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Historia y evolución del sillón dental

Un dentista hoy en día no concibe trabajar sin un sillón dental. Sin embargo, como todo, no ha sido algo que haya existido desde siempre, sino que con el tiempo ha ido evolucionando y mejorando desde aquellas primeras sillas de madera que usaban los llamados barberos, hasta llegar a ser el sillón dental que conocemos ahora.

Por eso, en este artículo repasamos la historia y evolución de esta herramienta imprescindible para los dentistas, desde quién inventó el primer sillón dental a su posterior evolución hasta la actualidad.

¿Quién inventó el primer sillón dental?

Desde Oshawa Center Dental Office nos informan que el ingeniero norteamericano Josiah Flagg fue el creador del primer sillón dental, que se puede considerar tal porque a la típica silla de madera que se usaba hasta entonces – en su caso un sillón de escritura Windsor – le incluyó dos importantes modificaciones:

Un amplio reposabrazos a la derecha, donde poder dejar parte de los instrumentos.
Un reposacabezas acolchado para que el paciente tuviera dónde apoyar la cabeza.

Este primer sillón dental surge por tanto en los EEUU, aunque la fecha exacta no se conoce. Se supone entre 1790 y 1812 y lo más habitual es que se sitúe en el año 1795.

Historia y evolución del sillón dental

El sillón reclinable más antiguo

Si hablamos del primer sillón dental reclinable, en este caso el logro se lo lleva un dentista de Londres, James Snell, que tal como explican en Kalma fue quien lo inventó y patentó allá por 1832. Es decir, casi 40 años más tarde del primer sillón como tal.

Su sillón no solo era reclinable, si no que incorporaba un espejo para iluminar, ya que por entonces lo que se hacía era colocar los sillones dentales cerca de las ventanas, para tener luz.

Sillones para dentistas ambulantes

Sí, este fue otro hito en la evolución de los sillones dentales. Ocurrió en 1847 y fue ideado por Jones White & Co, quien se las apaña para introducir mejoras (como que el reposacabezas sea portátil) para que aquellos dentistas que son requeridos para hacer consultas en diferentes sitios, puedan transportarlo mejor.

Sillones abatibles y más “ergonómicos”

Y si bien esa mejora estaba pensada para los dentistas, unos tres años después, en 1850, esta vez le toca a los pacientes: el Dr. John Naughton inventa un sillón dental que se vuelve abatible, ya que cuenta con un sistema para apoyar los pies. Algo sin lo que hoy en día no podemos concebir nuestra visita al dentista. Además, al estar el paciente más tumbado, el dentista puede acceder más cómoda y fácilmente a su boca.

Una última modificación en esta época de evolución hacia sillones dentales más “ergonómicos” es la de 1868, cuando James Beall Morrison crea una silla que permite una ligera inclinación lateral, lo cual ayuda incluso más al dentista a realizar su trabajo. Y esto, obviamente, también repercute en una mejora para el propio paciente, recibiendo un tratamiento de mejor calidad.

Primer sillón dental metálico y regulable

Llegamos al año 1871, cuando fabricada por la empresa SS White Co, aparece una silla para dentistas hecha enteramente de metal, dejando definitivamente atrás la madera utilizada hasta entonces.

Pero lo más revolucionario era la manivela que incorporaba y permitía modificar la altura del sillón a la que fuera más conveniente para tratar al paciente.

¿Cuál fue el primer sillón dental hidráulico de la historia?

El primer sillón hidráulico fue diseñado por Basil Manly Wilkerson en el año 1877, y gracias a este sistema, tanto el paciente como el dentista se vieron beneficiados. El uno porque su espalda estaba mejor posicionada durante la intervención y el otro porque una vez más, le permitía llegar a la boca del paciente con más facilidad. Lo que mejora su práctica profesional.

Además, las manivelas que se empezaron a usar en 1871 están ahora siendo sustituidas por palancas, que también hacen el trabajo más fácil. En 1890 las palancas serán a su vez sustituidas por pedales.

De hecho, ya estamos a finales del siglo XIX, que es cuando gracias a la industrialización, empiezan a fabricarse sillones mucho más parecidos a los de hoy en día.

Sillones dentales del siglo XX y XXI

En los años 20 se usaron sillones que incorporaban unas cintas cuyo objetivo era pasarlas por el tórax, el abdomen y las piernas del paciente, para evitar así que se movieran y no hacerles daño durante los tratamientos. No conjuran una imagen muy agradable de lo que debía pasar en esas sillas.

Otro cambio crucial: desaparece el pedal y es sustituido por el motor eléctrico, lo cual, desde luego, es algo fantástico para el dentista, que ya no tiene que usar la fuerza para subir y bajar el sillón.

Ya estamos en el año 1940, cuando Ritter Co. diseña el sillón dental con aire a presión, además de incorporar elementos que a todos nos son familiares, como el torno o el dispositivo para la saliva del paciente, que podía así expulsarla con facilidad.

Por último, llegamos a los años 70, cuando los sillones dentales ya poseen un diseño tal como lo conocemos actualmente. Desde entonces se han ido incluyendo poco a poco más mejoras, por supuesto. Pero ya son ajustes que no implican cambios tan drásticos como los vistos hasta ese momento.

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