La actual demanda de restauraciones dentales estéticas con alta biocompatibilidad ha hecho que las coronas de cerámica sin metal sean cada vez más populares y ampliamente empleadas en la Odontología contemporánea. En ocasiones estas coronas cerámicas llegan a ser prácticamente indistinguibles de los dientes naturales. En los últimos veinticinco años diferentes materiales, sistemas y técnicas han sido empleadas para la elaboración de coronas de cerámica sin metal.
Inicialmente las coronas completas de porcelana estaban fabricadas con cerámicas feldespáticas únicamente, o incluso con núcleos de alúmina, pero la resistencia flexural era muy baja y la dureza de fractura alcanzaba índices muy bajos lo que hacía que únicamente se pudieran destinar estas coronas a situaciones de bajo estrés en los dientes anterosuperiores. Y aún así, el porcentaje de roturas en la cerámica era muy alto.
Posteriormente surgieron nuevos métodos de fabricación de coronas basados en el empleo de una cerámica de revestimiento añadida sobre un core o núcleo cerámico de alta resistencia que podía ser de alúmina de vidrio infiltrada (In-Ceram de VITA), de cerámica de vidrio de disilicato de alumnio (IPS Empress II de Ivoclar), de alúmina sinterizada de alta densidad (Procera All Ceram de Nobelbiocare), etc.