El implante cigomático es una solución real para los pacientes que presentan atrofia del maxilar superior. De hecho, su mayor utilidad la hallamos en aquellos pacientes que presentan una atrofia total de su apófisis alveolar y en los que es necesario colocar cuatro implantes cigomáticos para su rehabilitación protética, con una prótesis híbrida fija.
Todos estos pacientes tienen en común que la posición futura de sus piezas dentales será mucho más vestibular que la posición actual del reborde alveolar. Si queremos rehabilitar adecuadamente al paciente, dándole una buena oclusión y un buen soporte labial, siempre nos encontraremos con este problema.
Lógicamente esto influye en nuestra cirugía. Si queremos que nuestros tornillos de fijación de la híbrida salgan por sus piezas dentales, tendremos que dejar en la cirugía la emergencia de la cabeza del implante cigomático justo a ese nivel, mucho más vestibular.
Esto implica que la vía de colocación del implante cigomático no solo sea extrasinusal, sino muchas veces alejada de la pared vestibular del hueso maxilar, y que la cobertura del propio implante, a largo plazo, sea mucho más crítica.
A la hora de planificar nuestra cirugía, y al realizarla, debemos tener en cuenta este factor y buscar una situación de emergencia que comprometa lo menos posible la cobertura de tejido blando, no sólo en el postoperatorio inmediato, sino durante toda la vida del implante.