En mayo de 2014, tras meses de mucho esfuerzo e ilusión, veía la luz el Gabinete Dental Solidario de la Cañada Real, un proyecto del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región, a través de su Fundación y Comisión de Compromiso Social. La Dra. Silvana Escuder es una pieza clave de esta clínica que atiende, desde hace casi tres años, a colectivos desfavorecidos de una de las zonas más marginales de Madrid. Este compromiso con la sociedad, a través de su profesión, le han llevado a recibir el «Premio Dentista del Año» de la Organización colegial.
—¿Qué ha supuesto para usted la concesión del «Premio Dentista del Año» del Consejo General de Dentistas de España?
—Ha sido un motivo de satisfacción personal y alegría que me motivan a seguir dedicando más tiempo a los más desfavorecidos.
—¿Qué sintió al recibir la noticia?
—Sorpresa por el hecho de que pensaran en mí y, desde luego, no sentí que me mereciera ningún premio. Me hizo pensar que aún podría hacer mucho más, que para merecer un premio uno debería hacer algo especial o destacar en algo que merezca reconocimiento y yo no considero que haga algo especial.
—Entre los méritos que le han llevado a este reconocimiento figuran sus acciones al frente de la Comisión de Compromiso Social del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM), durante la etapa de presidencia del Dr. Ramón Soto-Yarritu. ¿Desde cuándo lleva usted vinculada al mundo del voluntariado?
—Desde el colegio me apuntaba a actividades de voluntariado, más adelante en la facultad participé en el proyecto de una ONG que no funcionó y eso me frustró bastante deduciendo que era mejor una «ONG grande» y me uní a «Educación sin Fronteras» donde experimenté lo que es una ONG profesionalizada, pero me costó encontrar mi lugar.
Gracias a las jornadas que se organizan en el COEM, conocí Zerca y Lejos y en esta ONG encontré mi sitio y eso hizo que me encajaran todas las fichas: mi profesión y mi necesidad personal de devolver a la sociedad lo mucho que me ha dado. Y entonces aparece Ramón –en referencia al Dr. Soto-Yarritu– que me dio la oportunidad de desarrollarlo dentro del COEM con esa visión tan acertada que él siempre tiene.
—¿Con quién quiere compartir en especial este premio?
—Sin duda, con todas las personas que han contribuido en mi evolución personal y que trabajan y dedican su tiempo a los más desfavorecidos. Con el Dr. Ramón Soto-Yarritu, expresidente del COEM, por haber pensado en mí al crear una Comisión de Compromiso Social en su candidatura; con el Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región y sus colegiados por permitir desarrollar proyectos solidarios dentro de su institución; y si tengo que mencionar a alguien concreto, lo compartiría con el Dr. David González Alarcón, a quien admiro por la claridad con la que ve la realidad y por su coherencia.
—¿Sigue su compromiso solidario a pesar de no formar parte de la actual junta directiva del COEM?
—Sí, y después de este premio, más motivada desde luego.
—¿Qué le han aportado a nivel personal sus acciones solidarias?
—Me aportan un baño de realidad necesario para no sumergirme en la rutina de la vida cómoda y llena de oportunidades que tenemos; me ofrecen mucha satisfacción inmediata; me ayudan a valorar aún más la suerte que tengo y me dan la tranquilidad de estar haciendo algo coherente con mis valores.
—¿Cómo es un día en el gabinete dental de la Cañada Real de Madrid?
—Lo diferente y quizá duro es el entorno árido, sin vegetación, calcinante en verano y frío y desapacible en invierno. Ver las tiendas de campaña donde duermen algunos drogodependientes desprotegidas ante las inclemencias del tiempo es una imagen que no se me borra cuando estoy confortable en casa. Delante, en la parroquia, se desarrolla otro proyecto solidario dirigido a drogodependientes. Nos sentimos muy arropados ya que son múltiples las asociaciones que ayudan a esta población durante el día, y aclaro esto porque al caer el sol el escenario cambia en esa zona de la Cañada y todo se vuelve oscuro y turbio. Una realidad de la cual solo somos testigos por los rastros que dejan a la mañana siguiente.
La vida tarda en arrancar en los alrededores de la parroquia. A las diez de la mañana aún parece muy pronto. Algunas almas aún duermen en rincones inesperados sin apenas protección. Esquivando basura y desperdicios potencialmente peligrosos llegamos a la parte de atrás de la parroquia donde está nuestro gabinete y descubrimos alguna huella de la noche que acabó. Se soluciona lo solucionable y lo que no tiene arreglo se asume como un mal menor. De puertas adentro y gracias a Sukaina, la auxiliar que organiza el gabinete, todo se desarrolla como en una clínica normal. Es un gabinete humilde en una zona donde su población es muy humilde también, por lo que no sorprenden sus instalaciones. No se necesita más para realizar una buena Odontología. Al terminar la jornada vuelves a salir al descampado y te haces más consciente de lo necesario que eres allí, que si tú no vas, no irá nadie a atender a todos esos niños y a explicarles la importancia de mantener una boca sana. Ya bastante tienen con la realidad que les ha tocado vivir.
—¿Con qué situaciones se ha encontrado?
—Desde un punto de vista dental, las bocas que atendemos tienen más patología que las de la población general. Los casos más impactantes: encontrar a niños de menos de 15 años a los que hay que hacerles extracciones de todas sus piezas o una gingivitis ulceronecrotizante en una niña de 6 años.
esde un punto de vista general, niños que no saben leer ni escribir y que están convencidos de que eso no sirve para nada ya que sus padres también son analfabetos; niñas que con 10 o 12 años ya están comprometidas para casarse y no las dejan estudiar porque les dicen que no valen para eso; niñas de 15 años con algún hijo.
La mayor parte de los pacientes vienen de familias estructuradas donde nuestro mensaje tiene más sentido y ya estamos viendo los resultados de nuestra acción tanto en los niños como en los padres, con los que trabajamos para mejorar el hábito del cepillado.
—Usted participa activamente en las Jornadas de Salud Oral y Desigualdad que organiza el COEM y que acaban de cumplir su séptima edición. ¿Qué necesidades presentan las organizaciones que trabajan dentro del voluntariado odontológico?
—Es difícil generalizar porque cada asociación tiene sus propias necesidades. En las Jornadas del COEM intentamos año a año reflexionar sobre los diferentes temas que preocupan a todas. Y darles un espacio de reunión con otras asociaciones para que juntos intercambien conocimientos que sean enriquecedores y así mejorar sus proyectos. Otro objetivo es sensibilizar al colegiado en estos temas y ayudarle a encontrar su lugar dentro del voluntariado.
Podría decir, que, en general, una de las dificultades es encontrar voluntarios comprometidos que se involucren en la organización y se mantengan motivados en el tiempo.
—¿Qué les diría a sus colegas de profesión para que se sumen a estas causas solidarias?
—Les diría que somos muy necesarios, que si todos pudiéramos dedicar muy poco de nuestro tiempo a proyectos de promoción de la salud oral dirigidos a la población más vulnerable, en unos años, la patología oral se reduciría en gran medida. Y ayudaríamos a mejorar la situación de futuro de muchos niños que están actualmente en riesgo de exclusión social.
—Mucha gente escribe a la revista interesada en el voluntariado odontológico, pero se muestran algo desorientados. ¿Qué recomendaciones les haría?
—Les recomendaría que si no tienen experiencia en voluntariado, sin duda, se apunten a cualquier proyecto que les llame la atención. En el COEM podemos ayudarles a conocer algunos de ellos. Cada uno tenemos diferentes motivaciones a la hora de querer buscar un proyecto donde poder ayudar de forma voluntaria. Y como las motivaciones son tan variadas, a veces la búsqueda de un proyecto puede ser frustrante si no encaja con lo que uno realmente quiere. Pero ese camino creo que es necesario recorrerlo para finalmente descubrir este mundo apasionante que a alguno nos engancha y, una vez que lo descubres, ya no hay marcha atrás.
En el camino de la búsqueda de su lugar se quedan muchos voluntarios, y los que seguimos en el camino nos damos cuenta de que el recorrido es infinito y que siempre estás aprendiendo y te sorprendes. Cada vez te motiva más conocer la realidad y estar tan cerca de los conflictos. Y vivir el contraste de nuestras vidas occidentales y consumistas como si la realidad del mundo no fuera con nosotros, como quien ve una película y al terminar vuelve a sumergirse en su vida como si nada pasara. El gabinete de la Cañada Real es, por ejemplo, mi cable a tierra, necesito ir regularmente para no olvidarme de que eso está ahí, que aunque me sumerja en mi vida ideal, la Cañada y su gente siguen viviendo de esa manera y nuestra sociedad lo permite.
—¿Qué proyectos tiene en mente de cara a este próximo año 2017 que a punto está de arrancar?
—En 2017 mi idea es seguir afianzando los proyectos que ya tenemos en marcha. Lo fácil es ponerlos en funcionamiento, pero lo difícil es hacerlos crecer, así que por un tiempo mi reto personal será contribuir a este desarrollo. En el gabinete solidario del COEM, en concreto, se está trabajando en apoyar el proyecto dando charlas de promoción de la salud en las escuelas donde acuden los niños de la Cañada. Además, nos gustaría llegar a un acuerdo con algún postgrado que nos ayudara a disponer de profesionales voluntarios de forma regular.
—Como Dentista del Año, ¿cómo ve la situación por la que atraviesa la profesión actualmente? ¿Qué medidas cree que son necesarias para conseguir mejorar?
—Estamos ante un reto complicado en el que si nos unimos podremos superar. Desde un punto de vista científico, creo que en España estamos en la vanguardia de muchos tratamientos. Tenemos muy buenos profesionales reconocidos a nivel internacional. Quizá deberíamos hacer más consciente de esto a la población.
Por otro lado, nos está haciendo mucho daño la falta de regulación a la hora de montar clínicas dentales que no garantizan una correcta atención a la población y con técnicas de marketing que rozan lo antiético. Y quizá lo que más rechazo me provoca últimamente es que se utilice a los más desfavorecidos como estrategia para vender una Odontología supuestamente solidaria. Creo que sería necesario que la Administración fuera más estricta con este tema.
—¿Es optimista de cara al futuro?
—Soy optimista por naturaleza. Creo firmemente que la actitud que tengamos los profesionales nos ayudará a salir fortalecidos. Que ante el cambio que estamos experimentando es difícil no tener miedo, pero que el miedo no nos va a ayudar a ser mejores profesionales y, por lo tanto, a que se reconozca nuestro trabajo. Nos han sacado de nuestra zona de confort, tenemos que adaptarnos al cambio y estar atentos a las oportunidades.
Los empresarios entienden mejor de números y de negocios, pero nunca serán profesionales de la salud. Eso es algo que la Administración debería tener claro.
Apuntes profesionales
–Licenciada en Odontología (UCM). 1999.
–Especialista Universitario en Implantoprótesis (UCM). 2000.
–Profesora de Odontopediatría en la Universidad de Alfonso X El Sabio (2000-2002).
–Práctica privada en Madrid.
–Miembro de la Junta de Gobierno del COEM y responsable de su Comisión de Compromiso Social (2011-2015).
El gabinete dental de la Cañada Real, un proyecto consolidado
En mayo de 2014, veía la luz un gabinete dental solidario en el sector 6 de la Cañada Real, una de las zonas más marginales y con mayor riesgo de exclusión social de toda la Comunidad de Madrid. La iniciativa puesta en marcha por el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la Primera Región (COEM), a través de su Comisión de Compromiso Social y de la Fundación COEM, tiene como objetivos mejorar el acceso a la salud oral en esta zona desfavorecida, haciendo especial hincapié en la población infantil; facilitar la prevención y la asistencia de las patologías orales; mejorar la educación para la salud oral y colaborar de esta forma en la inserción de estos colectivos en la sociedad.
El proyecto del COEM fue merecedor del II Premio Solidaridad de GACETA DENTAL en 2015.
Más personal…
• Nacida en… Palma de Mallorca.
• Deportes… Pádel y andar.
• Un libro… «La sangre de los inocentes» de Julia Navarro.
• Una película… «La vida es bella».
• Un lugar… Mi casa es mi refugio y para desconectar cualquier playa del norte de España.
• Música preferida… Música para relajarme con sonidos de naturaleza.
• Viajes en cartera… México.