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Yesterday o los dientes de Waterloo

Acaban de cumplirse doscientos años de la derrota de las tropas de Napoleón en la localidad belga de Waterloo. Una batalla que supuso el fin del imperio que el general corso había montado en la Europa de comienzos del XIX. El 18 de junio de 1815 alrededor de 68.000 hombres comandados por el Duque de Wellington y unos 72.000 bajo las órdenes del general Bonaparte se enfrentaron en una batalla que supuso el fin de ese imperio napoleónico.

A las 10 de la noche de ese lluvioso domingo de verano, cuando la encarnizada lucha llegó a su fin con la derrota de los franceses, los cuerpos de 50.000 hombres sembraban el campo de batalla. Un hecho histórico para el devenir político de la vieja Europa que tuvo también su trascendencia en el campo de la Odontología.

En esa época, mantener una dentadura más o menos decentemente visible, no hablemos ya de que fuera sana, era un imposible. La introducción en la dieta alimenticia europea del azúcar y el chocolate llegados de las colonias americanas había influido decisivamente en la mala salud dental de la población, especialmente en la clase alta que podía permitirse comprar esos productos, haciendo del desarrollo de la caries una auténtica epidemia. Esos mismos potentados que padecían problemas dentarios acudían al mercado negro para conseguirse dientes humanos que pudieran servir para confeccionarles sus dentaduras postizas. Era un negocio rentable al que se dedicaban no pocos buscadores carroñeros que abrían tumbas para rapiñar las piezas dentales de los cadáveres.

Así es que el cementerio a campo abierto en que se había convertido el terreno de la contienda bélica en Waterloo se llenó de buscones que extraían dientes y mandíbulas enteras con más rapidez de la concebible. La mayoría de esa morbosa cosecha dental fruto del saqueo de cadáveres jóvenes, y por lo tanto buena parte de ellos con dientes todavía sanos, terminó en el mercado inglés convertida en esas deseadas dentaduras postizas que fueron conocidas como «de Waterloo». A partir de ese momento, y durante años, las dentaduras postizas confeccionadas con dientes sanos recibieron ese mismo nombre; también fueron «dientes de Waterloo» los procedentes de las guerras de Crimea o de Secesión americana, recolectados de la misma forma que los obtenidos en la última batalla napoleónica. Era algo así como una etiqueta de calidad, una denominación de origen; lo mismo que todos los melones son de Villaconejos, las picotas del Jerte, las anchoas de Santoña y los pimientos picantes de Padrón, independientemente de su lugar de procedencia real.

Curiosamente, en fecha similar, pero 150 años después, se producía otro hecho histórico, más amable y menos trascendental, pero llamativo también. El 14 de junio de 1965 The Beatles grababan Yesterday, la canción más versionada de la historia de la música. De los cañonazos de Waterloo a la melodía casi jazzística de McCartney, lo que el de Ajaccio, refiriéndose a la música, había definido como «el menos molesto de los ruidos». Parece que el ayer de los de Liverpool fue eso, ayer mismo, y ya ha pasado medio siglo desde que saliera al mercado discográfico Help!, el álbum que incluía ese mítico Yesterday. Y enA este tiempo transcurrido lo de los dientes de Waterloo ha pasado a ser historia, no solo porque la Ortodoncia y las prótesis han avanzado de lo lindo, sino porque han sido los años del desarrollo del implante, de esa tercera dentición que ya no necesita los servicios de desaprensivos que despojen de sus incisivos a los contendientes tendidos en los campos de batalla.

Por eso, este especial de implantes es mucho más que un simple especial. Es el vehículo que permite conocer la enorme evolución de la Odontología y lo que nos separa del ayer de los dientes de Waterloo.

Autores

Director Emérito de Gaceta Dental

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