Tras 40 años de ejercicio profesional, el doctor Ambrosio Bermejo se ha alzado con el Premio al Dentista del Año 2008, otorgado por el Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España.
Ya en 2005, recibió el Premio Nacional de este mismo Consejo General al mejor artículo científico publicado en la revista del Consejo (RCOE).
Natural de Elche (Alicante), es doctor en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valencia, catedrático de Universidad desde 1992 y fue responsable de la asignatura de Medicina Bucal en la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Murcia durante 20 años, hasta 2005. En el decenio comprendido entre 1975 y 1985 fue profesor de Anatomía en la Facultad de Medicina de Alicante.
Presidió la Sociedad Española de Medicina Oral (SEMO) entre 1997 y 2001.
Con 157 publicaciones de Medicina Oral en revistas científicas nacionales e internacionales, también ha sido autor o colaborador en una veintena de libros. Recientemente se ha editado el tercer volumen de su obra “Desórdenes temporomandibulares”.
Dictante de 140 cursos impartidos y poseedor de 6 patentes, ha recibido 14 premios nacionales e internacionales por trabajos de investigación, además de las Medallas de Oro de los colegios oficiales de Odontólogos y Estomatólogos de Murcia y de Alicante y de la Sociedad Española de Medicina Oral.
Pregunta. ¿Qué supone para usted el hecho de que sus propios compañeros de profesión le distingan como “dentista del año”?
Respuesta. Me supone sorpresa y alegría al mismo tiempo. Sorpresa por inesperado y alegría por ser un premio tan importante. El ser reconocido por mis propios compañeros me emociona y me compromete. A ellos he dedicado durante 40 años gran parte de mi labor docente con la mayor entrega y respeto.
P. Sin embargo, no es este el primer reconocimiento que recibe: tiene en su haber otros 14 galardones a la investigación, así como las medallas de oro de los colegios de dentistas de Murcia y Alicante, además de la Medalla de Oro de la Sociedad Española de Medicina Oral. ¿Qué valor le concede a estos premios? ¿Han representado, de alguna manera, un estímulo en su carrera?
R. Vivimos en una sociedad condicionada por tradiciones y educación. Si haces las cosas mal recibes un castigo, si consideran que las haces bien, un premio. Así que estos premios que he recibido han sido un reconocimiento a mi labor en Murcia, en Alicante y durante el periodo en que fui presidente de la Sociedad Española de Medicina Oral. El premio dentista del año, implica un reconocimiento a nivel nacional por parte de mis compañeros. Es un honor y un orgullo para mí recibirlo y lo considero un broche de oro después de 40 años de profesión.
P. Como investigador, ¿qué opinión le merece la evolución de la investigación en España? ¿Ha mejorado algo la situación, en los últimos años, para quienes se dedican a este campo?
R. Primero he de decirle que en nuestro país hay muy pocos odontólogos que se dedican exclusivamente a la investigación. Tanto la investigación odontológica clínica como la básica están muy desatendidas. Limitadas casi exclusivamente a las facultades de Medicina y Odontología, quedan fuera del sistema nacional de salud, y por lo tanto fuera de los recursos dedicados a financiación de proyectos de I+D+i.
España ha sido siempre de “letras”. Recordemos que en el siglo XX hemos tenido cinco premios Nobel de Literatura frente a uno de Medicina. De modo que por esa prevención hacia las ciencias, tanto de la sociedad como de los políticos, sufrimos un retraso secular.
En 2007 y 2008 el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Unión Europea dentro del VII programa marco, han hecho un gran esfuerzo de inversión hacia la investigación biomédica, pero de ese dinero cifrado en muchos cientos de millones de euros, poco llega como ya he dicho a la investigación odontológica. A pesar de ello odontólogos y estomatólogos de nuestras facultades están realizando un excepcional esfuerzo, y sus trabajos se han plasmado en revistas internacionales de alto índice de impacto, cada vez con más frecuencia. El futuro es incierto, recordemos que en los presupuestos generales del Estado para 2010, el gasto dedicado a Ciencia e Innovación y Cultura se recorta por encima del 10% mientras que el incremento en el gasto para políticas de desempleo se eleva en un 57,9%. El recorte en I+D significa incrementar la importante diferencia de competitividad que ya existe en relación con otros países como Alemania o Francia.
P. Personalmente, ¿qué dificultades ha encontrado a la hora de dedicarse a la investigación y de qué manera las afronta?
R. En mi etapa como profesor de Anatomía en la Universidad de Alicante hice investigación básica con cadáveres y animales de experimentación. En la Universidad de Murcia, como profesor de Medicina Bucal, y desde entonces he hecho sobre todo investigación clínica. Esta respuesta enlaza con la anterior tanto en cuanto que las dificultades siempre fueron económicas.
Ideas, proyectos y tesis para dirigir nunca nos faltaron pero siempre hubo problemas de presupuesto. Puedo asegurarle que en estos momentos son muchos los tesinandos que tienen que poner dinero de su bolsillo. Con las publicaciones sucede lo mismo.
P. En su faceta de docente, ¿qué valores ha tratado de inculcar a sus alumnos? ¿Qué le gustaría transmitirles?
R. Honestidad, lealtad, sinceridad son palabras que no están de moda y sin embargo deberían presidir cualquier tipo de enseñanza. Un terapeuta debe ser más honesto, comprensivo, respetuoso, seguro, recto y empático que cualquier sujeto, así como mostrar un especial interés en el enfermo como persona. No se puede ser arrogante, desdeñoso o falto de sensibilidad porque estas características dificultan la empatía. Ética y estética van de la mano, por lo tanto también debemos perseguir la belleza, la bondad, la verdad y la dignidad como valores intrínsecos. Los docentes tenemos la oportunidad de ayudar a humanizar más la Odontología.
P. ¿Qué opinión le merece el nuevo plan de estudios? ¿Suple algunas deficiencias del anterior? ¿En qué es mejor y en qué se queda corto?
R. En estos momentos soy catedrático en situación de jubilación, de modo que no he podido participar en la remodelación del plan de estudios. Tengo la sensación de que va a haber una cierta continuidad hasta que aparezcan nuevas generaciones de profesores y gestores, sin embargo los nuevos planes apuntan a un proceso de aprendizaje más participativo. Recuerde aquella frase de Albert Einstein, el mayor genio del siglo XX: “Me gusta aprender, odio que me enseñen”.
P. Usted es doctor en Medicina y Cirugía y ha sido profesor de Anatomía. ¿Cree que los odontólogos precisan, cada día más, especialmente con los nuevos avances en regeneración, el incremento de los casos de cáncer bucal… una mayor formación en anatomía y medicina?
R. Pienso que los odontólogos, como los médicos y los fisioterapeutas, podólogos u oftalmólogos deberíamos tener tres años de enseñanzas básicas comunes, para poder hablar todos un lenguaje común. Parece absurdo crear una “minianatomía” para odontólogos o una “minifisiología” para fisioterapeutas. Creo que en Bolonia se ha perdido una buena oportunidad al respecto.
P. La creciente detección de casos de lesiones cancerosas o precancerosas en la boca es un tema esperanzador para algunos, en el sentido de que supone un mayor celo por parte de los facultativos. Sin embargo, también preocupa pensar que este tipo de enfermedades se están incrementando. ¿Cuál es su opinión al respecto de las causas de este aumento?
R. El aumento de la esperanza de vida tal vez sea la explicación. Un mayor tiempo de exposición a los cocarcinogenéticos haría aumentar el riesgo. En cualquier caso los odontólogos actuales están mejor preparados que nunca para diagnosticar el cáncer en sus estadios iniciales.
Deberían potenciarse las campañas estatales de detección precoz. En este sentido conocemos los excelentes resultados obtenidos con el cáncer de mama. Deberíamos enseñar a que todo el mundo se autoexplorara la boca periódicamente.
P.Recientemente acaba de ver la luz un nuevo libro sobre patologías bucales, en el que colabora usted con un capítulo sobre el bruxismo. ¿Qué nos puede comentar sobre esta obra?
R. En el mes de enero apareció el tercer volumen del libro Desórdenes temporomandibulares del que soy autor. Ha sido publicado en tres bloques por Science Tools, S.L. y patrocinado por los laboratorios Zambón. En la primera parte se expone la morfología y función de las estructuras musculares y articulares, así como el concepto y clasificación de estos desórdenes. En la segunda parte hablo de historia clínica, exámenes complementarios y desórdenes funcionales de los músculos de la masticación y finalmente en la tercera parte, la más extensa, presento las diferentes artropatías. Cierra la obra un último capítulo sobre el bruxismo, su etiología, clínica y tratamiento.
P.En cuanto al bruxismo, ¿se ha avanzado en el tratamiento y la prevención de esta parafunción? ¿A qué tipo de pacientes afecta más? ¿Qué repercusiones tiene sobre la salud global del paciente? ¿Es frecuentemente detectado por el propio paciente? ¿Cómo se puede evitar?
R. El bruxismo puede ser considerado como uno de los principales enemigos de las estructuras orales. Es capaz de alterar dientes y estructuras periodontales, musculares y articulares así como rehabilitaciones odontológicas.
En su etiopatogénesis hemos de contar con un terreno adecuado (genética y condición emocional, tenemos familias de bruxómanos) y con el estrés, aunque pueden haber involucrados trastornos del sueño, alteraciones del sistema nervioso central, ingestión de drogas o fármacos, desórdenes oclusales, etc.
Parece que la mujer lo padece algo más que el hombre. El 40% de los niños tienen bruxismo del sueño y en los adultos el bruxismo puede detectarse entre un 50 y un 90% dependiendo del método de diagnóstico utilizado aunque generalmente el sujeto no es consciente de la parafunción que realiza.
En un mundo cada vez más competitivo y agresivo, el estrés va en aumento y por lo tanto subirá el número de bruxistas con las consecuencias orales explicadas. En el futuro se prevé una disminución de las distintas patologías orales por las medidas preventivas aplicadas, en cambio aumentarán aquellas consecuencia del bruxismo.
Este tipo de parafunción, en realidad como otras muchas parafunciones, no es más que una manera de liberar estrés emocional. Por lo tanto su tratamiento pasa por las técnicas de tratamiento del estrés, como el deporte o la práctica de la meditación u otras técnicas de relajación. Un mundo más feliz también contribuiría a la disminución del bruximo. La primera medida concreta que tenemos que aplicar con un paciente de bruxismo es hacer que reconozca, identifique y analice su parafunción inconsciente. No debemos ir directamente a colocar una férula de descarga.
P.Entre todas las obras que usted ha publicado: libros y artículos, entre todos los cursos dictados y las investigaciones realizadas a lo largo de los años, ¿hay alguna de la que se sienta especialmente satisfecho o por lo que algún día le gustaría ser recordado?
R. Si tuviera que citar una aportación que considero interesante esa sería la descripción del concepto “Complejo Articular Temporomandibular”.
Desde hace más de trescientos años, se ha descrito la articulación temporomandibular como una articulación condílea, una derecha y otra izquierda. Nosotros hemos demostrado y publicado que esto no es cierto.
A cada lado, en realidad, existe un complejo articular temporomandibular (CATM) formado por dos articulaciones, una temporodiscal en encaje recíproco y otra discocondilar que es la verdadera condílea.
De este modo el cráneo se relaciona con la mandíbula a través de cuatro articulaciones sinoviales cada una con superficies articulares específicas, una sinovial, una cápsula y ejes de movimiento propios.
Este nuevo concepto explica de una forma lógica los movimientos mandibulares, y termina con una serie de ideas antiguas consideradas como paradigmas pero que en realidad son paradojas.
El nuevo concepto de CATM tiene implicaciones para clasificar los denominados desórdenes temporomandibulares y también a la hora de describir las distintas entidades nosológicas que componen este interesante grupo de enfermedades.
P.No hemos hablado de su faceta de inventor. Tenemos entendido que cuenta en su haber con varias patentes. ¿Nos puede desvelar de qué productos o técnicas se tratan?
R.La mayoría de las patentes no llegaron a comercializarse.
Tenemos dos dispositivos que siguen siendo utilizados en muchas universidades y hospitales. Uno fue desarrollado junto con la profesora titular Pía López Jornet, actual responsable de la asignatura de Medicina Bucal en la Universidad de Murcia. Se trata de un sistema para medir el fluido salival. Es una tira de papel milimetrada que se coloca por uno de sus extremos debajo de la lengua. Al cabo de cinco minutos se leen los milímetros impregnados. Es un método sialométrico práctico, útil e higiénico porque se desecha. Se han realizado varias publicaciones al respecto.
El otro dispositivo es la que denominamos pinza B. Una pinza de acero de autopresión que permite trabajar sobre la mucosa oral a través de una ventana redonda en una de las valvas de la pinza. Se pueden tomar biopsias o realizar pequeñas cirugías sobre una superficie mucosa bien sujeta y sin sangrado. Es muy práctica y ayuda a reducir considerablemente el tiempo de intervención. Está comercializada y también ha dado lugar a varias publicaciones en revistas con alto índice de impacto.
P.¿Hasta qué punto le preocupa la crisis económica actual? ¿Qué consecuencias cree que tendrá para el sector odontoestomatológico?
R.La crisis actual ya está teniendo importantes consecuencias económicas para todo el sector odontoestomatológico, especialmente para aquellas clínicas que trabajan a través de créditos bancarios solicitados por los propios pacientes, tanto en cuanto que estos créditos están siendo restringidos de manera importante. Ante la crisis los profesionales tendremos que reducir gastos para cuadrar cuentas. En 2010 sin duda asistiremos a una importante reducción de puestos de trabajo en odontoestomatología.
P.El exceso de profesionales dentistas en ejercicio no facilita las cosas. Sin embargo, ni las universidades ni otras instituciones parecen dispuestos a buscar soluciones reales. En su opinión, ¿hay una posible salida al problema de plétora que padece la profesión?
R.Es real que existe una plétora de dentistas en España. Somos 26.000 colegiados para unos 46 millones de habitantes. Aproximadamente la proporción es de 1 dentista por cada 1.700 habitantes.
La OMS recomienda un dentista por cada 2.500-3.000 habitantes. Recordemos además que en España sólo acude a la clínica dental el 30-35% de sus habitantes.
Curiosamente exportamos dentistas pero tenemos que importar médicos. Es sin duda un problema de falta de previsión, de falta de planificación. Entre las funciones de una administración está la de preveer, con años de antelación, las necesidades de sus administrados y obrar en consecuencia. Esto ni se ha realizado ni se está realizando. En el curso 2008-2009 se calcula que hubo en España más de 1.500 estudiantes de Odontología.
P. ¿Pasa, esa salida, por la especialización?
R. Yo no creo que se pueda resolver el problema de plétora que padece nuestra profesión a través de la especialización. Repito que es una cuestión de planificación y siempre a largo plazo. Son las administraciones públicas las que deben de tomar cartas en el asunto y nuestro Consejo General, la función de orientación y denuncia.
P. El dentista del futuro ¿qué retos deberá afrontar en materia profesional, de formación, etcétera? ¿Nos encaminamos hacia un profesional más especializado o cada vez son más los que abogan por saber un poco de cada cosa?
R.El dentista del futuro…Yo no creo que haya grandes cambios en un futuro inmediato. En el supuesto de que no cambie el eje del planeta y que las manchas solares lo permitan, la situación de la Odontoestomatología española no va a sufrir modificaciones sustanciales.
Va a ser necesario tanto el odontólogo muy especializado como el integrador. Un experto ortodoncista y un buen periodoncista tendrán que trabajar en un equipo bien organizado por un dentista que sepa integrar y que conozca todos los campos. Esto será preciso tanto a nivel clínico como en investigación básica. Las especialidades reconocidas tendrán que llegar como ha sucedido en algunos países de la UE.
P.Y, por último, ¿cómo vislumbra el futuro de la Odontología?
R.El futuro de la Odontología pasa por una regeneración ética. Nadie podría concebir supermercados de la farmacopea o de la cirugía general. Habrá que expulsar a los mercaderes y no parece que las administraciones públicas o los colegios profesionales hagan mucho al respecto.
En los fundamentos éticos de la Odontología nos va el respeto de la sociedad y del resto de compañeros de otras profesiones sanitarias. La crisis puede ayudar a solucionar en algún aspecto este problema, pero la cuestión de fondo debería ser debatida en los foros más importantes.
A los futuros dentistas les espera la emigración, el subempleo, el pluriempleo, la asociación en equipo y la especialización. La clínica individual regentada por un único dentista todavía permanecerá muchos años.
Al disminuir las caries y aumentar la esperanza de vida, la enfermedad periodontal, el cáncer y el precáncer así como las consecuencias del bruxismo ocuparán el máximo de horas de nuestros especialistas: la ortodoncia, la odontología estética, la implantología, la periodoncia y la prótesis seguirán dominando en un mundo odontológico cada vez más especializado.