Introducción
Las terapias regenerativas con implantes son actualmente técnicas ampliamente utilizadas para intentar revertir las situaciones de pérdida de funcionalidad o ausencia de hueso. Debido a la conveniencia de acortar los tiempos de tratamiento y de acometer reconstrucciones cada vez más complejas, tanto el diseño de los implantes como las técnicas quirúrgicas están siendo objeto de una evolución constante.
La integración ósea se produce cuando existe una unión directa, duradera y funcional entre el hueso y la superficie del implante (1). De ahí la importancia del diseño superficial de los implantes. Las modificaciones de sus propiedades físicas, químicas y biológicas han sido objeto de numerosas publicaciones y un trabajo reciente de nuestro grupo de investigación ha permitido contribuir con una síntesis actual a la literatura enfatizando el aspecto de la interacción biológica (2). Los diseños y las funciones de los implantes intraóseos han evolucionado con la incorporación paulatina de elementos biomiméticos tales como estructuras topográficas jerárquicas, adaptación geométrica a las biomoléculas y células de interés, características hidro-compatibles, etc. Algunas de estas modificaciones han permitido una mejora notable en la práctica clínica.