La osteopatía es una disciplina terapéutica manual que pone especial énfasis en la estructura del cuerpo, empleando principalmente la manipulación de los tejidos blandos (músculos, ligamentos, tendones, etc.) y las correcciones articulares. En la mayoría de los casos el osteópata valora el grado de libertad de movimiento existente en determinadas articulaciones en relación al problema o dolencia que presente el paciente. Si existen restricciones determina qué tejidos blandos pueden estar causando dicha restricción, incluyendo aponeurosis, músculos, tendones, ligamentos y cápsulas articulares. Revisa la postura y el apoyo bipodal, así como la implicación de vísceras, órganos, la boca y los ojos. En la medida de lo posible, trata de mejorar la funcionalidad de los tejidos y la postura del sujeto, normalizando estas estructuras por medio de técnicas manuales.
En todos los casos, el osteópata realiza una valoración osteopática, completamente diferente al diagnostico médico, que consiste en establecer qué estructuras están bloqueadas o en disfunción, siempre desde el punto de vista del movimiento (1).
La osteopatía articular es la parte que se ocupa del aparato músculo-esquelético y de la postura, y corrige las restricciones de movimiento en todas las articulaciones del cuerpo, desde la columna a los miembros, articulación temporo-mandibular, pelvis, etc. Es bien tolerada y carente de efectos adversos y, principalmente, restablece el equilibrio biomecánico del sujeto. La osteopatía craneal está enfocada al cuidado de la estructura ósea del cráneo y la mandíbula, el movimiento de las meninges y la circulación sanguínea intracraneal, por la enorme importancia que éstas ejercen sobre el sistema nervioso central y autónomo, sobre la postura y sobre determinadas funciones del sistema auditivo. La osteopatía visceral es la rama que se ocupa de normalizar órganos y vísceras, mejorando la función de éstos. La utilidad de las manipulaciones sobre el sistema digestivo es, esencialmente, liberar adherencias que puedan dificultar el riego sanguíneo de los mismos, secuelas de cirugía, secuelas de infecciones, etc. Sobre la caja torácica se trabaja, fundamentalmente, la mecánica respiratoria, y las relaciones que ésta tiene con la columna dorsal y cervical (2).