8 de mayo de 2009

Pedro Díaz. Protésico dental. Flexite España. Zaragoza

Los retenedores de nylon termoadaptables están constituidos genéricamente por un grupo de productos artificiales cuyo constituyente principal son polímeros sintéticos capaces de ser alterados por temperaturas elevadas, convirtiéndose en susceptibles de modelado combinado con una presión conveniente.

La fase de plasticidad de los retenedores viene precedida cuando el esfuerzo y la temperatura alcanzan suficiente importancia para la fase de plasticidad; posteriormente, en la fase de enfriamiento, las deformaciones experimentadas por el cuerpo desaparecen al cesar sus causas (al desaparecer el foco de calor, el cuerpo pasa enfriarse y endurecerse sin por ello perder sus cualidades físico-químicas).

Proceso de adaptacion de un retenedor clasp-eze en una protesis esqueléticas
Encontramos de distintos colores (Fig. 1): color de diente (según guía de colores), rosa (en caso de piezas periodontales) y transparentes (para satisfacer las más altas exigencias estéticas, compatibles con todos los colores de diente). Partiendo de la rama a la que se encuentran sujetos los retenedores, procederemos a retirarlo del eje con una cuchilla, el retenedor derecho o izquierdo según el uso que vayamos a otorgarle.
Una vez retirado, adaptar el retenedor es tan fácil como acercar el gancho a una fuente de calor, en este caso un mechero bunsen, y mediante movimientos circulares “daremos pasadas” sobre la llama. En el transcurso de pocos instantes, veremos como la rigidez inicial del material ha pasado a ser de una plasticidad que nos permite darle la forma deseada. Una vez adquirida esa plasticidad, pasaremos a adaptarlo al diente. Para ello, nos podemos ayudar de silicona convencional para adaptar la punta del retenedor en la zona deseada y, cuando se adquiera un poco de experiencia, simplemente presionaremos con la punta del dedo con delicadeza, para no dañar la superficie del gancho. Seguidamente, y actuando sobre el cuerpo del retenedor, lo llevamos por la zona deseada del diente (Fig. 2) —proceso semejante a la confección de retenedores forjados y acetalicos—. Una vez adaptado el contorno del diente, pasaremos a adaptar la zona de la “cola” de retención, la cual deberemos adaptarla a la zona de la silla del esquelético que estará previamente adecuada para alojar dicha retención. La unión de la silla con la “cola” de retención deberá ser lo menos voluminosa posible para no entorpecer la posterior labor de montaje de dientes. Una vez adaptada la retención, pasaremos por medio de un disco de corte convencional al cortado del exceso del retenedor y redondeado de dicha zona.

Fase de integración del retenedor
Al tratarse de una poliamida de nylon, la unión, además de mecánica por medio de unas pequeñas retenciones creadas con piedra y disco, deberá ser química. Dicha unión la obtendremos por medio del agente de unión alpha 133, el cual lo aplicaremos con un pincel por la retención y lo dejaremos secar unos instantes. Una vez seco, procederemos a ferulizar la retención del gancho por medio de un polímero especial combinado con un monómero autopolimerizable rápido convencional (Fig. 3), los cuales someteremos a presión y vacío para garantizar su correcta polimerización y posterior integración (Fig. 4) . Una vez integrado, la conclusión del trabajo se realizará de modo convencional por medio de frentes de silicona y con un vertido de resina tradicional.
Con este material se pone al servicio de los técnicos dentales un nuevo producto que, sin necesidad de inversiones, es capaz de dar un buen servicio y satisfacer las necesidades estéticas de los clientes condenados a usar ganchos en dientes anteriores (Figs. 5 y 6).