capaces de hacer posible que todas las personas, todas, pueden tener una boca y unos dientes saludables.