Dr. Eduardo Vázquez, presidente de la Sociedad Española de Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO)
Durante décadas, se ha establecido de forma errónea una relación causa-efecto entre las anomalías oclusales y la aparición de trastornos craneomandibulares, según explica el Dr. Vázquez, cabeza visible de la SEDCYDO desde hace unos meses. Hoy, gracias al avance científico, se sabe que tienen más peso que la oclusión en el desarrollo de estas patologías, factores como los genéticos, inmuno-endocrinos o psicosociales.
—¿Desde cuándo lleva vinculado con la SEDCYDO? ¿Por qué decidió presentarse a las elecciones?
—Me hice socio de la SEDCYDO nada más licenciarme como odontólogo en la Universidad de Barcelona hace ya 14 años. Durante este tiempo he formado parte como vocal, de forma ininterrumpida, en las presidencias del Dr. Carmelo Plaza, José Luis Roldán y José Luis de la Hoz. Debido a ello, he estado en una inmejorable posición para aprender desde dentro el funcionamiento de la Sociedad, constatar sus carencias y virtudes, y percibir de primera mano las inquietudes y deseos de sus socios. Además he tenido el privilegio de aprender mucho de todos mis compañeros de junta y de los tres últimos presidentes de la SEDCYDO, tres grandes en lo personal y profesional. Finalmente, no quisiera olvidar el inestimable asesoramiento que mi padre me ha proporcionado gracias a la visión única que le proporciona el haber sido presidente y socio fundador de la SEDCYDO.
—¿Qué objetivos y líneas de trabajo prioritarias se ha marcado como nuevo presidente de la Sociedad?
—Mi deseo, y el de mis compañeros de junta, es el de continuar la magnífica labor desarrollada por la anterior junta directiva, encabezada por el Dr. José Luis de la Hoz, en cuanto a la modernización de nuestra Sociedad y su hermanamiento con otras Sociedades y entidades científicas del ámbito del dolor orofacial (DO).
Siguiendo esta línea de trabajo, la nueva junta directiva trabajará para potenciar la interacción de la SEDCYDO con otras sociedades odontológicas y sanitarias del ámbito de la disfunción craneomandibular (DCM) y el dolor orofacial. Asimismo, también acometeremos la necesaria actualización durante esta legislatura de los estatutos de la SEDCYDO, siguiendo, en este caso, los pasos de otras sociedades científicas odontológicas hermanas que han acometido la actualización de sus estatutos durante los últimos años.
Adicionalmente, para asegurar la supervivencia económica de la SEDCYDO, nos hemos marcado dos objetivos fundamentales: en primer lugar, impulsar una intensa campaña de captación de patrocinadores, con la dificultad que eso conlleva en las actuales circunstancias económicas, y, en segundo lugar, acometer una racionalización de los gastos de funcionamiento de la Sociedad, cuyos principios fundamentales deben quedar plasmados en la nueva reforma de los estatutos. Asimismo, la captación de nuevos socios, con especial énfasis en las nuevas generaciones de odontólogos, será, sin duda, una parte fundamental en la mejora de los recursos económicos de nuestra Sociedad.
Por último, y no menos importante, la nueva junta tiene como objetivo potenciar la participación de los socios tanto en los eventos científicos en los que participa la SEDCYDO como en la asamblea anual de socios.
—¿Quiénes le acompañan en la junta directiva?
—Durante mis tres años de presidencia tengo el privilegio de contar con un excelente equipo de jóvenes colaboradores: la Dra. Maite Abeleira (vicepresidenta), el Dr. Isidoro Cortell (secretario), el Dr. Sergi Sala (tesorero), el Dr. Antonio Blanco (vocal), la Dra. Isabel Moreno (vocal) y la Dra. Amaya Echevarría (vocal). Todos ellos son, además de buenos amigos, grandes personas y profesionales.
—En su carta de presentación a los socios, expone que el momento actual es clave para el futuro de la Sociedad. En los últimos años se ha producido un enorme cambio en los fundamentos científicos sobre los que se asienta el área que representan. ¿Nos puede concretar cuáles han sido estos cambios y que implican?
—La práctica de la DCM y el DO ha experimentado grandes cambios en los últimos veinte años debido, entre otras razones, a una mejora sustancial del conocimiento científico sobre su fisiopatología y a la publicación a nivel internacional de criterios diagnósticos estandarizados en DCM y DO. Durante décadas se ha tenido una visión muy mecanicista de la DCM estableciéndose, de forma errónea, una relación «automática» de causa y efecto entre las anomalías oclusales y la aparición de trastornos craneomandibulares. Hoy en día, debido al gran avance del conocimiento científico en general, y en la DCM en particular, sabemos que los factores genéticos, inmuno-endocrinos y psicosociales, por poner solo algunos ejemplos, juegan un papel mucho más importante que la oclusión en el desarrollo y cronificación de esta patología. Esta es la opinión mayoritaria dentro de la SEDCYDO y de las más prestigiosas instituciones internacionales en este campo, como son la European Academy of Craniomandibular Disorders y la American Academy of Orofacial Pain.
—¿Tiene esta parcela de la Odontología el suficiente reconocimiento profesional y formativo?
—Afortunadamente la DCM y el DO han ganado progresivamente reconocimiento profesional y formativo durante las dos últimas décadas en todo el territorio nacional. Esto se puede constatar fácilmente si observamos el número creciente de contenidos científicos (y su calidad) sobre DCM y DO que se imparten en la mayoría de colegios profesionales e instituciones científicas y docentes del ámbito de la Odontología en España.
No obstante, es indispensable que los programas académicos universitarios contemplen una formación más sólida y amplia sobre la prevención y el tratamiento de estas patologías, ya que actualmente el número de horas lectivas que se dedican a este tema en la mayoría de facultades de Odontología en España es muy limitado. Esta formación, no obstante, debe basarse, como cualquier otra, en criterios de evidencia científica que tengan el aval de las instituciones científicas más importantes a nivel nacional e internacional. En la actualidad esto implica un enfoque multidisciplinario y bio-psicosocial en el diagnóstico y tratamiento de estos pacientes que, por desgracia, está muy alejado de los contenidos «oclusodoncistas» que todavía se imparten en algunas universidades e instituciones nacionales.
—El abordaje de los trastornos craneomandibulares y orofaciales implica el trabajo de más profesionales sanitarios. ¿Qué profesionales se hacen esenciales?
—El enfoque diagnóstico y terapéutico de un enorme porcentaje de pacientes con DCM y DO debe ser siempre multidisciplinario. Esta afirmación, no obstante, no invalida que en cuadros clínicos poco complejos un solo profesional –odontólogo– pueda diagnosticar y tratar satisfactoriamente al paciente. En estos casos es importante la figura del odontólogo general (o no «especialista») que puede tratar este tipo de cuadros clínicos si posee la formación suficiente para ello. Sin embargo, los cuadros crónicos y/o de diagnóstico diferencial complejo deben ser tratados, desde mi punto de vista, por un equipo multidisciplinario de profesionales coordinados por un odontólogo/estomatólogo especializado en DCM y DO. Este equipo multidisciplinar en mi caso particular, por ejemplo, está formado por una fisioterapeuta, un psicólogo, un reumatólogo, un otorrino, una neuróloga y un cirujano maxilofacial. En ocasiones, también, contamos con la colaboración de un médico internista para el diagnóstico y tratamiento de ciertos cuadros clínicos.
—Recientemente señalaban que el 22% de la población ha sufrido un cuadro de DO en los últimos seis meses, un dato que nos habla de la importancia que tiene la parcela que ustedes representan.
—El DO es extremadamente prevalente en la población general, siendo una de las causas de mayor absentismo y pérdida de productividad laboral en la mayoría de países desarrollados del mundo. Es fundamental constatar que dos de los cuadros de DO más prevalentes, como son el dolor dental (el más prevalente) y la DCM, son competencia directa y casi exclusiva del odontólogo/estomatólogo. Esto nos da una clara idea de la gran responsabilidad que tenemos los odontólogos en el diagnóstico y tratamiento del DO.
—¿Cómo imagina el futuro ideal para el campo de la Disfunción Craneomandibular y el Dolor Orofacial?
—Imagino un futuro en el que el abordaje diagnóstico y terapéutico de los pacientes esté basado en criterios objetivos de evidencia científica y con un enfoque multidisciplinario y bio-psicosocial.
—Cuando acabe su mandato, ¿qué le gustaría haber conseguido?
—Una mayor profesionalización de las estructuras de funcionamiento de la SEDCYDO y un mayor reconocimiento y difusión de sus postulados científicos dentro del mundo de la Odontología, pero, sobre todo, a nivel de otras instituciones científicas nacionales del ámbito del dolor (por ejemplo, la Sociedad Española del Dolor). También es mi deseo, y el de mis compañeros de junta, poder aproximar la SEDCYDO a las nuevas generaciones de odontólogos para que tengan una visión más fidedigna de lo que hoy es y representa la DCM y el DO en España y en todo el mundo. •