InicioNoticiasTodo cambia

Todo cambia

Cómo me hace disfrutar Rafa Nadal con sus partidos sobre tierra batida, una superficie que siempre me ha parecido elegante y señorial, aunque no sé yo si estos adjetivos son muy apropiados para hablar de una pista de tenis, en la que el sudor y el esfuerzo priman por encima de los atributos que caracterizan a los patricios. La elaboración de cada punto exige golpes artísticos, a diferencia de cuanto ocurre en una pista más dura, como el cemento, o ese infame hormigón poroso pintado del color del ladrillo que se conoce como tennisquick, superficies burdas, agresivas y ordinarias.

Pero, claro, los tiempos cambian y para ser el número uno, o incluso el cien, en cualquier actividad, hay que adaptarse a todo, especialmente a lo que demanda el negocio, que en el tenis, como en otros deportes, la industria fomenta los cambios.

Una adaptación y transformación que se ha vivido también en la vestimenta de los tenistas. Hasta hace bien poco no había caído en la cuenta de que Nadal, Federer o Djokovic visten camisetas de cualquier color, algo que en mi juventud era prácticamente impensable, hasta el punto de que muchos clubes de tenis obligaban a jugar vestido totalmente de blanco y con polo, o sea, con esa prenda de punto con cuello y botonadura delantera en la parte superior. Era la época del Fred Perry y el Lacoste como sinónimos de categoría, de elitismo, cuando, ciertamente, el tenis era un deporte que en España practicaban cuatro señores, hasta que llegó Manuel Santana y bajó el listón social del juego de la raqueta. Y si se repasan someramente las grabaciones de los partidos de entonces, se puede comprobar que era así, que todos los tenistas lucían polos blancos en las pistas, y hoy no. O sea que las cosas cambian.

No digamos nada de la evolución vivida en el resto del material utilizado por los tenistas. ¿Qué queda de aquellas raquetas Dunlop o Slazenger con marco de madera y cordaje de tripa? Nada. Por no hablar de las zapatillas, tan duras que más parecían madreñas o zuecos que calzado deportivo; mientras que hoy las deportivas, hechas de material transpirable y ligero, hacen levitar a los jugadores. Y el ojo de halcón, y…

En fin, que la tecnología llega para quedarse, porque es lo lógico. Estoy convencido de que, si yo jugase hoy contra Nadal, en mi mejor versión de tenista aficionado de hace cuarenta años, sería incapaz de hacerle, no ya un juego, ni un solo tanto; como tampoco Nadal ganaría al tenista número 100 si el balear jugase con una raqueta y unas zapatillas de mi época y su rival utilizara material actual. Es pura lógica.

Ya veremos qué pasa con la tecnología que nos atañe a nosotros, esa que se presentó hace nada en la IDS de Colonia. Habrá que adaptarse, porque, como en el tenis, se avecinan cambios. Y no me refiero a la vestimenta.

Autores

Director Emérito de Gaceta Dental

artículos relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí
Captcha verification failed!
La puntuación de usuario de captcha falló. ¡por favor contáctenos!