En este nuevo proceso educativo de enseñanza–aprendizaje hay dos componentes básicos: el profesor, que desempeña un papel de facilitador –guía el aprendizaje del alumno y adecúa todo lo que es pertinente en el contexto para llegar a la obtención del objetivo formativo–, y, por otro lado, el alumno como centro del proceso educativo, el cual debe llegar a conseguir unas competencias profesionales adecuadas para integrarse en el marco social y laboral del momento actual que estamos viviendo.
Conociendo los estilos de aprendizaje de los alumnos, los docentes podremos crear estrategias acordes a éstos, para así alcanzar un adecuado entorno didáctico mejorando la calidad integral del proceso educativo.
Introducción
En la actualidad la totalidad de las universidades de España están inmersas en el Espacio Europeo de Educación Superior y se ha comenzado con la aplicación de los créditos ECTS, según el desarrollo de los nuevos planes de estudio en el proceso de Bolonia 2010.
En este nuevo proceso educativo de enseñanza–aprendizaje hay dos componentes básicos: el profesor, que desempeña un papel de facilitador –guía el aprendizaje del alumno y adecúa todo lo que es pertinente en el contexto para llegar a la obtención del objetivo formativo–, y, por otro lado, el alumno como centro del proceso educativo, el cual debe llegar a conseguir unas competencias profesionales adecuadas para integrarse en el marco social y laboral del momento actual que estamos viviendo.
En este proceso educativo hay que tener en cuenta una serie de rasgos básicos como son:
a) Los rasgos afectivos, la disposición hacia el aprendizaje, las motivaciones y las expectativas influyen de manera muy importante en el proceso de enseñanza–aprendizaje y en los resultados académicos finales.
b) Los rasgos fisiológicos y la manera que tienen los alumnos de percibirlos condicionan los aprendizajes y la actitud hacia ellos. Algunos autores destacan el predominio sensorial en los estilos de aprendizaje, es decir, la preferencia de unos sentidos sobre otros para captar la información, interpretar, memorizar y resolver. Entre ellos se pueden distinguir:
– Sentido visual o icónico: en el alumno predomina la memoria visual y facilita el pensamiento espacial.
– Sentido auditivo o simbólico: facilidad para usar el canal auditivo, favorece el pensamiento verbal y simbólico.
– Sentido cinético: propio del pensamiento motor.
c) Los rasgos cognitivos podemos entenderlos como la manera de captar, procesar las informaciones recibidas y solucionar el problema dentro del contexto educativo.
Los rasgos cognitivos, afectivos y fisiológicos nos sirven como indicadores relativamente estables de cómo los discentes perciben, interaccionan y responden a sus ambientes de aprendizaje.
Estas diferencias individuales aplicadas al proceso de enseñanza–aprendizaje dan lugar a los diferentes estilos de enseñar el profesor (docente) y de aprender el alumno (discente). El ser humano presenta una diversidad para percibir e interpretar la realidad, adquirir y procesar la información, pensar, hablar, actuar, por lo que en el ámbito educativo se concretan en los diferentes estilos de aprendizaje del alumno.
Podríamos definir el estilo como la particular manera de percibir y de procesar la información por parte de cada persona, lo que sería el estilo cognitivo. De esta manera se podrían abordar tareas donde están implicadas operaciones mentales como percibir, memorizar, pensar, aprender y actuar.
Hay una serie de conceptos que ayudan a comprender los estilos de aprendizaje:
– Dependencia–independencia (DIC): es un factor muy conocido y estudiado, gracias al test de figuras enmascaradas que evalúa el modo de percibir la realidad dependiente o independiente. Las personas que tienden a percibir la información de manera analítica y sin dejarse influir por el contexto se denominan independientes (con mayor predisposición para las ciencias y las matemáticas); los dependientes perciben de manera general e influidos por el entorno y el contexto (mejor para ciencias sociales y relaciones personales).
– Conceptualización y categorización: hace referencia a la forma en que las personas asocian o agrupan una serie de objetos, conceptos o informaciones.
– Reflexividad–impulsividad: factor que se relaciona con la rapidez para actuar y resolver situaciones problemáticas. Junto con la rapidez se encuentra la eficacia, los individuos impulsivos responden más rápidamente, pero cometen más errores; los reflexivos analizan las respuestas antes de darlas, pero tardan más, aunque son más eficaces.
– Nivelamiento–agudización: al percibir, algunas personas destacan los elementos comunes y semejantes y tienden a minimizar las diferencias (nivelamiento, con más facilidad para pruebas de tipo ensayo), y otros perciben las diferencias y minimizan los rasgos comunes (agudización, pruebas de tipo objetivo).
Según P. Honey y A. Mumford (1986) el aprendizaje es un proceso circular con cuatro etapas que corresponden a su vez a los cuatro estilos de aprendizaje (1-3):
– Estilo activo: son personas abiertas, entusiastas, sin prejuicios ante nuevas experiencias, incluso aumenta su motivación ante éstas.
– Estilo reflexivo: son individuos que observan y analizan detenidamente, consideran todas las opciones antes de tomar una decisión, les gusta observar y escuchar, se muestran cautos, discretos y a veces, quizás, distantes.
– Estilo teórico: presentan un pensamiento lógico e integran sus observaciones dentro de las teorías lógicas y complejas, buscan la racionalidad, la objetividad, la precisión y la exactitud.
– Estilo pragmático: personas que intentan poner en práctica las ideas, buscan rapidez y eficacia en sus acciones y decisiones y se muestran seguros cuando se enfrentan a los proyectos que les ilusionan.
Los mismos autores, P. Honey y A. Mumford (1988), partieron del cuestionario de Kolb (Learning Stile Inventory, LSI, inventario de estilos de aprendizaje de 1976 que era aplicado a la vida adulta para valorar aprendizaje y capacidades, constaba de una serie de palabras y había que ordenarlas) y crearon un cuestionario de estilos de aprendizaje enfocado al mundo empresarial (LSQ, Learning Styles Questionnaire), para verificar cuatro estilos y cuatro fases del aprendizaje, que consta de 80 ítems que se responden con «r» o «x» si están en acuerdo o desacuerdo.
Posteriormente Alonso, Gallego y Honey (1992-1994) crearon el cuestionario Honey-Alonso de estilos de aprendizaje (CHAEA) en España. Se recoge el de LSQ y Alonso lo adapta al español, con 80 ítems que se responden con «+» o «–», si se está en acuerdo o desacuerdo, y los resultados determinan las preferencias en cuanto a los estilos de aprendizaje activo, reflexivo, teórico y pragmático.
Objetivos
Conocer los diferentes estilos de aprendizaje de los alumnos.
Material y método
Hemos utilizado en este estudio el cuestionario elaborado por Alonso, Gallego y Honey (1992-1994), cuestionario Honey-Alonso de estilos de aprendizaje, que es una prueba diagnóstica denominada CHAEA (Cuestionario Honey-Alonso de Estilos de Aprendizaje).
Esta prueba, adaptada al español por C. Alonso, se inscribe dentro del enfoque cognitivo y consta de 80 ítems que el alumno debe marcar con un «+» o un «–» según esté más o menos en desacuerdo con el enunciado del ítem.
Los alumnos a los que se les aplicó el cuestionario son del mismo curso académico y de la misma licenciatura, en nuestro caso, alumnos de primer curso en el Grado de Odontología del nuevo plan de estudios adaptado al Espacio Europeo de Educación Superior y a los créditos ECTS, según la reunión de Bolonia 2010.
La realización de este cuestionario es voluntaria y anónima para los alumnos, los cuales reciben las instrucciones y recomendaciones adecuadas siempre por parte del mismo docente.
En dicho cuestionario sólo se piden datos sobre edad, sexo, y, sobre todo, se insiste en que la contesten entera (así evitamos descartar los cuestionarios incompletos) y que se rellene con la mayor sinceridad posible.
El tiempo para contestar es libre, pero se calcula que con 15 o 20 minutos da tiempo de sobra.
Los resultados sumados, según indican sus autores, determinan las preferencias en cuanto a los estilos de aprendizaje activo, reflexivo, teórico y pragmático.
Dichos resultados numéricos posteriormente se trasladan a la gráfica de coordenadas, para obtener un gráfico global del estudio.