«Ver cómo el sector ha crecido y cómo nosotros hemos crecido con él es, sinceramente, un orgullo», destaca en esta entrevista Pablo Pérez, CEO de Laboratorio Ceranium. Y como los avances no paran y las necesidades de las clínicas son cambiantes, actualmente Ceranium afronta una importante transformación para dar un servicio aún más ágil, coordinado y eficaz.
- Lleva más de 35 años al frente de Ceranium, lo que viene a ser toda una vida dedicado a la Odontología y la Prótesis Dental. ¿Cómo ha vivido usted y su laboratorio los importantes cambios que ha experimentado el sector en este periodo?
Han sido 35 años de evolución constante. Empezamos cuando todo era completamente manual, confiando únicamente en la experiencia del técnico y en su capacidad de observar y crear con las manos. Hoy, trabajamos con tecnologías que entonces ni imaginábamos, pero si algo no ha cambiado es nuestra pasión por el detalle. Ver cómo el sector ha crecido y cómo nosotros hemos crecido con él es, sinceramente, un orgullo.
- ¿Cuáles son los pilares que marcan la filosofía de trabajo en Laboratorio Ceranium?
Nuestro mayor valor siempre han sido las personas. Por eso, si tuviera que definir la filosofía de Ceranium, diría que se sostiene sobre tres pilares fundamentales: el talento, la innovación y la cercanía. No nos conformamos con hacer las cosas bien, queremos hacerlas mejor cada día y en ello estamos trabajando continuamente.
«Nosotros no queremos elegir entre lo digital y lo manual. Queremos lo mejor de los dos mundos»
- ¿Qué ofrece a los profesionales de la Odontología hoy en día Laboratorio Ceranium?
En Ceranium estamos en un momento apasionante de transformación. Durante más de tres décadas hemos ofrecido al profesional odontológico soluciones de alta calidad, soporte técnico cercano y una mentalidad de mejora continua. Hoy seguimos comprometidos con eso, pero con una visión más amplia: estamos reorganizando nuestros equipos, reforzando áreas clave y apostando por procesos que nos permitan dar un servicio aún más ágil, coordinado y eficaz. Sabemos que las necesidades de las clínicas evolucionan rápidamente, y nuestro objetivo es adaptarnos a ese ritmo, aportando valor no solo en producto, sino en experiencia. Estamos revisando nuestros cimientos para dar un salto adelante y poner toda nuestra energía en estar a la altura de lo que nuestro clientes esperan de nosotros.
- Hablar de Ceranium es hablar de innovación y digitalización. En este sentido, ¿qué planes de futuro tiene la compañía?
Seguimos apostando fuerte por digitalización e inteligencia artificial. Estamos trabajando en proyectos que automatizan procesos, que mejoran la verificación de archivos digitales o que integran toda la información clínica y técnica de manera más eficiente. Pero siempre con un enfoque práctico: si no mejora la experiencia del odontólogo o del paciente, no lo implementamos. Nuestro futuro va en esa dirección: más precisión, más agilidad, más conexión con la clínica.
«No basta con tener la tecnología: hay que saber integrarla, procesarla y responder con eficacia»
- ¿Qué ha supuesto el flujo digital para la conexión y comunicación entre clínica y laboratorio?
La digitalización ha sido un antes y un después, sin duda. Nos ha permitido acortar tiempos, anticiparnos a errores y ofrecer más precisión. Pero también nos ha exigido evolucionar como organización. En Ceranium estamos trabajando justo ahora en consolidar una estructura interna más robusta que acompañe correctamente esa conexión digital. Porque no basta con tener la tecnología: hay que saber integrarla, procesarla y responder con eficacia. Nuestro reto actual es que todo ese potencial digital se traduzca en una comunicación más fluida con la clínica y en una gestión más clara de cada caso.
- ¿Cuánto de importante sigue siendo la faceta más manual en el laboratorio actual?
Muchísimo. Por mucha tecnología que tengamos, hay una parte del trabajo -sobre todo la estética, el color, el ajuste…- que sigue dependiendo del criterio y las manos del técnico. La máquina ayuda, pero la sensibilidad, la experiencia y el ojo humano siguen siendo insustituibles. Nosotros no queremos elegir entre lo digital y lo manual. Queremos lo mejor de los dos mundos.
- Y, por último, en un sector donde la tecnología cada vez tiene un papel más importante. ¿Cómo imagina que serán los próximos años? ¿Hay mucho más margen a la innovación?
Sí, queda mucho por innovar. Estamos empezando a ver todo lo que la inteligencia artificial puede aportar, tanto en planificación como en control de calidad. También veremos avances en materiales más biocompatibles, en personalización predictiva, en conectividad total entre clínica y laboratorio… Pero siempre con una idea en mente: la tecnología tiene que estar al servicio del profesional, no al revés. Yo imagino un futuro donde los flujos sean aún más rápidos, los resultados más predecibles, y donde el laboratorio siga siendo ese socio que aporta soluciones reales, no solo productos.