Introducción
El éxito de la oseointegración y el desarrollo de la Implantología Oral cambiaron radicalmente el plan de tratamiento quirúrgico y prostodóntico de las rehabilitaciones totales y parciales.
Uno de los grandes impactos en el mundo de la Implantología Oral fue la capacidad de los odontólogos de proporcionar al paciente una alternativa terapéutica a las prótesis convencionales. Los resultados obtenidos mediante el tratamiento con prótesis removibles son frecuentemente insatisfactorios, debido al proceso de pérdida ósea causada por la extracción de los dientes y acentuada por la compresión de la misma, que, posteriormente, lleva a la pérdida de retención y estabilidad, comprometiendo las funciones masticatorias, estéticas y psicológicas de nuestros pacientes, afectando así negativamente a la calidad de vida de los mismos.
Actualmente, la evolución de los implantes, tanto en el tratamiento de superficie, como en los componentes protésicos (que posibilitan la unión rígida y clínicamente asintomática entre el hueso y el implante que soporta las estructuras protésicas con éxito a largo plazo); han transformado la Implantología oral en la primera hipótesis de tratamiento cuando toca devolver la función y la estética (1,2).
La rehabilitación convencional con implantes de los maxilares edéntulos es un tratamiento que ha demostrado una gran predictibilidad cuando el volumen de hueso remanente es suficiente, con porcentaje de éxito entre el 84% y 92% (3-11).