La reconstrucción de defectos en implantología abarca un amplio espectro en el que encontramos infinidad de situaciones, en ocasiones, complejas de abordar.
En la mayoría de los casos, y en el contexto actual de práctica profesional, a la propia reconstrucción se añaden exigencias estéticas. Se trata, no sólo de poder reconstruir el defecto sino, además, de llevar el caso hasta la reconstrucción «ad integrum», en la que el resultado final sea lo más parecido al aspecto natural armónico de la dentición del paciente y su integración en el marco gingival y estético.
Por ello, es fundamental seleccionar bien la técnica quirúrgica, adaptándola al caso clínico concreto. Conocer las limitaciones de cada técnica y la posible evolución es básico.
Como norma general, cuando hablamos de defectos complejos debemos evaluar dos situaciones, obvias, pero básicas:
1. El sustrato óseo y gingival remanente.
2. El grado de pérdida ósea.