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La importancia del buen líder en la clínica dental

Todas las empresas de éxito tienen uno o varios buenos líderes en su cabeza. Del mismo modo, la clínica dental, independientemente de su tamaño y estructura, también debe tenerlo. Muchos propietarios de clínicas dentales son conscientes de la importancia de ser un buen líder para su equipo, pero quizá no sepan detectar y/o aplicar las aptitudes que tienen para comprender y desempeñar en toda su extensión esta función en la organización. El arte del liderazgo se basa directamente en la influencia que se tiene sobre los demás para afrontar situaciones ya sean o no de adversidad o ambigüedad en el día a día, tanto con los pacientes como con los empleados, y en manejar esta de manera efectiva para la consecución de los resultados que se desean obtener. Para ello, es necesario tener o desarrollar una serie de aptitudes y actitudes que ayuden a inclinar la balanza a su favor y sirvan para que el resto del equipo comparta la ilusión por cumplir la misión y los objetivos en la clínica.

En el caso concreto de los directores o gerentes de empresas odontológicas, es habitual que los profesionales y propietarios de las mismas enfoquen su trabajo únicamente en la correcta atención al paciente, y dejen de alguna manera desatendidos a sus empleados y la coordinación entre ellos. No hay que olvidar que un trabajador motivado es mucho más productivo. Por tanto, ser un buen líder hace referencia a muchas variables que hay que tener en cuenta a la hora de ejercer esta figura en un equipo.

Y es que como bien se dice, ser jefe no significa ser un buen líder. Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, y considerado el padre de la Inteligencia Emocional, define el liderazgo como «la capacidad de influir en el estado emocional de otras personas mediante la persuasión y una comunicación convincente». Por tanto, se incluyen, e incluso se modifican, más variables en la definición, ya no se trata solo de alguien que dirige, sino que se hace referencia a influir en los demás a través de la persuasión y la comunicación.

El jefe, como tradicionalmente ha sido entendido, da órdenes, impone objetivos, espera a que ocurran y si tiene un mal día todo el equipo se resiente. Sin embargo, el líder, entendido según la definición de Goleman, maneja emociones, trata con personas en su día a día, motiva, escucha, hace partícipe al equipo de las decisiones de la empresa, acepta otros puntos de vista, reflexiona, predica con el ejemplo e inspira.

La competencia de la persuasión permite que el líder consiga hacer prevalecer su forma de pensar o abordar las situaciones, sin que adopte un carácter autoritario, sino que lo logra haciendo ver al resto de las personas las ventajas de su exposición.

La clave, sin duda, se puede observar en la transformación de las organizaciones que han pasado de ser cerradas, con un organigrama y unas normas predefinidas y con una fuerte pirámide jerárquica, a culturas de empresa proactivas, asertivas, que fomentan la creatividad y la positividad en todos los ámbitos.

Liderazgo en la clínica

Pero, ¿un odontólogo puede ser un buen líder? La respuesta es por supuesto que sí. Si bien es cierto que los profesionales de la Odontología se han formado para trabajar en el aspecto clínico, y la mayoría no ha optado por formarse posteriormente en la gestión. No obstante, llegado el momento de plantearse dirigir su propia clínica, dejan de ser únicamente odontólogos para pasar a ser también líderes, de tal manera que tienen que enfrentarse a las diferentes situaciones que el día a día les presenta, desde pagar facturas hasta, por supuesto, coordinar y gestionar personas. Todo ello conlleva algo más que atribuir una serie de funciones y tareas y asignar unos horarios. El buen líder debe coordinar todo su equipo, debiendo atender no solo las situaciones estrictamente profesionales sino también sabiendo atender los problemas que surgen entre las personas que componen la plantilla y gestionando como cualquier responsable de recursos humanos. Pero, además, resulta imprescindible que el líder contribuya a generar entre el equipo un sentido de pertenencia respecto de la clínica. El hecho de que los empleados se sientan orgullosos del lugar en el que trabajan y se sientan valorados y reconocidos en su trabajo ayudará a desarrollar tal sentimiento. Para ello, el empresario deberá tener y desarrollar una gran capacidad de comunicación con los empleados, de forma que estos puedan apreciar que sus opiniones y valoraciones sobre el funcionamiento de la clínica de verdad importan consiguiendo, de esta forma, que sientan que son parte importante de la misma. Así, el líder logrará que sus colaboradores le vean como uno más, acepten de buen grado su influencia y consiga movilizar a todo el equipo en la misma dirección.

Es entonces cuando surge la siguiente pregunta: ¿cuáles son las características para ser un buen líder? La primera respuesta sería que depende. No todos los líderes gozan de las mismas aptitudes y actitudes, y en función de cuáles desarrollen en mayor o menor medida se encasillará en uno u otro tipo de líder concreto. Así pues, a lo largo de los tiempos, han ido desarrollándose diversos modelos y teorías sobre el liderazgo con sus respectivos tipos y clasificaciones de líderes. La realidad es que en la práctica cada estilo tiene sus puntos fuertes y sus limitaciones, no existiendo un liderazgo mejor o un liderazgo peor, ya que dependiendo de la organización pueden ser distintos los estilos que las lleven al éxito. Si se compara a Luis Aragonés con Martin Luther King, con Julio César o con Steve Jobs, por ejemplo, se observará fácilmente que son cuatro tipos de líderes completamente diferentes y los cuatro exitosos en sus ámbitos. Son ejemplos muy diferentes de liderazgo, pero todos compartían la virtud de tener un sueño, romper con las creencias establecidas, tener un compromiso total por una causa en concreto, innovar y probar nuevas fórmulas para cambiar la realidad y convencer a otros de que ese era el camino para conseguirlo.

Teoría del liderazgo situacional

Precisamente, en esa circunstancia de la existencia y convivencias de diferentes estilos, todos con sus pros y sus contras, Paul Hersey y Ken Blanchard diseñaron la Teoría del Liderazgo Situacional, según la cual, el comportamiento del líder irá variando y dependiendo de las diferentes situaciones, condiciones y desarrollo de su equipo, adoptando, según el momento, aptitudes más propias de un estilo concreto para evolucionar a otro cuando la situación lo requiera. De esta forma, adaptarse a cada situación en cuestión, permitirá adaptarse al nivel de desarrollo y competencia de su equipo contribuyendo a lograr mejores resultados.

Por tanto, avanzando un paso más, se puede vislumbrar que lo principal a la hora de liderar es conocerse a sí mismo y saber qué se quiere conseguir para, posteriormente, poder analizar las condiciones y desarrollo del equipo, de forma que, a través de la empatía y de las relaciones con los demás, se pueda actuar en consecuencia y sacar el máximo rendimiento posible. Todo el mundo puede ser un líder, aunque cada uno tiene en sí mismo un potencial diferenciador, y lo que resulta común a cualquier persona que quiera convertirse en un buen líder es que el proceso para adquirir o desarrollar este talento del liderazgo exige un aprendizaje y mucho trabajo. Por ello, lo primordial sería analizar el entorno, la clínica, y a partir de ahí, saber qué se quiere que pase en ella (ya sea un buen ambiente entre los empleados, la coordinación en sus actuaciones, etc.), y establecer la manera en la que se va a conseguir. La motivación es esencial para iniciar cualquier cambio, generar expectativas, experimentar con el equipo, equivocarse y volver a empezar de nuevo. Una vez que se haya terminado el proceso, el trabajo a través del ensayo-error-rectificación, se habrá convertido en una habilidad, en una destreza de liderazgo que se pondrá en marcha de forma inconsciente en nuestra rutina diaria en la clínica.

Desde luego nadie dijo que fuera fácil ser un buen líder, ni que fuera sencillo gestionar un grupo de personas, pero con esfuerzo, trabajo y dedicación nada puede impedir que se convierta en el líder que su clínica dental necesita.

VP20 Consultores es miembro del Club Excelencia en Gestión y del Club de Evaluadores Acreditados de la EFQM. Además es la empresa líder en España en consultoría y marketing dental. Con 20 años de experiencia en el sector y, habiendo trabajado en más de 2.000 clínicas privadas con resultados más que satisfactorios, es sinónimo de éxito en la implantación de herramientas de gestión eficientes entre sus clientes.

De todas las técnicas utilizadas, cabe destacar el Coaching Dental. Ésta es una herramienta que lleva siendo utilizada en empresas de todos los ámbitos de EE.UU. desde hace más de 30 años. El Coaching ofrece una amplia visión de dirección y gestión de la clínica a los responsables de la misma, haciendo que sus aptitudes mejoren y esto se traduzca en un aumento de la cartera de pacientes y de los beneficios de la clínica.

Para más información: www.vp20.

Autores

Coach Certificado por Bureau Veritas en Nivel Platino. National Excellence Assessor EFQM. Experto en Coaching Dental, Gestión y Marketing Dental. Director General VP20 Consultores.

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