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“Mientras no exista un control razonable del número de alumnos, nuestra profesión se irá deteriorando, al igual que los niveles de acceso al mercado laboral y las condiciones de trabajo”

El nuevo plan de estudios de Odontología requiere un mayor esfuerzo por parte de todos, docentes y estudiantes. Aun así, según afirma el presidente de las conferencias de decanos de España y Europa, profesor Mariano Sanz, el resultado, a nivel de aprendizaje, será mucho mejor.

Entre los problemas que todavía arrastra la titulación, destacan la excesiva atomización de la universiad española, la proliferación de facultades de Odontología y la creciente oferta de plazas, para la que no existe control, hasta el punto de que las universidades españolas se están convirtiendo en formadoras de odontólogos procedentes de otros países europeos en los que sí se han fijado límites. La formación de postgrado también precisa de algunos controles.

Pregunta. Transcurrido un trimestre desde el inicio del primer curso de Odontología con el nuevo plan de Estudios, ¿cuál es su valoración acerca de cómo se está desarrollando?
Respuesta. El primer curso de nuestro nuevo plan de estudios en la Universidad Complutense esta discurriendo muy satisfactoriamente, sobre todo por el esfuerzo que están haciendo tanto profesores como alumnos para que funcione y se alcancen unos mejores niveles de formación universitaria. Además, estamos desarrollando esta implementación en las peores circunstancias posibles, ya que debido a la recesión económica, hemos sufrido importantes recortes presupuestarios en los últimos dos años, los que nos impide realizar las necesarias inversiones para mejorar nuestras infraestructuras y adquirir las necesarias tecnologías docentes que permitan el desarrollo de los nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje que exige el proceso de Bolonia.

P. La Universidad Complutense optó por una adaptación gradual al nuevo plan de estudios, por lo que, de momento, conviven dos métodos diferentes de enseñanza. ¿Hasta cuándo se va a poder mantener esta duplicidad y de qué manera se extinguirá el antiguo?
R. Los dos planes de estudios convivirán los próximos 4 años ya que el nuevo Grado en Odontología se está implementando curso a curso. El acometer la adaptación del plan de estudios de un modo gradual se debe a que al tener recursos limitados, sobre todo en cuanto a profesorado, nos permite ir adaptando cada año dichos recursos a las nuevas necesidades. Además al tener los primeros años menos contenidos de carácter práctico-clínico nos permite ir preparando el desarrollo y evaluación de las competencias clínicas de un modo gradual. Me gustaría resaltar que la principal novedad del nuevo plan de estudios es que está organizado alrededor de las competencias que el alumno ha de alcanzar al terminar cada materia y cada curso. Por lo tanto, la clave del proceso formativo se basa en la evaluación de los resultados de dicho aprendizaje medido en competencias, lo que exige un sistema de evaluación completamente diferente a los clásicos exámenes teóricos en los que se ha basado la formación universitaria tradicional. Es por ello que este nuevo proceso requiere por un lado un mayor número de profesores y por otro una mayor dedicación tanto de los propios profesores como de los estudiantes.

P. ¿Son mayoría las universidades que han optado por este sistema de adaptación?
R. En este primer año creo que todas las facultades que han implementado el nuevo plan de estudios lo han hecho de este modo.

P. ¿Y en otros países europeos?
R. En algunos países europeos, sobre todos en los países de ámbito sajón (Reino Unido, Holanda y los países escandinavos) el sistema de organización curricular por competencias y la utilización de nuevos métodos de aprendizaje y enseñanza se viene desarrollando desde hace tiempo en las Facultades de Odontología. Existen, sin embargo, otros países, como Francia, Alemania o Italia, donde se han implementado las nuevas titulaciones del proceso de Bolonia (grado, máster y doctorado) aunque sin poner énfasis en los aspectos de innovación docente e introducción de nuevas metodologías. En España, afortunadamente, los aspectos metodológicos y de cambio en la filosofía curricular han sido exigidos por nuestra legislación y se han introducido en los nuevos planes de estudio de los nuevos grados de Odontología, aunque el plantear este tan importante cambio en los procesos formativos a un coste cero, nos lleva a situaciones de gran dificultad y frustración.

P. ¿Qué dificultades reales está encontrando el profesorado en la transición al sistema de créditos/competencias, en las maneras de enseñar y evaluar al estudiante? ¿Han recibido algún tipo de formación o de ayuda?
R. Los profesores están haciendo en general un gran esfuerzo y han acometido este nuevo plan de estudios con un gran entusiasmo, aunque esto conlleve una mayor carga de trabajo, ya que debido a la recesión económica no se nos ha permitido ampliar la plantilla. En general todas las universidades han hecho un gran esfuerzo formativo con la organización de cursos en nuevos métodos docentes y con la potenciación de proyectos piloto en innovación curricular. Además, para permitir la introducción de nuevas metodologías, hemos tenido que cambiar los calendarios docentes tradicionales y permitir franjas horarias más amplias para que las materias puedan desarrollar dichos cambios metodológicos

P. ¿Qué porcentaje aproximado de los alumnos que comenzaron Odontología el año pasado, con el anterior plan de estudios, han decidido cambiarse al nuevo? ¿Se les orienta en algún sentido sobre lo que es más conveniente para ellos?
R. Han sido pocos los alumnos que han solicitado adaptación al plan nuevo. Es natural que exista un cierto miedo a lo desconocido. Además existe la certeza de que los nuevos métodos docentes exigen mayor esfuerzo y trabajo, no sólo a los profesores, sino también a los alumnos. No es fácil cambiar un modelo de aprendizaje basado en asistir a clases magistrales, tomar apuntes y estudiar dichos apuntes para aprobar los exámenes, a otro modelo, que implica buscar información, procesar la información, trabajar en grupo, elaborar trabajos, presentar los trabajos y demostrar competencia en los conocimientos y destrezas adquiridas. Dicho cambio requiere no sólo mucho entusiasmo, sino también más esfuerzo por parte de todos. Aunque es, desde luego, indudable que el resultado del aprendizaje será mucho mejor.

Los estudiantes tienen el conocimiento histórico de los cursos anteriores, manejan los libros y apuntes de otros años, conocen los tipos de exámenes y otros procedimientos clásicos de evaluación, por lo que se sienten muy cómodos en este sistema y, si pueden elegir, la mayoría prefiere no cambiar y así no tomar ningún riesgo con el cambio.

P. En general, ¿qué percepción cree que tienen los estudiantes acerca de la nueva titulación en Odontología?
R. En la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense tenemos el privilegio de tener unos magníficos estudiantes que acceden con los mejores expedientes y puntuaciones de selectividad (por encima de 8,1). Dichos estudiantes han empezado el primer curso del Grado de Odontología con una gran ilusión y entusiasmo, demostrando en todo momento un alto interés por aprender y por involucrarse en todas las actividades. Aunque todavía no disponemos de resultados de evaluación, sí podemos decir que no hemos observado ninguna muestra de descontento, sino todo lo contrario.

P. El pasado mes de octubre se produjo una manifestación multitudinaria de médicos y arquitectos por entender que su titulación, que sólo en España y algún otro país europeo (como Grecia y Malta) pasaba a ser de grado, sufría con esta medida una "devaluación" que les perjudicará enormemente a nivel competitivo. Desde su punto de vista, ¿es tan serio como piensan los estudiantes? ¿Y en Odontología?, ¿habrá diferencias entre el plan de estudios de España y los de otros países?
R. La diferencia fundamental entre nuestros planes de estudio y los de otros países no es en la duración o su contenido, que es similar en toda Europa, como —por otro lado— no puede ser de otro modo, al tener la Odontología una directiva que regula su formación, tal como ocurre en Medicina, Farmacia, Veterinaria o Arquitectura. Lo que sí varía entre los distintos países es que, mientras que en unos países por los cinco años de formación, los estudiantes obtienen la titulación de Máster, en otros, como en España, se obtiene la titulación de Grado y es necesario, al menos un año adicional (60 créditos) para tener el título de Máster y poder así acceder a los estudios de Doctorado. Precisamente lo que ha pedido Medicina y también Farmacia y Odontología, es que la titulación que se obtenga con los planes de estudios recientemente aprobados sea la de Máster en lugar de la de Grado, para que de este modo los recién graduados puedan acceder directamente al Doctorado. La conferencia de Decanos de Facultades de Odontología ha enviado una carta formal al Director de Universidades solicitando que, al igual que Medicina y Arquitectura, los alumnos de Odontología, cuyo grado es de 300 créditos, puedan acceder directamente al Doctorado, tal como exige la ley, sin tener que realizar una titulación adicional.

P. En la anterior entrevista que mantuvimos, hacía usted referencia al problema que les podría suponer a algunas facultades pequeñas o de reciente instauración contar con las infraestructuras y los recursos humanos necesarios para desarrollar el catálogo de competencias que exige la nueva titulación en Odontología. A día de hoy, ¿sigue pensando lo mismo?
R. Sigo pensando exactamente igual. Actualmente, para que una universidad pueda tener una titulación de Grado en Odontología requiere que el ministerio, a través de su agencia de evaluación (ANECA), valide su propuestas de plan de estudio y finalmente la Comunidad Autónoma correspondiente apruebe la propuesta. En este proceso de validación, la ANECA requiere la justificación tanto de infraestructuras como de recursos humanos disponibles para asegurar que las enseñanzas (en este caso Odontología) se puedan impartir con garantía. Sin embargo, esta validación se realiza sobre la documentación que aportan las universidades, ya que no existe ningún proceso de evaluación o acreditación previo y, por lo tanto, ningún criterio objetivo para evaluar el cumplimiento del catálogo de competencias que exige la legislación. Lo que sí exige la Ley (LOU) es que cuando las nuevas titulaciones formen al menos a una promoción (en nuestro caso dentro de 5 años) dichas titulaciones deberán ser acreditadas y, en ese momento, los centros tendrán que justificar sus propuestas y demostrar que son capaces de cumplir su proyecto docente y que sus estudiantes alcancen las competencias previstas en su plan de estudios. En mi opinión, el catálogo de competencias que prevé nuestra legislación para acceder al título de Odontólogo es muy completo y por lo tanto, muy exigente en cuanto a realización de prácticas clínicas en todas las patologías y tratamientos odontológicos. Son necesarias, por lo tanto, facultades con unas instalaciones clínicas que permitan tratamientos eficientes y un número suficiente de pacientes y de recursos humanos de profesorado y personal auxiliar que sean adecuados para el número de estudiantes matriculados. Me temo que estas exigencias no son satisfechas igualmente por todas las facultades que actualmente imparten Odontología.

P. Al respecto del problema de la excesiva atomización de las universidades españolas, ¿se ha dado algún paso hacia la necesaria unificación?
R. En mi opinión, el paso que se ha dado es el contrario. Cada año surgen más Facultades y cada año se ofrecen más plazas de estudiantes en Odontología. Sobre este problema, la Conferencia de Decanos se ha pronunciado en distintas ocasiones e incluso se ha solicitado a la Dirección General de Universidades del Ministerio que, al igual que ocurre en Medicina, establezca un numerus clausus que incluya tanto las plazas de universidades públicas como de privadas; pero tanto el ministerio, como las comunidades autónomas se han negado a acceder a dicha solicitud. En mi opinión, el mercado de oferta y demanda nunca debería regular una profesión sanitaria, donde además la ley faculta al recién titulado a la práctica ilimitada de la Odontología. Mientras no exista un control razonable del número de alumnos egresados por nuestro sistema universitario, nuestra profesión se irá deteriorando y los niveles de acceso al mercado de trabajo y las condiciones de trabajo se deteriorarán cada vez más. Incluso, algunas facultades de universidades privadas se han convertido en "formadoras" de odontólogos procedentes de países de la Unión Europea que tienen números de plazas limitadas, y por ello los estudiantes que no cumplen con los niveles de acceso en su país acuden en masa a estudiar aquí, donde no existe control alguno. De hecho la Conferencia de Decanos de Facultades de Odontología de Italia estima que estudian Odontología mas de 500 estudiantes italianos en España y han realizado una queja formal al Gobierno Español, por la falta de regulación de nuestro sistema universitario de una profesión sanitaria regulada, que en principio debería exigir unos mínimos de la calidad. Es difícil entender como se puede asegurar una mínima calidad formativa a una promoción de mas de 500 estudiantes, como ocurre en alguna universidad privada en nuestro país.

P. Como presidente de las conferencias de decanos de las facultades de Odontología de España y de Europa, ¿Podría contarnos alguno de los asuntos de interés que se han tratado en las últimas reuniones?
R. Seguimos con mucho interés el comienzo de los primeros grados en odontología y la aprobación de los nuevos planes de estudio para aquellos grados que comienzan el próximo curso.

Igualmente nos preocupa el proceso de homologación de títulos extranjeros de Odontología. Somos las Universidades Públicas quienes tenemos la responsabilidad de realizar dichas pruebas de homologación y cada vez tenemos más presiones por parte de los estudiantes extranjeros que participan en estas pruebas, que nos acusan de ser excesivamente duros y restrictivos. Sin embargo, hemos tomado la decisión colectiva de realizar los mismos procesos de evaluación en toda España y exigir un nivel similar al que exigimos a nuestros estudiantes oficiales, ya que pensamos que los niveles de evaluación no deben discriminar a nuestros alumnos. Realizamos dichas pruebas por que nos lo exige el Ministerio, aunque estamos todos en desacuerdo con ellas y de hecho, hemos solicitado en distintas ocasiones al Ministerio que las modifiquen, aunque hasta ahora no hemos tenido éxito. Estamos en la actualidad pendientes de volver a reunirnos con el ministerio para tratar este tema.

Otro asunto que hemos tratado en reiteradas ocasiones es la problemática de la Formación Postgraduada en Odontología en nuestro país. En la actualidad, al no haberse regulado la formación de especialidades odontológicas existe una enorme oferta de formación postgraduada sin ningún tipo de estándares, ni de controles. No hay más que mirar los anuncios de las revistas profesionales para darse cuenta de la magnitud de dicha oferta y las dificultades que tienen los graduados para discriminar y elegir entre tantos programas y modelos de formación. Desde la Conferencia de Decanos hemos solicitado reiteradamente tanto al Ministerio como al Consejo General de Odontólogos que se regulen las especialidades odontológicas de acuerdo a las directivas europeas, como ocurre en otros países de Europa y que la formación de especialistas sea acreditable y requieran una autorización previa por las autoridades que correspondan.

P. ¿En su opinión cual debería ser el papel de la Universidad en la formación posgraduada y en la formación de especialistas?
R. En la actualidad, el papel de la Universidad Española en la formación postgraduada en Odontología es muy diverso y descoordinado. No existe ningún tipo de directriz y en gran número de casos las Universidades parece que buscan más su beneficio que el alcanzar una óptima formación postgraduada profesional.

Por un lado, existen algunas universidades, que ni siquiera tienen Facultades de Odontología y por lo tanto no imparten formación odontológica pre-graduada y, sin embargo, se han asociado a entidades privadas para ofrecer programas oficiales de postgrado (Master en… o Especialista en…). Es evidente que estas propuestas se ajustan a la legalidad universitaria, pero de ninguna manera cumplen lo mínimo exigible para una formación universitaria de calidad, ya que dichas universidades, al no tener facultades de odontología, no disponen de instalaciones ni de profesorado para realizar dicha formación. Por ello, la mayor parte de dichos programas son cursos modulares de formación continua durante los fines de semana, que utilizan instalaciones de clínicas o entidades privadas y que imparten profesores de otras universidades o profesionales no universitarios. Sin embargo, otorgan títulos universitarios, a veces con unas tarifas que se asemejan a universidades privadas norteamericanas de mucho prestigio, pero ofreciendo una formación claramente deficiente y sin ningún tipo de acreditación o evaluación por pares. Es una pena que el obtener un título universitario, sin evaluar su procedencia, siga teniendo un importante reclamo en nuestro país, aunque en muchas ocasiones la calidad no acompañe a la titulación en sí.

Existen otras universidades que han utilizado el reclamo de Bolonia para ofrecer títulos oficiales de postrado, presumiendo, que solo por el hecho que dichos títulos han sido validados por la ANECA (agencia nacional de evaluación y acreditación del Ministerio), tendrán un grado de mayor calidad o categoría académica. De acuerdo a nuestra legislación universitaria, el requisito fundamental de las titulaciones de Máster es que tengan entre 60 (un año de formación) a 120 créditos (dos años) de formación. Sin embargo, de acuerdo a la Europea que regula la formación de las profesiones reguladas, tal como la nuestra, las Especialidades Odontológicas deben tener una formación a tiempo completo de al menos tres años de duración. Es evidente, por lo tanto, que dichos títulos Bolonia, aunque estén validados por nuestro sistema universitario, nunca podrán ser homologables a una Especialidad Odontológica en Europa. Es imposible que dichas titulaciones, con una duración tan limitada y con tan poca dedicación, puedan dar la formación académica y el grado de competencia clínica que exige el nivel de especialista en cualquier ciencia de la salud. Nuestro sistema oficial de validación de títulos de postgrado únicamente vigila que las propuestas sean coherentes con alcanzar unas competencias académicas y profesionales, pero en ningún modo dicho sistema acredita la formación de especialistas en ciencias de la salud.

Por último, existen universidades fundamentalmente públicas, que todavía imparten programas de postgrado de alta calidad que además cumplen con los requisitos de formación de especialistas que exige la directiva europea, aunque al no estar contemplados dentro de la legislación universitaria actual (Bolonia), deben mantenerse como titulaciones propias de universidad.

Desde mi punto de vista, lo que ocurre en nuestro país en cuanto a la formación postgraduada odontológica es escandaloso y se debe fundamentalmente a la falta absoluta de regulación, que permite que no sólo las universidades, sino entidades privadas, incluso la industria, ofrezcan títulos de formación postgraduada sin ningún requisito previo. Somos uno de los pocos países de Europa donde los odontólogos no tienen la obligación de realizar formación continua y esto crea una auténtica confusión y mezcla de lo que debe ser formación continua y formación postgraduada reglada. Además, somos el único país de Europa que no tiene reconocida ninguna Especialidad de Odontología y sin embargo, probablemente seamos el país de Europa con una oferta de formación postgraduada mas desmesurada, menos controlada y con una oferta de titulaciones y precios, que ni los pacientes, ni en la mayoría de los casos los propios profesionales son capaces de valorar adecuadamente.

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