Dra. Rosa Pulgar Encinas, investigadora de la Universidad de Granada
Un grupo de investigadores estomatólogos, físicos, e informáticos han unido sus capacidades para desarrollar una aplicación para Iphone y tablets capaz de medir el color de los dientes y transmitir esta información al laboratorio. Se trata de una herramienta útil y económica para el dentista, diseñada para cubrir las necesidades de una población cada vez más preocupada por la estética.
—¿En qué consiste el trabajo que lleva a cabo su equipo de investigación?
—Desde hace unos años trabajamos en colaboración un equipo formado por investigadores de los departamentos de Óptica, Arquitectura y Tecnología de los Computadores y Estomatología de la Universidad de Granada (UGR). Una de las líneas de trabajo está vinculada a un proyecto CEI-BIOTIC, que lleva por título «iShadeGuide: Aplicación inteligente para Odontología Estética Restauradora». El objetivo de nuestro proyecto es poner a punto una aplicación para Iphone y tablets que permita usar estos dispositivos como herramientas auxiliares en el manejo del color en la consulta dental o en el laboratorio.
—¿Qué les llevó a trabajar en esta línea de investigación?
—Nos planteamos este proyecto por dos motivos: por un lado, el color sigue siendo un reto en la práctica clínica diaria, sobre todo por el auge que la Estética Dental ha experimentado en los últimos años, debido al aumento de los requerimientos estéticos de los pacientes; y, por otro, por el tremendo incremento del uso y comercialización de los denominados «teléfonos inteligentes» y tabletas. En los últimos años, han aparecido aplicaciones de todo tipo para estos dispositivos y, en concreto, en el ámbito dental, relacionadas con la información a los pacientes, uso de fármacos o principios activos, gestión o acceso a literatura especializada… Sin embargo, resulta llamativo que haya pocas vinculadas al ejercicio clínico, es decir, al diagnóstico o tratamiento.
En nuestro grupo pensamos que podría ser interesante para el clínico contar con una aplicación que le ayudara a gestionar el color en clínica a varios niveles: determinar el color dental para elegir materiales, por ejemplo, un determinado composite o cerámica; para facilitar la comunicación con el laboratorio, en el sentido de enviarle información objetiva sobre el color o determinar si una restauración es aceptable cromáticamente o no –si hay diferencia perceptible y, por tanto, no admisible, entre el color de la restauración y el diente (una especie de test de calidad)–, o incluso podría ser útil para monitorizar el cambio cromático dental tras un blanqueamiento.
—¿Se trata, pues, de obtener una herramienta auxiliar que determine perfectamente el color?
—Quien trabaja en ello sabe que determinar perfectamente el color de una estructura tan compleja como el diente es imposible, ya que varía de un diente a otro y dentro de un mismo diente, dependiendo de la zona que se considere. El color del diente es el resultado de la superposición de dos tejidos, de características ópticas muy diferentes: el esmalte y la dentina. Además, las peculiaridades de cada uno dependen de su espesor, estructura, composición, etc., parámetros que cambian a lo largo de la vida. Realmente, la determinación del color dental es muy compleja, sino fuera así, seguro que ya estaría resuelto.
En realidad se trata de una herramienta auxiliar, pero complementaria a la evaluación subjetiva que hace el dentista o el protésico ante un paciente, un material o una restauración. Desde nuestro punto de vista, objetivar la toma de color mediante dispositivos digitales, sin duda, será la manera de ir mejorando paulatinamente la gestión del color en clínica.
—¿Cuándo iniciaron este proyecto y en qué fase se encuentra?
—Comenzamos el proyecto hace un año y estamos en plena fase de desarrollo de la aplicación.
—Si el resultado final es el que persiguen, ¿qué supondrá en la relación entre paciente, clínica y laboratorio?
—Facilitará mucho la comunicación entre los tres niveles. Hoy en día, hay dispositivos para la toma de color, fundamentalmente, espectrofotómetros y sistemas de análisis de imagen. Pero, la mayor parte de los clínicos, son reacios a usarlos, por su coste o por la dificultad de interpretación de los datos colorimétricos que aportan. Nuestra idea se basa en algo ya previamente existente: utilizar la fotografía, las imágenes digitales, para la toma de color y su comunicación. Las cámaras digitales réflex, que son las adecuadas para la fotografía dental, son relativamente complejas de utilizar, de cierto coste y exigen, si se quieren utilizar para la toma de color, calibración. Lo que pretendemos es poner en manos del clínico una herramienta fácil de usar y de bajo coste que le ayude a tomar y comunicar el color.
—¿Cuáles son las mayores dificultades de esa investigación?
—Este proyecto requiere la evaluación de las capacidades de fotografía y calibración, para registrar el color del diente -de cada pieza y del conjunto dental- y otras propiedades ópticas, utilizando instrumentos especializados y la cámara del dispositivo.
Para ello se utiliza un novedoso tratamiento de datos, basado en la lógica difusa, que facilita la asociación entre las mediciones instrumentales y las percepciones visuales.
La medición del color de cualquier objeto físico depende, en grandísima medida, de la iluminación disponible. La utlización de la cámara digital de dispositivos móviles como medida de color, y la búsqueda de las condiciones de iluminación óptimas para su apropiada estimación son las mayores dificultades a las que se enfrenta la investigación que realizamos.
—Como suele ocurrir en otros trabajos de investigación, ¿cuentan con apoyo de la industria dental?
—Cuando nos planteamos presentarnos a la convocatoria de proyectos CEI-BIOTIC del Campus de Excelencia Internacional, precisamente uno de los requisitos era contar con el apoyo de empresas. Nos pusimos en contacto con varias del sector y, finalmente, 3M y SDI nos han prestado su apoyo, fundamentalmente aportando materiales, asesoría y expresando su interés en los resultados de nuestras investigaciones.
Además, contamos con el apoyo de varias spin-offs de la Universidad encargadas del desarrollo tecnológico, a nivel de la aplicación y de computación en la «nube».
—¿Cuentan con los medios suficientes?
—En investigación, los medios nunca son suficientes porque planteas unos objetivos preliminares y, conforme se va avanzando, van surgiendo nuevas posibilidades, nuevas ideas, posibles caminos que, a veces, se abandonan porque los medios son limitados, y ahora especialmente, con los recortes de financiación a la investigación que estamos sufriendo. Tenemos un presupuesto muy ajustado y objetivos ambiciosos, pero estamos trabajando en ello.
Perfil
La Dra. Rosa Pulgar Encinas es Licenciada en Medicina y Cirugía, especialista en Estomatología y Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Granada, centro en el que es profesora titular del Departamento de Estomatología. Ha participado como investigadora en doce proyectos concedidos por entidades públicas y privadas de carácter nacional e internacional. En la actualidad, es investigadora principal del proyecto I+D+i del Plan Nacional Métodos Ópticos No Invasivos y Sistemas Inteligentes para evaluar biomateriales nanoestructurados: aplicación en Medicina Regenerativa y Odontología.