Sede para todo. Me lo cuentan e, incrédulo que es uno, cual Santo Tomás ante las heridas de Cristo, acudo a Internet –oráculo del siglo XXI– a comprobar si es cierto. Ya se sabe, como en el caso del apóstol: ver para creer. Y sí, la respuesta llegada desde el espacio cibernético confirma que la dirección de la sede redaccional de la publicación Ola Dental (antes en el Paseo de La Habana, 9 y 11), cuyo director ejecutivo es el doctor Felipe Aguado, es la misma donde se ha instalado la clínica solidaria apadrinada por la Fundación Dental Española. Esta clínica de reciente apertura (ver GACETA DENTAL 255) tiene previsto dedicar parte de su actividad al tratamiento bucodental de personas con pocos recursos, compartiendo espacio para la consulta y tratamientos a pacientes ‘normales’, vamos de pago, así como a la formación, mediante cursos impartidos por Formadent, sociedad presidida por el doctor Aguado, cuyo objetivo es «la organización y gestión de eventos y cursos de posgrado en Odontología», y que, curiosamente, también está instalada en el mismo local que la clínica solidaria. Así es que la clínica solidaria chamberilera (Rafael Calvo, 5) es, además, centro dental al uso, local para cursos de posgrado y redacción de una revista. Cuatro en uno.
‘Suicidientistas’. «La de dentista es una profesión de riesgo, que tiene los índices más elevados de suicidio en España», oigo comentar en la radio al doctor Carasol, ¿o fue el doctor Molinos? Ambos intervienen en la tertulia organizada por el programa de RNE «Hoy no es un día cualquiera» del sábado ocho de febrero, con motivo de la celebración de la festividad de la patrona Santa Apolonia. Me sorprende tal afirmación, pero compruebo que, efectivamente, según las estadísticas, son cuatro profesiones relacionadas con la sanidad las que copan ese triste palmarés suicida, y por este orden: dentistas, psiquiatras, farmacéuticos y enfermeros. Les siguen los abogados, los granjeros y los militares.
Negro sobre blanco. Sotto voce ya se habla en foros y congresos de la necesidad de elaborar un libro blanco del sector dental en España. Un libro blanco viene a ser el resultado del análisis de la situación y las necesidades que afectan a un sector, a un colectivo determinado o a un área temática concreta. Y en el dental hay situaciones y necesidades que bien merecen un análisis: los números de la industria, la plétora profesional, la proliferación de clínicas impersonales, la emigración de graduados de las últimas cosechas universitarias, los productos importados con escasas garantías y muchos más asuntos que requieren un estudio. La pregunta es ¿por qué no se ha hecho hasta ahora un estudio de estas características en el sector dental? Toda vez que hay libros blancos de Medicina Estética, y de Medicina forense, y de Oncología médica, y de Dermatología, y de Homeopatía, y de Especialidades pediátricas, y de Medicina física y de rehabilitación, y de… ¿Qué tiene de especial el dental para que este sector no tenga su libro blanco? Corre de boca en boca el rumor de que tal vez ha llegado ya el momento de poner negro sobre blanco todo cuanto afecta al campo odontológico en España, que es mucho, independientemente de la crisis general, porque el modelo profesional de dentistas, protésicos e higienistas está cambiando, más bien ha cambiado ya y sería bueno saber qué caminos hay y cuáles son los más adecuados para seguir.
El tiro por la culata. Escaso botín para tantos medios como debieron utilizar fue el que obtuvieron los cacos que en la noche del 29 de enero asaltaron la sede del Consejo General de Dentistas. Tras forzar la puerta de calle, en plena Alcalá, a escasos metros de la monumental puerta del mismo nombre, y la de acceso a las oficinas de la organización colegial, todavía tuvieron que reventar la caja fuerte. Resultado del previsible considerable despliegue humano, material y logístico empleado por estos profesionales de lo ajeno en el saqueo, lanza térmica incluida: alrededor de 5.000 euros, una tableta digital utilizada para las presentaciones en la sala de reuniones, tres medallas de Santa Apolonia y varias insignias de solapa del Consejo.