La doctora Araceli Rodríguez posee una dilatada trayectoria como odontóloga general. En la actualidad es propietaria de una clínica de alto rendimiento ubicada en la Comunidad de Madrid, concretamente en el municipio de Móstoles. Desde estas páginas de Gaceta Dental nos hace partícipes de su experiencia como empresaria dentro de un sector que, en su opinión, ha cambiado mucho en los últimos años y al que todavía le quedan nuevos retos que afrontar
Pregunta: Doctora Rodríguez, usted es propietaria de una clínica dental de alto rendimiento, pero nos gustaría conocer cómo fueron sus inicios en el sector de la Odontología hasta llegar al punto en que se encuentra en estos momentos
Respuesta: Yo he pasado por todos los estadios por los que atraviesa todo el mundo, o casi todo el mundo en esta profesión. Formación académica, trabajo casi formacional, —como novata haciendo muchas horas, viendo pacientes y haciendo mano—, luego, una consulta particular con mucha ilusión en Asturias y, mas tarde, cuando ésta no funcionó de la manera que yo esperaba, trabajé en consultas de otros compañeros.
Ahora tengo una clínica de alto rendimiento, apoyada por una asociación de clínicas que me da lo que antes no tenía y me va muy bien.
Es lo que yo quería desde el principio, tener una clínica propia y trabajar a gusto; ser yo la que se encargara de vigilar la calidad de atención a mis pacientes y que las cosas fuesen bien. Hacerme con un “nombre” en el entorno de mi clínica. .
P.: ¿Por qué motivo no funcionó entonces el proyecto que tenía?
R.: Pues porque todo es más difícil cada día y la profesión está cambiando muy rápidamente; antes no hacía falta mucho para tener una clínica dental: algo de dinero —en muchos casos, sólo deudas con los bancos— e ilusión.
La clínica no fue mal, se mantuvo mucho tiempo. En mi caso no me puedo quejar. Yo elegí mi clínica porque me pareció que estaba en una zona buena y poblada, y el piso me gusto.
En Asturias he dejado muchos y muy buenos amigos.
P.: Entonces, ¿el hecho de que una clínica funcione o no depende, en buena parte, de su ubicación?
R.: No. El problema no fue la mala situación; a éste se sumaron varios más añadidos.
Si tienes pacientes y éstos confían en tu trabajo, los demás problemas puedes ir solucionándolos. Pero si no los tienes, lo que haces es desesperarte, y creas una situación de la que es muy difícil salir. Tengo muchos compañeros con clínica propia, pero ésta no funciona como les gustaría.
En un informe que se publicó en Gaceta Dental el verano pasado, se decía, si no recuerdo mal, que la mayoría de los odontólogos trabajan en la medicina privada, en su clínica. En parte es verdad, pero también es cierto que la mayoría de éstas clínicas se abren sólo algunos días a la semana, o a determinadas horas. El resto del tiempo trabajan en clínicas de compañeros o empresas odontológicas.
La doctora Rodríguez realizando un tratamiento a uno de sus pacientes |
P.: ¿Cuáles fueron los restantes problemas a los que tuvo que hacer frente?
R.: Somos odontólogos, no expertos en publicidad o en marketing. Eso es otro problema gordo.
Cuando las cosas van mal, cuando te das cuenta que has puesto ese caudal de ilusiones en algo que no funciona por sí solo —a pesar de lo cuidado de la decoración y del proyecto—, intentas por todos los medios que funcione y te empiezas a preocupar por lo que hacen otras clínicas. Pero la publicidad es cara y, en la mayoría de los casos, si no la haces de forma continuada y con un criterio, es dinero perdido.
Yo soy una persona inquieta y, dentro de mi ignorancia empresarial, empece a hacer publicidad interna, con mis propios pacientes. Ponía mucho esfuerzo, tanto económico como personal, y sí lograba fidelización, pero no renovaba pacientes.
P.: Luego, ¿piensa usted que todos los problemas vienen motivados por el hecho de que los odontólogos no saben comunicar a sus pacientes?
R.: No. Ese es uno de ellos, y muy importante, pero hay más.
Las clínicas de alto rendimiento actuales ofrecen todos los servicios a sus pacientes y una clínica normal puede difícilmente competir. Los pacientes tienen claro que no les basta con una imagen cuidada, también existen una suma de servicios – garantías, forma de pago, trato personalizado, pertenencia a una organización – como valores añadidos a la función del odontólogo, y son muy importantes para ellos a la hora de decantarse entre uno u otro.
Para una clínica tradicional, es muy difícil ofrecer todo esto. Y si, además, no tienes la tranquilidad que te da una cartera de pacientes hecha con los años, las dudas para el odontólogo son siempre muchas.
Arrancar una clínica es muy difícil, más aún para alguien nuevo, sin experiencia y sin mentalidad empresarial.
P.: Así que, después de pensarlo con detenimiento, se decidió a montar una clínica que, en sus inicios, no funcionaba al nivel que usted habría deseado.
R.: Pues sí, pero como le dije, no fue éste el único problema. Tuve muchas dificultades con el personal que contraté. No estaba formado debidamente, no tenían mucha idea de la atención que precisa un paciente de odontología.
Formar un equipo es una tarea que lleva mucho tiempo y que no puede hacer todo el mundo. Por mi carácter, mucho más dispuesto a la formación, no me importaba realizar esa función, pero le dediqué muchas horas que tenía que haber dedicado a otras cosas.
Por otra parte, hay que llevar a cabo un adecuado control de los gastos: comprar para una clínica es como comprar para una familia. Tienes que hacerlo con tiento, mirando las diferentes ofertas que hay en el mercado y dedicarle tiempo .
Otra cosa, yo no tenía ni idea de temas económicos y, por así decirlo, lo que hacía era “meter todo en el mismo saco”. Los beneficios de la clínica y los míos como odontóloga eran los mismos. Era un control bastante primario, pagaba gastos y lo que sobraba en caja representaba mi beneficio. Con mi clínica actual, si lo hiciera de la misma manera, no tardaría en hundirla. Ahora sé diferenciar lo que es el dinero que gano debido a mi trabajo como odontóloga y lo que obtiene de beneficio la clínica como empresa.
Es algo impreciso, pero también andaba buscando la tranquilidad que te da tener algo propio que funcionara incluso sin estar yo; la seguridad que me da saber que no dependen todos mis ingresos de algo tan impredecible como puede ser una “tendinitis” o cualquier otra enfermedad que me impida realizar mi profesión; ese es otro beneficio importante.
La clínica de alto rendimiento ofrece al paciente mucho más que una imagen cuidada |
P.: Sin embargo, existen un buen número de clínicas que funcionan adecuadamente.
R.: Claro que sí, muchas. También hay muchas otras que funcionan a “medio gas”, como la mía anterior. Te permiten vivir y trabajar. Otras clínicas parten de una cartera de pacientes, que les pasaron padres o familiares, y han sabido conservarlos.
Pero muchos odontólogos lo pasan mal. Mira vuestra revista y verás. En las páginas de anuncios todos los meses aparecen clínicas que se venden y, tal como está la Odontología, es casi normal, los seguros y las empresas están moviendo el mercado.
P.: Entonces, bajo esa perspectiva ¿qué le animó a montar otra clínica?
R.: La seguridad. En ese mismo informe que publicasteis en Gaceta Dental al que ya he hecho referencia, se decía que había un porcentaje mayoritario de mujeres que piensan que debería haber más ayudas para la puesta en marcha de una clínica y que se sienten desprotegidas.
Esa sensación de desprotección y de lanzarte al vacío la tienen muchos odontólogos de ambos sexos, no es una cuestión por tanto de genética sino de confianza.
Al no saber como hacer bien las cosas, el riesgo empresarial es mayor, así como lo son la angustia y el estrés que generas, ya que no tienes a quién pedir ayuda. Tienes que ponerte en manos de profesionales de otros campos que van a hacer lo que tú pidas, pero como es lógico no te aseguran el éxito. Contratas publicidad a empresas que te diseñan ésta, sin saber realmente cómo funciona el mundo dental. Puedes pedir a una empresa de selección de personal que lo haga para tu clínica, pero éstos no saben bien cuál es el perfil correcto que ha de tener una buena recepcionista o una buena auxiliar de clínica.
El caso es que inviertes dinero e ilusión en cosas que no sabes si son efectivas y eso desgasta mucho.
Los odontólogos tenemos muy claro lo que es el intrusismo en nuestra profesión, sabemos que un especialista es más capaz que nosotros en una serie de intervenciones, pero en otros ámbitos, en los de la empresa, a veces negamos la existencia de expertos que nos podrían ayudar en nuestro proyecto, siendo tan importantes para la clínica como tener en el equipo un buen cirujano o un ortodoncista.
P.: En ese mismo artículo de Gaceta Dental, se hacía referencia a la soledad del odontólogo…
R.: Sí, lo recuerdo, hablaban de un porcentaje alto de compañeros que se quejaban de soledad. Me asusté, pero también es cierto que somos muy individualistas.
Fuera de bromas, me parece un error. Sólo clínicas con todas las especialidades pueden competir y para eso se tiene que formar un “equipo ”, una colaboración general entre los diferentes compañeros dentro de una misma clínica.
Lo ideal es crear un buen grupo de trabajo y, si además lo haces con amigos, pues mejor que mejor. Un buen ambiente dentro de una clínica hace que ésta funcione en todos los aspectos.
Pertenecer a una asociación implica que hay varios asociados, todos ellos propietarios de una clínica dental; así que estamos en contacto. Ten en cuenta que tenemos unos problemas parecidos y las mismas inquietudes. El apoyo que encontramos en todos ellos y la cantidad de proyectos que están en marcha y que necesitan de todos nosotros, nos hace estar comunicados y, por tanto, tener una clara sensación de apoyo.
P.: Así que ya no tiene esa sensación de incertidumbre con respecto al futuro.
R.: Gracias a Dios, tengo unas dudas normales. Como es lógico, no está todo hecho. Cuando entré en este proyecto, sólo teníamos la intención de tener una clínica y que ésta funcionase de forma correcta. El nombre de clínicas de alto rendimiento se me hacía muy grande. En cambio, ahora me parece muy sencillo; son clínicas en las que sus gabinetes son de verdad operativos, con todas las especialidades, los mejores servicios para nuestros pacientes y la posibilidad de llevar un control empresarial de la clínica.
La posibilidad de poseer una clínica en la que no se discuta mi dirección y en la que yo controle la calidad odontológica en todos los aspectos, pero con el respaldo de profesionales de todos los campos donde no llego, me parece una de las mejores maneras de empezar una aventura. Si además tengo el apoyo de compañeros que tienen la misma visión que yo y a los que puedo consultar, todavía mejor.
Mi clínica tiene ahora 10 meses y he trabajado mucho para que esté donde está. Los comienzos fueron duros, mucho trabajo y tener mil ojos para ir solucionado los problemas que iban surgiendo. Pero también trabajaron los profesionales de esta asociación, y mucho. Cada una de las personas que la integran me dedicaron el tiempo necesario para que el proyecto saliera adelante.
Tenemos que darles las gracias a muchas personas que nos hicieron fácil todo ese proceso. Tuve toda la ayuda necesaria para montar la clínica en condiciones y la tengo para sacarla adelante. Pero el día a día lo hago yo. Me ayudan a poner en marcha una clínica de alto rendimiento, pero no la dirigen. Yo soy la persona que toma las decisiones. Eso es muy importante para mí. Yo decido a quién y en qué cantidad compro, a qué laboratorio protésico quiero mandar los trabajos de la clínica, si el personal que me eligieron es el correcto y qué función tiene que cubrir en la clínica. Dispongo la organización interna de la clínica con las formación que recibí en el grupo, pero aportando mi “toque” personal. Además, aporto mi opinión en la central en todo lo que es publicidad, formación y proyectos nuevos e innovaciones.
Como te dije hace un rato, la clínica se hace día a día. Con el trabajo diario, resolviendo los pequeños problemas que surgen, limando asperezas, teniendo “mano izquierda” la mayoría de las veces, y atendiendo de forma personal su crecimiento. Por mucho que me digan que es un concepto poco empresarial, yo veo a mi clínica como a un niño y la trato con el mismo mimo y cariño. Ahora sólo pido que llegue lo más rápidamente a “andar sola” y que tarde mucho tiempo, mucho, en llegar a la adolescencia.
P. Para concluir esta entrevista, ¿cómo se vislumbra el porvenir del sector?
R.: Cada vez más difícil. Todos los años salen mas promociones de odontólogos que tendrán que situarse. Creo que el mundo de la odontología como lo conocemos dará en unos años un cambio muy grande y espero estar preparada.
Dra. Araceli Rodríguez
Av. Dos de Mayo Nº 27, Mostoles
Tel.: 91/ 6640766