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La historia de la odontología concentrada en un museo y una biblioteca universitarios

La Universidad Complutense reúne más de 1.000 objetos y 2.000 libros

El doctor Luis de la Macorra puso en marcha el Museo de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense, que recibe
su nombre en su honor, a finales del siglo pasado. Una sala de la planta baja del edificio universitario reúne más de mil objetos de material odontológico de los siglos XIX y XX, que ayudan a comprender la evolución de esta profesión. Junto al museo, solo separada por un tabique, otra sala conserva 2.000 ejemplares de la biblioteca original de Florestán Aguilar.

Orígenes

Los primeros objetos relacionados con la Odontología reunidos en lo que podría considerarse el germen de una primera colección data de principios del siglo XX, en la Facultad de Medicina de la entonces conocida como Universidad Central de Madrid, de la calle Atocha. En esas primitivas instalaciones se creó un departamento para acoger la enseñanza universitaria de la Odontología española, fundada en 1900 por la reina doña María Cristina, según recoge una placa conmemorativa.

Todo hace pensar que ese embrión museístico se desarrolló con el apoyo del doctor Florián Aguilar, a la sazón dentista de la Casa Real española y gran impulsor de la ciencia odontológica en el país, hasta que terminada la guerra civil estas piezas fueron trasladadas a la Escuela de Estomatología, ya en su actual emplazamiento en la Ciudad Universitaria en lo que hoy es la Facultad de Odontología.

En la planta baja de este edificio de la Complutense es donde se encuentra el actual Museo Luis de la Macorra, nombre dado en reconocimiento a la labor coleccionista llevada a cabo por el padre del actual decano de la Facultad, José Carlos de la Macorra.

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Aparatos de Rayos X

Museo docente

Al estar ubicado en un centro universitario, el museo, que cuenta desde 2005 con la dirección del doctor Francico Javier Sanz Serrulla, tiene un carácter eminentemente docente. Por tanto el material está ordenado de tal manera que el visitante, en su mayoría estudiantes universitarios, pueda asistir a la evolución de la ciencia dental y los objetos que la han definido en los dos últimos siglos.

En la parte central del museo se expone una serie de sillones odontológicos ordenados según la fecha de su aparición entre los profesionales, desde el primigenio típico sillón de barbero, de lo que entonces no era mucho más que un sacamuelas, un especialista en extracciones dentales, hasta los más recientes de la década de 1970, en los que ya se aprecia un diseño preocupado por la ergonomía tanto del paciente como del dentista, y entre cuyos ejemplares destaca un modelo de sillón de campaña plegable hasta quedar reducido a una maleta transportable, de origen norteamericano.

Tras estos sillones se encuentran unas vitrinas horizontales conteniendo distinto material odontológico, entre las que se cuentan las piezas más antiguas del museo: seis llaves de Garengeot, botadores, fórceps, una caja con un mango para enroscar puntas con las que realizar detartraje y un pelicán que es réplica de los usados en el Renacimiento. En las otras vitrinas se muestran diferentes fórceps y botadores de primera mitad del siglo XX, alicates para ortodoncia, curetas, etcétera.

En el perímetro de la sala, pegadas a la pared, hay otras vitrinas verticales conteniendo objetos de todo tipo. Son especialmente llamativas las más de sesenta piezas de distintos materiales (cerámica, metal, vidrio, madera…) que recuerdan la tarea desempeñada por los dentistas, ayer y hoy, en escenas no exentas, en muchas ocasiones, de un mensaje satírico. Son en su mayoría figuras modeladas, pero igualmente hay anuncios de dentífricos, carteles y letreros de época en los que se hacen recomendaciones al público en general relacionados con la profesión dental, que permiten hacer un repaso a la evolución experimentada en la Odontología también en sus formas de promoción o en cómo era visto el dentista en distintas etapas de la historia.

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Una de las muchas figuras satíricas hacia la profesión que se muestran en una vitrina del museo.

Arte en las paredes

Esas piezas resultan curiosas, no solo para los profesionales sino también para profanos en la materia, como también llaman la atención los cuadros que cuelgan de las paredes de la sala museo. Son retratos de John Hunter, padre de la cirugía experimental; Horace Wells, pionero en la aplicación de la anestesia; Cayetano Triviño, impulsor de los estudios de Odontología en España a finales del siglo XIX, y del doctor Isaac Sáenz de la Calzada, catedrático de la entonces denominada Escuela de Estomatología.

Con obras firmadas por ilustres retratistas: Juan Antonio Morales fecha en 1945 el último de ellos y A. Ghercoi los tres anteriores, en 1914.

Asimismo hay una escultura de mármol que recuerda la figura del doctor Florestán Aguilar ataviado con su toga académica y luciendo varias condecoraciones, tallada en 1935 por el gran Mariano Benlliure siguiendo el encargo que realizara la esposa del que fuera eminente dentista de la Casa Real. Otras esculturas representan a la patrona de la profesión, Santa Apolonia, portando los reconocibles atributos de su condición de mártir (la palma) en su mano izquierda y de la profesión dental (unas tenazas) en la derecha.

Rayos X

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Modelo docente de articular dental.

Entre el aparataje más llamativo y que muestra más claramente la revolución experimentada en la Odontología
–en realidad en la Medicina, en general– figuran distintos modelos de aparatos de rayos X, diez ejemplares del siglo XX ordenados cronológicamente, empezando por uno de los años 1930, el más antiguo de la colección, de la firma Ritter. En la muestra se hace referencia al inventor de este método diagnóstico, el físico alemán Wilhelm Conrad Röntgen (1845-1923), y a uno de los pioneros en la aplicación dental de ese invento: el dentista norteamericano Clarence Edmund Kells.[Hijo de dentista, Kells (1856 –1928) fue un entusiasta de la profesión a la que aportó numerosos inventos prácticos, entre ellos el aire comprimido que se utiliza en las operaciones dentales, un retractor labial, un aparato para irrigar agua fría destilada en la pieza de mano, instrumentos para rellenar los conductos radiculares y una bomba de aspiración eléctrica automática, que permite trabajar en campo seco, además de ser el primero en introducir en la clínica la figura de la higienista dental.]

Otra de las aportaciones impagables de este museo Luis de la Macorra es la recreación de un gabinete dental de los años 1930-1940. Un rincón en el que una placa anuncia tratarse de la clínica del doctor C. Hernanz Cervera y que reúne, entre otro material y mobiliario, una mesita dental, una lámpara regulable, un cuadro mural de la marca E. Quentin, un torno eléctrico mural con reostato de la marca Biber (que sirve de peana a una protectora imagen de Santa Apolonia), una escupidera de pie, un sillón dental y un taburete de la marca Cosmos, además de la decoración que proporcionan unas chapas metálicas colgadas en las paredes que en su día fueron exhibidas en los establecimientos de venta de productos como «Dentamin: desde la infancia, boca sana», «Eucaliptina Luque: el mejor antiséptico usado a diario para la higiene de la boca», o la «Odontina Formiguera: higiene y belleza en la dentadura», con un hueco para dar cabida al humor con la viñeta firmada por el humorista Serafín.

No es el único gabinete que se puede observar en la Facultad de Odontología, pues en el primer piso que asoma al vestíbulo se han instalado otros equipos que recuerdan cómo eran las clínicas en las décadas del siglo XX.

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Diverso material de época: anestésicos, jeringas…

Fondo bibliográfico

Separada por un tabique y con acceso independiente del Museo propiamente dicho se encuentra la Biblioteca Florestán Aguilar, cuyas estanterías acogen alrededor de 2.000 ejemplares, entre libros y revistas relacionados con la Odontología y que pertenecieron a este auténtico impulsor de la profesión dental, a instancias del cual se creó la Escuela de Estomatología, en 1914. Esta parte independiente del Museo recrea la antigua biblioteca particular que el que fuera dentista de la Casa Real, y presidente de la Fundación Dental Internacional entre los años 1926 y 1931, había reunido en su casa del modernista Palacio de Longoria, en la madrileña calle Fernando VI, que hoy es sede de la Sociedad General de Autores y Editores de España (SGAE).

La relevante posición social adquirida por Aguilar a raíz de su relación con la realeza –no solo fue dentista de la española, sino también de las casas reales de Baviera y Austria–, así como sus frecuentes viajes profesionales a universidades de otros países, le permitió tener acceso a libros y publicaciones que terminaron por constituir lo que el profesor Sanz Serrulla no duda en calificar como «el fondo bibliográfico odontológico antiguo más importante del mundo».

I Congreso de Museos universitarios

Precisamente, frente al Museo Luis de la Macorra, en el Salón de Actos “Juan Pedro Moreno González”, se celebraba durante los días 3 a 5 del pasado diciembre el “I Congreso Internacional de Museos Universitarios” que ha contado con la participación de más de un centenar de expertos europeos en el tema, a los que el profesor Sanz dio a conocer en su comunicación el Museo Luis de la Macorra. Los asuntos más debatidos fueron el significado docente de un museo universitario y las dificultades para su mantenimiento en tiempos de crisis. Los museos universitarios españoles, de todo tipo, no son ajenos a la problemática internacional, si bien entre las conclusiones se acordó recabar un mayor apoyo por parte de las universidades a las que pertenecen. Igualmente, se apostó por una puesta en escena en las redes, para su mejor conocimiento y difusión, no debiendo olvidar que el gran público también ha de tener noticia de su existencia y facilitar así su acceso para divulgar, en este caso concreto, el papel de la ciencia y profesión odontológicas a través de su historia.

Los nombres del museo

266_DocumentosFlorestán Aguilar (La Habana, Cuba, 1872-Madrid, 1934), dentista de la Casa Real al que se cree precursor del actual Museo instalado en la Facultad de Odontología de la UCM, en el que se muestra la que fuera su biblioteca particular, con unos 2.000 volúmenes.

266_DocumentosLuis de la Macorra Revilla (Santander, Cantabria, 1914), médico estomatólogo poseedor de una valiosa colección particular que a finales del siglo XX constituyó el embrión del Museo que hoy lleva su nombre y del que fue su primer director. Padre del actual decano de la Facultad madrileña, José Carlos de la Macorra.

266_Documentos Francisco Javier Sanz Serrulla (Sigüenza, Guadalajara, 1957), médico estomatólogo, es profesor de Historia de la Odontología y Bioética desde los comienzos de la nueva titulación. Director del Museo desde 2005. Académico correspondiente de la Real Academia Nacional de Medicina, también es director de su Museo.

 

 

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