VIRUS, GUSANOS Y ARAÑAS
Es curioso como la informática ha permitido la creación, o más propiamente dicho, la recreación de ciertos aspectos de la naturaleza de forma conceptual y, lo que es más importante, ha permitido la simbiosis inter-especies de una forma absolutamente novedosa, creando amistades y enemistades más allá de lo natural.
Todos conocemos Photoshop o Word y, en cierto modo, nos sentimos como los amos (cuando por fin conseguimos dominar estos programas) con un servidor obediente, el ordenador.
Pero, al mismo tiempo, convivimos con toda una serie de entes «vivos» que, desde una dimensión paralela, interactúan con nosotros de forma real.
El caso más claro es el de los virus informáticos, denominados así por actuar de forma similar a los virus biológicos.
Lo gracioso del asunto es que, para que un virus prospere es necesario un huésped realmente vivo, así que tenemos que contemplar los sistemas informáticos como un ecosistema en el que, en un lado, se encuentra un organismo real y complejo, nosotros, y, en el otro, toda una serie de especies que se alimentan, crecen, mutan y procrean a costa de áquel.
Realmente el mundo virtual no es tan virtual, nuestro perfil de Facebook y el de nuestros amigos, contiene información real que nos afecta de forma real, como consecuencia de una reorganización y clasificación virtual.
Esto nos convierte realmente en cyborgs o seres cuya vida depende de un soporte biológico natural, pero también de añadidos artificiales. El hecho de que aún no llevemos el teléfono móvil en el bolsillo y no grapado a la cabeza es una cuestión meramente anecdótica, pero la funcionalidad es la misma.
Podemos decir pues que, por ejemplo, los virus informáticos son realmente virus humanos, ya que tienen consecuencias reales. Y como sabe cualquier naturalista avezado, es importante conocer las diferentes especies y su nivel de peligrosidad.
Virus
Todos hemos oído hablar de ellos a estas alturas y, como en la vida misma, los hay de todo tipo y pelaje y, en realidad, agrupan a toda una serie de microorganismos donde podríamos incluir retrovirus, priones, bacterias, etc. y, aunque aún no han alcanzado la categoría de mortales, podrían hacerlo.
Gusanos
En cierto modo, más lombrices que gusanos, son un poco más complejos que los virus y, a diferencia de aquéllos, que necesitan ser introducidos vía infección, es decir, contacto directo con la fuente de infección, los gusanos viajan por su cuenta y hacen lo que hacen las lombrices, introducirse por los agujeros, también conocidos como puertas traseras (backdoor), en los sistemas operativos y que son las responsables de las contínuas actualizaciones de seguridad.
Digamos que el gusano se introduce en el ordenador y excava para proporcionar acceso a otro tipo de programas, lo que al final permite que se controle el ordenador de forma remota. En el argot se habla de ordenadores zombies.
Arañas
Son las responsables de que una parte de internet sea conocida como «WWW» (World Wide Web) o telaraña mundial.
Las arañas son las responsables del Web Crawling, es decir, buscar páginas, leerlas y reconocer los enlaces entre unas y otras formando una auténtica tela de araña donde los hilos son los links entre unas webs y otras.
Robots
A partir de aquí, y obviando los Caballos de Troya, que pertenecen a la clase de virus malignos disfrazados de benignos, el resto de automatismos informáticos son llamados genéricamente robots.
PROGRAMAS ESPÍA
Muy de moda, actualmente, debido a las noticias de filtraciones de información reservada con los casos de Wikileaks y Snowden, entre otros, son pequeños programas que se dedican a recopilar información de forma automatizada por toda la red.
En realidad, las filtraciones de información no son realizadas por estos programas, sino que son más bien el fruto del trabajo de los mismos. Dentro de la categoría de recopiladores de información se agrupan todo tipo de códigos que, en cierto modo, gozan de una característica común y es que son autónomos, tienen vida propia.
Como hemos visto –ver cuadro Virus, Gusanos y Arañas– hay una gran variedad de especies, incluyendo algunas más evolucionadas, como la Bandada de Palomas (Pigeonrank) de Google, y se usan para todo tipo de propósitos: desde sacar entradas para el cine hasta para robar bancos.
Así que podemos pensar en un internet donde el movimiento generado por la mera acción de los usuarios es apenas una fracción de lo que se mueve por debajo y que, mientras dormimos, se está desarrollando una actividad frenética buscando, leyendo, categorizando y empaquetando nuestra existencia.
Digamos que todos estos programas lo que producen son toda una serie de derivados de la información, perfiles de usuario, perfiles de consumidor, etc. y no sólo las multinacionales o los gobiernos, sino, en mayor o menor medida, casi todo el mundo, incluso nosotros mismos de forma inconsciente cuando aceptamos o rechazamos a alguien como amigo, o cuando le damos al me gusta.
Nosotros sólo apreciamos toda esta actividad subterránea de forma clara cuando, por ejemplo, se nos llena el buzón de correo de propaganda indeseada (SPAM), pero se supone que tanto la publicidad que nos acompaña en las páginas web, como esa propaganda en el correo, ya ha sufrido un preproceso, una personalización que, en cierto modo, deberíamos agradecer porque sólo nos bombardean con anuncios de cosas que realmente nos interesan, ¿o no es así?.
Queda al criterio de cada uno sopesar el éxito o fracaso de esta filosofía de «fidelización» del cliente/votante/ciudadano que, para nuestra desgracia, a mi entender, aún nos va a seguir acompañando durante algún tiempo.
Así que hagamos un pequeño recuento:
– Miles de millones de fotografías.
– Millones de horas de vídeo.
– Billones de mensajes de texto y correo electrónico.
– Incontables horas de conversaciones telefónicas y videoconferencia.
– Trillones de páginas de información incluyendo páginas web, blogs, documentos empresariales, bibliotecas digitales, memorandos, informes, declaraciones de hacienda, movimientos bancarios, boletín oficial del estado.
Y además:
– Programas leyendo, viendo y escuchando toda esta información.
– Programas categorizando toda esa información, clasificándola y formateándola para suministrarla a los interesados.
Desde luego los chicos de las agencias de inteligencia tienen con qué entretenerse.
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