Existe un trastorno compulsivo denominado pagofagia, que puede provocar daños graves en el esmalte dental, fracturas y dolor de muelas y articulaciones maxilares.
Con las altas temperaturas, una de las primeras acciones en las que pensamos para refrescarnos es beber agua. Sin embargo, muchas personas optan por hidratarse con líquidos demasiado fríos o mordiendo hielo. Además de que la ingesta de agua helada puede provocar problemas digestivos y dificultar el proceso normal de adaptación a la temperatura ambiente del cuerpo, el Colegio de Dentistas de Santa Cruz de Tenerife advierte de los efectos dañinos en la salud bucodental, el primero y más frecuente, la sensibilidad dental.
Las personas con el esmalte desgastado, dolencias en las encías o caries son las que pueden sentir un mayor dolor punzante al beber agua demasiado fría.
Daños por morder hielo
En el caso de morder hielo, los efectos negativos son mucho mayores, ya que se puede provocar el desgaste de las piezas dentales, además de dañar empastes o coronas, que están diseñados para realizar una masticación normal, pero no la forzada que se produce en este mal hábito. Además, se puede debilitar o dañar aparatos de ortodoncia y mantenedores de espacio.
En el caso de personas que sufren pagofagia o manía de comer hielo, considerado un trastorno compulsivo o impulsivo, el repetitivo acto de masticarlo puede derivar en problemas en los músculos y las articulaciones maxilares, daños en las encías y fracturas en los dientes.
El Colegio de Dentistas de Santa Cruz de Tenerife recuerda que es cierto que, en periodos con altas temperaturas, es fundamental mantener una buena hidratación, de forma que se produzca la saliva necesaria para la limpieza natural de la boca y el mantenimiento en un estado óptimo de los tejidos blandos, pero debe ingerirse agua mineral, fresca, pero no fría en exceso.