La primera necesidad del ser humano es la alimentación; sin alimentación se produce la pérdida de la salud, de las capacidades cognoscitivas y funcionales, pudiendo llegar su falta incluso a producir la muerte.
Esta necesidad es anterior a otras como las de vivienda, vestido y transporte y aquellas de nivel superior como la filosofía, la estética o las necesidades sociales.
La persona desde su concepción necesita alimentarse para mantenerse viva, crecer, desarrollarse como individuo y persona, y reproducirse. Incluso en la llamada tercera edad, una correcta y variada alimentación es esencial, siendo una de estas necesidades la conocida como «Nutrición Emocional» que conlleva la variedad olfativa, gustativa y lúdica de los alimentos.
No podemos olvidar que en nuestras sociedades occidentales y desarrolladas, las alteraciones que nos encontramos no provienen solo de los alimentos y sus tipos, sino del aumento de la población mayor de 65 años, con sus problemas de masticación y deglución, por sus situaciones estomatológicas como el edentulismo o la falta de saliva como en el llamado Síndrome de boca seca (1, 2).