Profesor José Carlos de la Macorra, Decano de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid
Acaba de iniciar su segundo mandato como decano de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid, una nueva etapa en la que el profesor José Carlos de la Macorra augura importantes cambios en el centro. No obstante, el más revolucionario, la propuesta del equipo del rector Carlos Andradas de integrar las facultades de la rama sanitaria en un gran centro de Medicina y Ciencias de la Salud, ha quedado aparcada, decisión, que el decano De la Macorra aplaude y defenderá estos próximos cuatro años.
—Enhorabuena por su reelección. ¿Cuáles han sido los logros en su primer ejercicio como decano?
—Nosotros hemos presentado a la Junta de la Facultad un documento, que hemos denominado «Informe del centro», en el que referimos los principales cambios del mandato. Hemos pensado que es una medida buena el dar a conocer lo que se ha hecho, lo que se está haciendo y lo que se propone hacer.
Parte de los cambios introducidos estaban previstos y empezamos la legislatura con la idea de implementarlos. Pero otros han surgido por la iniciativa de los alumnos, los profesores o el personal de administración y servicios, el rectorado o el gobierno regional o nacional.
Por resumir, diré que hemos implantado la integración de disciplinas en las clínicas de 4º y 5º cursos, algo que ha demostrado con mucho sus beneficios, aun a costa de un gran esfuerzo de todos los implicados. También hemos hecho un gran esfuerzo en establecer, ordenar y hacer accesibles normativas y protocolos y en acreditar y certificar diferentes servicios. Uno de los que nos sentimos más orgullosos es el de atención a pacientes discapacitados, del que hay mucha necesidad en la sociedad, pues estos pacientes tienen requerimientos de sedación muchas veces profunda, y que planeamos reabrir en breve, con nuevas instalaciones. También hemos comenzado el proceso de revisión del Plan de Estudios del Grado, algo que hemos identificado como necesario desde hace tiempo, y que hemos diseñado como un proceso de abajo arriba, con participación a todos los niveles.
No quiero dejar de mencionar que el funcionamiento de las titulaciones oficiales (Grado, Máster o Doctorado) o propias (Magíster, Especialista, etc.) o de la Formación Continua ha seguido siendo normal, lo que es mucho decir en unos tiempos tan convulsos. Y ello precisa de un esfuerzo de todos muy notable, en un centro tan complejo, en el que el mantenimiento y renovación del edificio y los equipamientos docentes y clínicos y la coordinación de los esfuerzos de todos requiere una atención constante.
—¿Se ha marcado nuevos retos en la próxima etapa?
—Como es lógico, queremos mejorar los servicios clínicos y docentes del centro y garantizar que nuestros alumnos puedan aprender todo lo que debemos enseñarles. Ello requerirá en un futuro modificar el esquema académico, ampliando nuestros horarios docentes y clínicos y añadiendo nuevas titulaciones.
Otro asunto que consideramos básico es continuar con la formación de nuestro personal (docente o auxiliar o de servicios), para asegurar que estamos preparados para dar la mejor docencia ahora y en un futuro.
Junto con la mejora que hemos emprendido del Plan de Estudios de Grado y la que planeamos del Máster y el Doctorado estamos seguros de que, cuando acabe la legislatura que empieza, el centro estará mejor preparado para cumplir su misión y continuar con el liderazgo que creemos que tiene.
—¿Establecerá cambios en su equipo?
—Eso será inevitable. Varios miembros del actual equipo ya me han hecho saber que no podrán continuar, por diferentes razones. Hay quien debe jubilarse o quien ve que lleva demasiado tiempo en labores de gestión, y cree llegado el momento de dedicarse a otras cosas o está, comprensiblemente, cansado. No puedo estar más orgulloso del equipo con el que he venido trabajando por su proactividad, dinamismo constante, trabajo y espíritu de colaboración, todo ello animado por el sentimiento común a todos los integrantes de la Facultad de mejorar la docencia y promover las reformas pertinentes.
También hay que considerar que hay figuras, como la de «Coordinador de titulación» o «Delegado», que deben introducirse, y áreas que deben atenderse más cercanamente, dados los tiempos actuales y el futuro previsible. Pretendo trabajar con un equipo lo más plural posible, para que haya más voces y mejor reparto de tareas.
Es una buena oportunidad para que los jóvenes aprendan cómo gestionar un centro y conozcan todos los procesos. Es así como veo yo que estaremos preparados para el futuro: ellos son ese futuro.
—Parece que la Universidad Complutense no va a fusionar finalmente las facultades de Medicina y Odontología como pretendía el equipo del rector Carlos Andradas, ¿cree usted que es una decisión definitiva?
—Lo que hay encima de la mesa es una propuesta, que aún debe ser debatida a todos los niveles. En cuanto a los centros, se diferencia del primer documento en que las fusiones que se plantean son menos, y diferentes. En lo que afecta a la Facultad de Odontología la propuesta original de creación de un gran centro de Medicina y Ciencias de la Salud, donde se englobaría junto con Medicina, Óptica y Optometría y Enfermería, Fisioterapia y Podología, se retira.
Es imposible garantizar que sea una decisión definitiva, pero es muy poco probable que vuelva a contemplarse, al menos en un plazo breve, tras las múltiples reuniones y conversaciones de los involucrados, en las que nos manifestábamos en contra presentando argumentos de todo tipo. Además, estamos seguros de que una reestructuración que contemplase la fusión de nuestra Facultad con otras será siempre negativa para la Universidad, y así podremos hacerlo ver. No solo hay que recordar que la calidad de nuestro centro es la más positivamente considerada de toda la UCM según el último ranking QS, sino que los estudios que aquí se imparten son los más profesionalizantes de la Universidad, y que para ello integramos en la docencia unas clínicas muy demandadas, lo que requiere unas estructuras de gestión únicas en la Universidad, por su especificidad y su volumen. Estoy seguro de que el que hayamos podido hacer ver esto ha sido fundamental en la modificación de la propuesta respecto a nuestra Facultad.
—El rectorado justifica que con este cambio estructural que pretende reducir las 26 facultades a 22 —en un principio se había pensado en dejarlas en 17— se mejorará la organización y planificación del campus. ¿Qué le sugiere ese argumento?
—Ya tras la propuesta original –hablamos de mayo– una mayoría de decanos de la UCM remitimos en carta abierta al rector manifestando nuestra opinión de que la reestructuración proponía modificaciones de estructuras docentes–los centros–, cuando subyacía una intención de reestructurar la administración.
Y eso es lo que ahora se muestra más claramente. En el documento que ahora comenzamos a discutir se proponen la creación de áreas de gestión y otras modificaciones en la estructura administrativa –aunque no muy bien aclaradas– que parecen en principio razonables, aunque puedan ser discutibles.
Una adaptación de las estructuras de la Universidad a las circunstancias actuales viene reclamándose por muchos estamentos desde hace tiempo. La restricción en las reposiciones de plazas de profesores o del personal de administración y servicios, que han afectado muy desigualmente a los centros, y la disminución en el número de estudiantes de la Universidad así lo aconsejan. Es, por tanto, oportuno discutir cómo adaptar nuestra gestión administrativa, pero poniendo encima de la mesa más claramente los objetivos, como ahora parece ocurrir.
—También se busca reducir los 185 departamentos actuales a 80 –en un principio, el número anunciado era 70–, buscando enriquecer la docencia y la investigación y favoreciendo la responsabilidad docente transversal ¿cómo afectaría esto a Odontología?
—Primero, hay que comprender lo que se busca con la reestructuración de departamentos. Por dar solo unos detalles, en la Universidad Complutense hay actualmente 185 departamentos con entre 6 y 281 profesores, que imparten entre 1.590 y 84.254 ECTS. Esto son desbalances enormes, que no son deseables, y que aconsejan racionalizar sus tamaños. No solo porque disminuiría el gasto, sino porque departamentos excesivamente pequeños tienden a tener problemas de profesorado, al no contar con profesores para cubrir imprevistos, ampliaciones de grupos, cambios en las titulaciones, bajas, etcétera.
Como responsabilidad docente transversal se entiende que un profesor podría impartir docencia fuera de su especialidad estricta, siempre que fuese en un área o disciplina afín. Esto es más sencillo en las asignaturas más básicas de las titulaciones, pero más difícil cuanto más especializada es la docencia.
En nuestra Facultad hay actualmente cuatro departamentos: Prótesis Bucofacial, Odontología Conservadora, Medicina y Cirugía Bucofacial y Profilaxis, Odontopediatría y Ortodoncia. Su tamaño es relativamente pequeño –comparado con otros de la Universidad– y en la propuesta se transformarían en uno solo, que quedaría así entre los más grandes. Debemos revisar muy cuidadosamente qué sería lo más aconsejable académica y funcionalmente, para presentar y defender una posición que la Universidad pueda asumir como propia y que permita al centro realizar bien todas sus funciones.
Pero la investigación es otro cantar. Hoy en día la investigación la producen los denominados grupos de investigación –bien sean formales o informales–, y en el mundo actual ello no depende de cercanías geográficas: es frecuente colaborar con investigadores de otras universidades o centros, en tu propio país o no. De manera que el estar en el mismo departamento no produce per se una mejor colaboración en este sentido.
—En cualquier caso, el plan contempla la creación de cinco áreas que reúnan los servicios de gestión, una de ellas de Ciencias de la Salud, ¿cómo afectará esta decisión a Odontología?
—Todavía es difícil saberlo, pues estas áreas de gestión no están aún bien definidas. Se propone compartir por áreas geográficas ciertos servicios, y se ponen la gestión de personal o las secretarías de alumnos como ejemplos. Esto es algo parecido a lo que muchos venimos reclamando desde hace tiempo. Pero estas áreas están aún por explicar completamente.
En cuanto a nuestra facultad, teniendo en cuenta que no sabemos todavía al detalle qué se propone, no se puede adelantar mucho. Lo que está claro es que, como dije anteriormente, la Facultad de Odontología necesita unas estructuras de gestión sumamente diferenciadas, por su volumen económico y de personal, que los demás centros no tienen, y que deberemos seguir teniendo sea cual sea la remodelación que se produzca.
—¿El rectorado ha comunicado qué ocurrirá con los decanos de los centros que desaparezcan?
—Pues la verdad es que esto no se ha planteado, pues nadie ve este debate como personalista, y es prematuro. Se supone que los nuevos centros que se fusionen necesitarán, para las titulaciones diferenciadas (las que provengan de los antiguos centros), vicedecanos con funciones de decano. De otra manera, la gestión de las titulaciones sería muy difícil, pues sería alejar los problemas de las decisiones, algo que ya sabemos que es contraproducente.
—No obstante, el Plan, tal y como ha quedado aprobado por el Consejo de Gobierno de la Universidad Complutense todavía necesita superar un último trámite en la Comunidad de Madrid, ¿se han puesto en contacto con la presidenta regional, Cristina Cifuentes, para conocer su opinión?
—El Plan no ha sido aprobado aún por el Consejo de Gobierno. Solo se ha presentado, para su debate, y se han apuntado unos plazos.
Citando los estatutos vigentes de la UCM, la creación, modificación y supresión de las Facultades y Escuelas será acordada por la Comunidad de Madrid. Pero la iniciativa corresponderá, bien a la Comunidad de Madrid, con el acuerdo del Consejo de Gobierno de la Universidad, bien a la Universidad, a propuesta del Consejo de Gobierno. Así queda claro que siempre será el Consejo de Gobierno de la Universidad quién tomará la decisión. Ignoro cuál es la posición de la Comunidad de Madrid a este respecto pero, efectivamente, sería un trámite. No es la Comunidad quien toma la decisión.