Científicos de la Universidad de Maryland
Investigadores de la Universidad de Maryland (UMD), en Estados Unidos, han encontrado un eslabón importante en el proceso de formación de las biopelículas bacterianas: una enzima que apaga las señales que emplean las bacterias para formar una biopelícula. Un biofilm familiar es la placa dental que se forma en los dientes entre los cepillados, pero las biopelículas se pueden formar en casi cualquier lugar, siempre que se dan las condiciones adecuadas.
Los resultados de la investigación, publicados en la edición digital de Proceedings of the National Academy of Sciences, tienen implicaciones de largo alcance para el desarrollo de nuevos tratamientos y para evitar, a largo plazo, las complicaciones relacionadas con las biopelículas.
Identificación de la enzima
El «interruptor» conocido que activa la formación de biopelículas es una molécula de señalización conocida como c-di-GMP, que emplean muchas especies de bacterias, incluyendo Escherichia coli, Salmonella enterica y Vibrio cholerae. Como explica la autora principal del estudio, Mona Orr, bióloga de la UMD, «las bacterias forman biopelículas porque sienten un cambio en su entorno. Lo hacen mediante la generación de una molécula de señalización, que se une a un receptor que se activa en respuesta. Hemos identificado la enzima que completa el proceso por el cual se apaga el interruptor que envía la señal de formación de biopelícula».
Pero Orr y sus colegas son los primeros en identificar la molécula que completa el proceso de limpieza de c-di-GMP de la célula, terminando así el proceso de creación de biopelículas. La molécula es una enzima llamada oligoribonucleasa y, al igual que c-di-GMP, es también común entre las especies bacterianas que provocan enfermedades.
El resultado sugiere que la oligoribonucleasa podría emplearse para ayudar a diseñar nuevos antibióticos, desinfectantes y tratamientos de superficie para controlar las biopelículas. Estas medidas podrían prevenir infecciones y evitar que se formen biopelículas en los dispositivos médicos implantados, eliminando la necesidad de costosas y arriesgadas cirugías de reemplazo. «Los genes que producen estas señales se encuentran en la mayoría de las bacterias. Sin embargo, la enzima oligoribonucleasa que rompe el efecto sólo se encuentra en algunas», lamenta Vincent Lee, coautor del estudio y profesor asociado en el Departamento de Biología Celular y Genética Molecular de la UMD. «Así que debe existir un paralelismo en los organismos que no tienen oligoribonucleasa. Descubrir estos y otros detonantes de apagado está en la lista de nuestros futuros objetivos de investigación», concluye.