La primera vez que se abre un estuche de cerámica Kiss® y se mira en él, lo que sorprende y se hace más evidente, es la cantidad de botes que hay en el interior del maletín.
La primera vez que se abre un estuche de cerámica Kiss® y se mira en él, lo que sorprende y se hace más evidente, es la cantidad de botes que hay en el interior del maletín, la gama completa consta de 73 frascos, frente a la mayoría de porcelanas de alta calidad, que tienen como mínimo 110. Por curiosidad, se ojea el manual de uso y en las instrucciones se puede ver cuál es la idea principal con la que se ha elaborado el kit de cerámica. Se ha desarrollado de un modo racional y práctico, de manera que con un número inferior de frascos de porcelana, se puede obtener cualquier efecto.
La filosofía es “convertir lo difícil en fácil”. La introducción de una nueva línea de masas llamadas multifunción, es una de las novedades. Estas masas tienen un gran efecto en cómo se construye un color. La estructura del sistema potencia que las restauraciones se fabriquen de una manera más efectiva.
Este nuevo concepto, permite alcanzar en tres capas los tonos de la guía, o en el caso de gran exigencia estética, realizar una reconstrucción compleja.
¿Cómo se consigue? Se ha introducido un criterio más racional, una nueva noción, que intencionadamente da prioridad a una técnica metódica, lo que hace posible que se pueda alcanzar la excelencia en una restauración, sin la necesidad de improvisar, a cada momento, añadiendo un concepto de color tan simple como efectivo.
Se han creado nuevos incisales, a la vez que se ha reducido su número; estos incisales se pueden mezclar entre sí en una proporción adecuada, habitualmente de 1:1, con lo que se pueden obtener nuevos incisales, que se ajustan con exactitud a la guía V de la gama básica.
Nuevos opalescentes, que son el efecto fundamental para un comportamiento natural de la luz, en cuanto incide en la restauración, aportando distintas longitudes de onda, en función del tipo de iluminación; estos opalescentes son el resultado de la investigación en el departamento de desarrollo DeguDent. Se ha patentado un nuevo procedimiento de fabricación del opalescente.
El nuevo método se basa en producir una desfragmentación interior de la porcelana; este sistema mejora la calidad frente a la anterior generación de opalescentes, que perdían propiedades según se incrementaba el número de cocciones; en los nuevos ya no se usa el óxido de circonio para su fabricación, con lo que no se deterioran, ni pierde eficacia la opalescencia (Figura 1).
Se han sustituido las masas Twin-dentin, que se utilizaban para inducir a un efecto de profundidad, por las nuevas Power-chroma; este cambio permite que, con tan sólo 6 frascos, se obtenga cualquier dentina primaria, armonizada con la dentina de tono o secundaria. La gama mínima constituida reduce la cantidad de frascos, pero con la posibilidad de ampliarla hasta 21 tonos distintos, si se mezclan entre ellos, en una proporción de 1:1. Su misión es camuflar el casquillo, también se pueden usar en el borde incisal para crear efecto de mamelón. Así se minimiza el almacén, simplifica el trabajo del técnico y le permite reproducir cualquier color que necesite.
Los polvos de opaquer, igual que los de dentina, han incrementado la calidad y la fiabilidad de los pigmentos, con lo que se evita, casi por completo, el grave problema de metamerismo, al tener adición de fluorescencia. Se encajan con precisión con la guía V clásica, están perfectamente escalonados en la gama de tonalidades y además emiten cierta luminosidad, que hacen innecesario trabajar con dentinas opacas (Figura 2).
Otro concepto innovador es el “Stand-By”, que es porcelana opalescente pura, sin pigmentación. Este polvo se utiliza mezclado con cualquier otro de estuche, reduce la intensidad, aumenta la luminosidad, sin cambiar ni perjudicar el valor del mismo, que es lo que ocurre con el uso del transparente o de otras masas parecidas.
La cerámica de hombros cubre mucho mejor cualquier muñón dental decolorado, pero con su nueva formulación, tiene menor contracción y mayor estabilidad, lo que facilita un ajuste cervical óptimo.
En definitiva, destaca su uniformidad cromática desde el opaquer hasta el incisal, que cumple con una degradación bien escalonada, que mejora el aspecto externo y la consecución de una porcelana más natural.
Todas estas cualidades se valoran cuando se ha finalizado el laminado de una corona, pero un apartado muy interesante se percibe cuando se mezcla el polvo con el líquido SD para modelar; la consistencia que adquiere la masa es muy cremosa, se logra una plasticidad única, una plasticidad que permite al técnico desplegar su arte en el build-up, porque puede construir perfectamente cualquier morfología por muy compleja que sea, sin esfuerzo suplementario. El modelado se mantiene después de la cocción.
Para ilustrar lo anteriormente expuesto se acompaña un caso práctico.
Caso práctico
Paciente varón, con problemas estéticos en los incisivos centrales, debido a la decoloración severa que sufren los muñones, se decide por dos coronas metal cerámica.
El primer paso, pintar con opaquer, en el que ya se distingue durante el proceso que hay diferencias, existiendo de los dos tipos, el de pasta es más fácil de aplicar, no se adhiere tanto al pincel una vez depositado sobre el metal; incluso el de polvo es más estable que los anteriores. Otro punto a favor es que el tono encaja perfectamente con la gama de la dentina elegida, dos aplicaciones recubren perfectamente el metal y lo enmascaran en su totalidad (Figura 3).
Puesto que la exigencia estética es elevada, se decide por unos hombros cerámicos, de manera que beneficie el conjunto de la reconstrucción, aportando naturalidad. Es muy importante que antes de poner la masa, se pinte el muñón con laca endurecedora de yeso, así se aísla mejor y el separador no se absorbe tan rápido; se coloca la masa de hombros mezclada con un líquido “quick” y se comprime bien, apretando con un papel absorbente (Figura 4). Hay que ser cuidadoso al separar la estructura del modelo, porque si quedan restos de material, lo mejor es repetir la operación hasta que se destaque sin restos, limpiamente; después de la cocción, se pinta el muñón de yeso con una laca de detección (Figura 5), minuciosamente se presenta la funda sobre el modelo, es habitual que después de la cocción quede alguna rebaba, que puede dañar el muñón. Se verifica si hay algún contacto prematuro; si lo hubiese, se retoca la porcelana con una punta de óxido de aluminio, a bajas revoluciones y sin apretar demasiado, hasta que asiente bien. Para conseguir un ajuste perfecto con este proceso, se repiten los pasos una segunda vez, así el cierre marginal queda bien sellado (Figura 6), es muy importante repasar diligentemente el margen cerámico antes de hacer el recubrimiento de la corona, para no sobredimensionar el perfil de emergencia. El siguiente paso es el laminado de las dentinas; para ello se humedece el opaco con líquido de modelar, esto facilita la interrelación de las masas cerámicas con el opaco.
El hombro de porcelana es un proceso independiente, por eso no se puede confeccionar a la vez que el resto del recubrimiento de la corona; para un buen resultado de color y forma, se precisa de un espacio de 1,2 mm. Una vez acabado el hombro, se inicia el modelado del resto de la pieza con la dentina de profundidad, que se coloca en las zonas interproximales y en las zonas cercanas al margen para que se consiga un ligero contraste entre el hombro y la zona del cuerpo (Figura 7); luego se aplica la masa de fluorescente sobrepasando un poco el casquillo metálico tanto en altura como por interproximal, así quedará completamente disimulado bajo cualquier fuente de luz (Figura 8); todas las masas que se van añadiendo de forma irregular, que no sean superficies planas sino que haya diferentes volúmenes a distintos niveles, con lo que se consigue una gran dispersión de la luz debido a la diferencia de espesores, provocando contrastes. un contraste es la relación que hay entre la máxima iluminación y la mínima de un cuerpo; Justo encima se coloca la dentina del tono elegido para el resto de la corona, construyendo el tamaño como si fuera el modelado definitivo, de alto y de ancho, hasta contactar con los dientes vecinos (Figura 9). Se recorta y elimina masa para obtener el espacio necesario para el incisal, así se controlan las dimensiones y la cantidad que se añade de los diferentes efectos y matices. Se completa de nuevo con una capa fina de incisal opalescente estirándolo hacia el borde, formando como un marco, pero dejando espacio por vestibular para añadir otros efectos, así servirá de soporte para las coloraciones que se decida incluir en el interior de la restauración (Figura 10). La dentina para mamelones se superpone en pequeñas cantidades en forma de punta hacia el borde caprichosamente (Figura 11), encima de éstos se pone una mínima cantidad de fluorescentes entre crestas y depresiones; este paso es muy delicado porque se debe aplicar una cantidad de material suficiente para poder apreciarlo a simple vista, pero que no llame la atención en exceso, es decir, que se armonice al resto de la reconstrucción.
En este caso se decidió poner un incisal creativo azulado, que se aplicó en la parte interproximal del tercio incisal y en algún punto del borde, siempre se aplica muy irregular para que las piezas no sean exactas (Figura 12).
Se rellenó todo y se modeló la cara vestibular con una aportación en forma de tiras verticales intercaladas, iniciando con incisal opalescente por interproximal (Figura 13) y seguido de incisal normal (Figura 14 y 14b), y así sucesivamente.
El tamaño de la pieza es un 10 o 15 por ciento mayor que la original, para compensar la pérdida de volumen a causa de la contracción que tendrá después de la cocción en el horno (Figura 15).
En la cara lingual se coloca, en el fondo, una fina capa de dentina más oscura o anaranjada, subiéndola hasta incisal para obtener una sensación de profundidad, y luego se recubre con un incisal ice que es blanquecino y matizará la oclusal.
Una vez horneado el puente, se comprueba que la corona ya tiene todas las características necesarias para una apariencia vital; después de la primera cocción se corrige y rellenan los espacios y discrepancias causadas por el encogimiento, añadiendo pequeñas cantidades de dentina en la parte más apical e interproximal para mejorar la forma (Figura 16); la oclusión y los puntos de contacto se rehacen con incisales creativos opalescentes (Figuras 17, 17b y 17c). Con este aporte de material se consigue un comportamiento distinto en función de la fuente de luz que incida sobre ella y cómo incida.
El acabado se realiza, como es habitual, usando piedras de óxido de aluminio o fresas diamantadas, durante el repasado se comprueba que la dureza de la porcelana es menor, lo que facilita la labor del técnico. Una vez que se han ajustado las piezas en el modelo por proximal, se empieza el trabajo de forma acabando el modelado de la anatomía general (Figuras 18, 18b, 18c).
Respecto al detalle, para visionar la forma y la micro morfología se necesita eliminar el color de la superficie, para lo que se puede utilizar un polvo metálico (Figura 19), que cubrirá la tinta de la porcelana, pero que resaltará la forma, con lo que el ceramista puede centrar su esfuerzo en imitar surcos, superficies de desgaste, aristas, ángulos, etc. (Figura 19b).
Cuando se ha acabado de repasar es recomendable usar gomas de pulir porcelana antes de la cocción de glaseado, para acabar de definir el tipo de superficie que se quiere dejar, dejando unas zonas más pulidas que otras, para que la textura de la corona no sea igual en toda la pieza (Figura 19c).
Por último, se realiza la cocción de glaseado, para cerrar la porosidad que pueda existir en la porcelana, con lo que se evita la adhesión de placa; es por esto que los pulidos manuales no son recomendables (Figuras 20, 20b y 20c).
Conclusión
La investigación que se desarrolla sobre la porcelana dental, fundida sobre metal, no sólo se dirige a conseguir un aspecto real en cualquier aleación. Un nuevo criterio toma forma, la búsqueda de simplicidad en la ejecución, facilitar el trabajo del técnico de laboratorio haciendo lo difícil más fácil (Figura 22).
Correspondencia
Pere Baldomá
Sabadell (Barcelona)
http://www.signoral.com
baldoma@copdec.es
Tel. 93 717 7003