Desde que anunciase el cierre de elBulli en 2010, Ferran Adrià ha dado varias vueltas a su proyecto sin terminar de cuajar, como dirían algunos, o como resultado de una auditoría creativa, según sus propias palabras. Dice de sí mismo, ser «cocinero» y está inmerso en lo que parece el desarrollo definitivo de su nuevo proyecto, en el que ha sido capaz de involucrar a instituciones y personalidades, conjugando elementos como pasión e innovación. Desarrollamos un análisis del proceso creativo como elemento de gestión y valor diferencial en las organizaciones empresariales.
Durante un periodo que duró año y medio, posterior al cierre de elBulli, Ferran Adrià sondeó, escuchó y recogió ideas de amigos en muchas áreas. Quizá sin ser consciente o sí, con más o menos técnica, buscó entre el conocimiento experto qué le podían ofrecer, a modo de estudio delphi, Vicente Todolí, exdirector de la Tate Modern de Londres; el Nobel de Economía, Joseph Stiglitz; Israel Ruiz, vicepresidente del MIT; Màrius Rubiralta, secretario de Estado de Universidades en la anterior Administración y rector del Campus de la Alimentación; el cocinero Juan Mari Arzak (el más veterano tres estrellas de España); el ingeniero Pablo Rodríguez, director del centro de Internet y Multimedia de Telefónica I+D; Álex Martínez Roig, director de contenidos y compras de Canal +; Lluís Torner, físico y director del Institut de Ciències Fotòniques de Castelldefels; Bonaventura Clotet, médico y uno de los máximos investigadores sobre el SIDA; o Enric Ruiz-Geli, arquitecto especialista en proyectos innovadores y sostenibles. Y no solo a ellos. En octubre de 2011 trató de implicar a las grandes escuelas de negocios en el reto de dar forma a la fundación. En un primer momento participaron en aquel proceso alumnos de Harvard, Berkeley, Columbia, London Business School y ESADE. Un año más tarde se incorporó la escuela IESE, con el objeto de diseñar un modelo de negocio viable. Más tarde se unió como socio tecnológico Telefónica I+D, con el fin de crear el proyecto de información Bullipedia. Y finalmente, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), considerado el mejor centro universitario del mundo, acogió el estudio del proyecto del no-museo que expondrá la historia de elBulli.
Así, varios think thank de innovación y vanguardia estaban en marcha con el fin de consolidar el proyecto elBullifoundation de Ferran Adrià.
Cómo se puede conseguir catalizar la implicación de tanta mente privilegiada y, lo que parece más llamativo, desarrollar esa implicación como elemento de innovación estratégica empresarial. Con la humildad y sencillez de «le he preguntado a mis amigos listos», se esconde detrás un elemento de agitación extrapolable a cualquier sector productivo y, por supuesto, al sector dental. Sin duda podríamos crear una analogía no muy lejana entre restauración y Odontología, pero en lo que seguro no hay distancia es en el proceso creativo, o mejor dicho, en la necesidad de ese proceso creativo, en la obligación de reinventarse.
Osadía, creación y autoestima
El cinco veces reconocido mejor cocinero del mundo, contaba de su proceso creativo para la concepción de nuevos platos, que en su cocina se trabajaba con método y disciplina; documentación; exploración de nuevos productos; invención de técnicas y conceptos; prueba y error; y un minucioso archivo visual y escrito. Para sobrevivir, para seguir creando, hay que ser punta de lanza de la innovación, la referencia de la modernidad. Puntos claves de cualquier proceso creativo es defender el proyecto por encima del contexto. El equilibrio entre beneficio y hacerlo bien no basta.
La creación consiste en componer, no interpretar
Quizá por culpa de la crisis existe un vacío, una ausencia de referentes, de líderes, que, lejos de su capacidad para influenciar, de su poder, de su estatus, de su contexto, son aquellos que son un gran contaminante, hacen un camino y, mientras hacen ese camino, tienen una idea, se les enciende una lucecita, no dicen nada, pero ya tienen el proyecto en la cabeza. Y la forma de poner en marcha esa idea, los mecanismos que se activan no suelen ser mecanismos de consenso, los visionarios no suelen ser buscadores de consenso, en muchas ocasiones, son transgresores y generan controversia e incluso enemigos. No buscan una coartada para el fracaso, son valientes.
Ferran Adrià hace más de mil entrevistas al año, y según él, eso le obliga a reformular sus ideas, a reflexionar sobre sus planteamientos de forma constante, a meditar sobre lo expuesto. Es necesario reflexionar y cuestionarse todo una y otra vez, establecer la vigencia de los planteamientos empresariales es vital. De nada sirve sentir que uno está desarrollando un buen proyecto si éste se queda obsoleto o pierde vigencia en los grupos de interés. De nada sirve descubrir que la oferta de servicios no es atractiva cuando los clientes/pacientes, accionistas o empleados, o incluso la misma sociedad, dejan de apreciarla, normalmente eso ya es tarde. El esfuerzo de reacción, tras la hecatombe que supone la pérdida de confianza e interés en este momento, es una lucha titánica.
Surge una paradoja sobre la innovación, puede ser no entendida por muchos, basada a veces en lo que uno cree firmemente, no entenderse o no saber explicarla es precisamente un tinte de la propia innovación. Adrià cuenta que la idea que se tiene de un restaurante es que se abre o se cierra, pero no se transforma, es la historia de elBulli. Sin duda, es un escenario que también se puede trasladar a cualquier sector empresarial. En Odontología se ha visto en más de una ocasión, sobre todo en su socialización. Hace sólo veinte años el acceso a la prestación de servicios odontológicos privados era un lujo al que no podían acceder todos. En unos años, la evolución y bienestar de la sociedad, la aparición de nuevos formatos de clínicas dentales, la inclusión de Odontología en el panel servicio de las aseguradoras, o la creación de sistemas de financiación, ha posibilitado este acceso.
Por tanto, la innovación actúa como ingrediente de la genialidad, pero lo que trasciende, según Adrià, son las consecuencias no las personas. No obstante, el trabajo duro hace del talento maestría. Tener capacidad para asombrarse, emocionarse, ilusionarse… Si no existe la pasión por lo que se hace, no transcenderá.
I+D
Ferran Adrià ha explicado hasta la saciedad que el caso de elBulli que se estudia en las escuelas de negocios tiene de partida un error en el enunciado, no era una ruina, había que dejar de pensar que estos locos de la vanguardia creativa en la cocina se habían arruinado. El restaurante elBulli era un centro de investigación y desarrollo, y en los centros de I+D se invierte, cuestan dinero.
AuditorÍa de la creatividad
Las empresas invierten en tecnología, en recursos humanos, en formación; pero no invierten en creatividad. Esto es una tendencia que está cambiando, todavía muy tímidamente. Y el primer rayo de sol de este cambio es la auditoría de la creatividad. Cuestionarse cuál es la oferta, establecer canales para el desarrollo y la implicación de las personas con creatividad y premiar, bonificar ese cuestionamiento es básico si se quiere potenciar y conseguir avances en las organizaciones.
Ferran Adrià en lo nacional o Steve Jobs como internacional son ejemplos del valor de la innovación en las organizaciones, en la sociedad. Son ejemplos de personas que creen que están cambiando el mundo. Innovar y crear un concepto de exposición en el que, sin cocinar nada en absoluto, se pueda exponer en ARCO un mapa gastronómico explicando qué es cocinar.