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Dr. David Herrera: «Los profesionales que se dedican exclusivamente a la investigación son verdaderos héroes»

Profesor, catedrático, vicedecano y brillante investigador en el campo odontológico como así lo atestiguan los más prestigiosos rankings internacionales son algunas facetas profesionales del Dr. David Herrera; logros que le han llevado a recibir recientemente la Medalla de Oro al Mérito Científico del Colegio de Dentistas de Madrid. Desde su despacho en su querida Complutense, nos habla con pasión de la Periodoncia, de la relevancia en su carrera del profesor Mariano Sanz, de formación y tecnología y alza la voz para que las autoridades políticas pongan la salud bucodental en el lugar que se merece.

-El Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la 1ª Región le ha concedido su Medalla de Oro al Mérito Científico. ¿Qué significa para usted este reconocimiento?
-Recibir un premio siempre es una sensación muy especial. No he recibido muchos, pero genera una sensación de emoción y privilegio. En este caso, además, proviene de mis compañeros de profesión, el Colegio de Dentistas de Madrid. Aunque tengo menos relación con el colegio de la que me gustaría, porque me dedico más a la academia y la ciencia que a la práctica profesional, me hizo mucha ilusión. La presidenta del colegio, la Dra. Marisol Ucha, me llamó personalmente para comunicármelo, y estoy muy agradecido.

-Cómo ha evolucionado el Dr. David Herrera que en 1999 presentaba su tesis, dirigida por el Dr. Mariano Sanz, “Susceptibilidades a antibióticos en la flora subgingival” comparándolo con el Dr. David Herrera actual?
-En 1999 culminaba mi periodo formativo. Había terminado la Licenciatura en Odontología en 1994, luego el máster en Periodoncia en 1997, y entre 1995 y 1999 realicé mi tesis doctoral. Mientras cursaba el máster, de septiembre a junio, luego pasaba los veranos en el laboratorio del profesor Van Winkelhoff en Holanda para completar mi formación y preparar la tesis. Siento que sigo siendo el mismo que se doctoró en 1999, aunque han pasado muchas cosas desde entonces. Desde luego, este fue un punto clave en mi desarrollo académico, ya que la tesis doctoral es fundamental para avanzar en esta carrera. Mirando atrás, mi investigación se centró en las resistencias antibióticas, un tema que hoy es más relevante que nunca.

Lamentablemente, la situación ha empeorado con el tiempo. También estudié los abscesos periodontales dentro de este contexto, lo que nos ha dado reconocimiento internacional. Desde nuestro grupo de investigación en la Complutense desarrollamos la clasificación actual de los abscesos periodontales, partiendo de aquellas primeras investigaciones que dieron forma a mi tesis doctoral. Parece que fue ayer.

-Además del Dr. Sanz, ¿qué otras figuras han sido claves en su carrera?
-En el mundo de la Odontología, sin duda, mi mayor referente ha sido el profesor Mariano Sanz. Ha sido mi mentor y director, y hoy sigo teniendo el privilegio de trabajar a su lado y aprender de él cada día.
Mi tío, el Dr. Pedro Herrera García, mi primo, el Dr. Pedro Herrera Pereiro, y el Dr. José Rábago jugaron un papel clave en mi desarrollo profesional y confiaron en mí al poco de graduarme.

En el ámbito académico, quiero destacar a los dos decanos que confiaron en mí para asumir el cargo de vicedecano: el Dr. José Carlos de la Macorra y el Dr. Gonzalo Hernández Vallejo. A lo largo de los años, también he hecho grandes amigos en la Periodoncia Complutense y en las Periodoncias nacional e internacional, demasiados para enumerarlos, pero ellos saben quiénes son.

Y, por supuesto, la persona que más ha influido en mi carrera y en mi vida es la Dra. Silvia Roldán. No solo me acompaña en todo este proceso, sino que es quien me mantiene con los pies en la tierra y me hace reflexionar cuando es necesario. Con ese equilibrio, sigo avanzando. En lo profesional, mi camino ha estado marcado por todos ellos, pero, en lo personal, mis mayores referentes siempre han sido mis padres.

-¿Siempre tuvo claro que quería dedicarse a la Periodoncia?
-Durante la carrera no pensaba en la Periodoncia porque apenas la conocía. Me atraía más la Ortodoncia y el desarrollo craneofacial. De hecho, el primer contacto con la Periodoncia fue en cuarto curso, en el segundo semestre, casi al final de la licenciatura. Fue entonces cuando tuve clase por primera vez con el profesor Mariano Sanz y su equipo. Presentaban la ciencia periodontal de una forma completamente distinta al resto de asignaturas, con referencias actualizadas, mucha ciencia básica y un enfoque dinámico. Recuerdo perfectamente aquella primera clase del profesor Sanz. En ese momento supe que eso era lo que quería hacer el resto de mi vida. No volví a dudar. Me enamoré de la Periodoncia y, desde entonces, no solo no he dejado de sentir esa pasión, sino que cada día me reafirmo más en mi elección.

-Ha mencionado anteriormente su primera experiencia en el extranjero. ¿Le atrajo desde el principio formarse a nivel internacional?
-Tuve la suerte de que mi mentor fuera el profesor Mariano Sanz. En quinto curso me fui de Erasmus a Estocolmo, y él, como vicedecano de Relaciones Internacionales, tuvo un papel clave en la decisión. Allí trabajé con el Dr. Jan Bergström, profesor de Periodoncia, lo que supuso mi primer contacto con esta especialidad y donde realicé mi primera investigación, aunque de forma muy sencilla.

El Dr. David Herrera dirige junto al Dr. Mariano Sanz -figura clave en su carrera-, el Grupo de Investigación »Etiología y terapéutica de enfermedades periodontales y periimplantarias» de la Facultad de Odontología de la UCM.

A partir de ahí, cada verano, mientras cursaba mi formación de posgrado, estuve en distintos laboratorios. Primero en Manchester y luego en Ámsterdam, en el laboratorio del profesor Arie van Winkelhoff. Estas experiencias me permitieron conocer a muchas personas y establecer vínculos con distintas sociedades científicas. Desde entonces, he estado muy ligado a asociaciones internacionales como la International Association for Dental Research y la Federación Europea de Periodoncia, además de tener un estrecho contacto con sociedades en Latinoamérica.

No fue algo planificado, simplemente fue ocurriendo, y me siento muy orgulloso de haberlo hecho. Hoy en día sigo manteniendo esa vinculación internacional: soy director del Workshop Committee de la Federación Europea de Periodoncia y continúo colaborando con la Federación IberoPanamericana de Periodoncia.

-Codirige junto al Dr. Sanz el grupo de investigación “Etiología y terapéutica
de enfermedades periodontales y periimplantarias”, uno de los más destacados en Periodoncia a nivel mundial, ¿cuál ha sido la trayectoria y evolución dentro de este equipo?

Cuando comencé a trabajar con el profesor Mariano Sanz, él ya era un investigador de
gran prestigio. En aquel momento, éramos un equipo muy pequeño con actividad limitada. En 2005 decidimos formalizar el grupo para poder acceder a proyectos más ambiciosos y, con el tiempo, ha crecido hasta convertirse en uno de los más reconocidos a nivel europeo y mundial. Mirando atrás, es impresionante ver la evolución. Lo que empezó con pocos recursos se ha convertido en un grupo con líneas de investigación punteras y un alto nivel de actividad. El impacto del profesor Sanz en la Periodoncia y en la investigación odontológica es enorme. Su contribución ha transformado el campo y ha posicionado la Odontología como un área de investigación sólida, algo que antes no era tan evidente. Además, su trayectoria lo sitúa entre los investigadores más destacados de España en cualquier disciplina.

-Y, ¿cómo se presenta el futuro?
-El futuro del grupo es prometedor. Un buen investigador aspira a que sus discípulos lo superen, aunque en el caso del profesor Sanz eso parece imposible. Aun así, contamos con una base muy fuerte y con investigadores como la doctora Elena Figuero, el doctor Eduardo Montero y el doctor Ignacio Sanz Sánchez,
que ya aparecen en rankings internacionales. También hay una nueva generación, con nombres como Ana Molina, Ana Carrillo, Nagore Ambrosio, Nerea Sánchez, Paula Matesanz o Javier Sanz, que están impulsando la investigación.

Hoy, con un equipo consolidado y bien estructurado, el futuro solo puede ser aún mejor. Cuando el profesor Sanz y yo comenzamos, todo era más incierto. Ahora, el camino está mucho más claro.

¿Cree que hay una auténtica vocación por la investigación? La sensación, creo que generalizada, es que está tan poco reconocida…
-Esa pregunta tiene dos vertientes. Por un lado, está la confianza que tienen la sociedad, los políticos y las autoridades sanitarias en la investigación, y la realidad es que creen muy poco en ella. Aunque en sus discursos afirman que es fundamental, la inversión es prácticamente inexistente. De hecho, uno de los grandes desafíos de nuestro grupo, en comparación con otros equipos europeos y mundiales, ha sido la falta de apoyo público. La mayor parte de nuestra financiación proviene de empresas, que han confiado en nosotros tanto para investigaciones relacionadas con productos como para otras líneas de estudio. Pero el respaldo estatal claro nunca ha existido, y esto no solo nos afecta a nosotros, sino a muchos grupos de investigación en España. La realidad es que no hay una apuesta seria por la investigación en este país.

Por otro lado, los profesionales que se dedican exclusivamente a la investigación son verdaderos héroes. En Odontología, la mayoría compagina la docencia con la investigación. Y aquí surge otra cuestión: ¿hay vocación para ser docente e investigador en la universidad? Los países de nuestro entorno tienen serios problemas para cubrir plazas en este ámbito, y, aunque en España aún no hemos llegado a ese extremo, vamos en esa dirección. La academia no puede competir con otras opciones profesionales, y el inicio de la carrera académica es especialmente duro. Construir un currículum que permita optar a plazas requiere una gran inversión de tiempo y esfuerzo, sin garantía de estabilidad.

Además, el sistema está bloqueado. Ahora mismo, todo está paralizado porque las nuevas leyes aún no se han implementado. Se convocan pocas plazas y las universidades públicas no cuentan con recursos. Esto frustra a quienes esperaban desarrollar una carrera académica. Cuando empecé como profesor asociado, tampoco había oportunidades. En la Facultad de Odontología de la Complutense tardaron casi diez años en convocar nuevas plazas de profesor titular.

«Es evidente que la Odontología de 2035 no será la misma que la de 2010. Debemos reformular la enseñanza»

Es un problema estructural que debe abordarse. La investigación es clave para el desarrollo
de un país. Sin inversión en educación e investigación corremos el riesgo de quedarnos sin docentes universitarios. Muchos jóvenes pueden preferir otras opciones que les ofrezcan mayor estabilidad y calidad de vida en lugar de enfrentarse a un camino tan incierto.

-De todas las líneas de investigación que han desarrollado y siguen desarrollando dentro de la UCM, ¿cuáles considera que han ofrecido o están ofreciendo los resultados más prometedores para la profesión odontológica?
-Dentro de las líneas en las que trabajo directamente, las que nos han posicionado como referencia mundial son principalmente tres. La primera está relacionada con los tratamientos coadyuvantes en la periodontitis y su prevención, especialmente a través del uso de antimicrobianos y otros productos. En este ámbito somos un referente, sin duda, a nivel europeo y también a nivel global.

La segunda línea se centra en la etiología de la periodontitis. Un avance clave ha sido el desarrollo, junto con la empresa Dentaid, de un modelo de boca artificial con biofilm, que nos ha permitido estudiar la interacción entre bacterias, su estructura y el impacto de distintos tratamientos. También hemos analizado cómo se forma un biofilm sobre la superficie de un diente o un implante, lo que ha abierto nuevas perspectivas en la investigación. Y la tercera línea de trabajo es la relación entre las enfermedades periodontales y las enfermedades sistémicas. Desde el punto de vista de la salud pública, esta investigación es crucial y todavía queda mucho por explorar. Además de estas tres, el profesor Sanz lidera otras líneas de gran interés, como la ingeniería de tejidos y la regeneración mediante células madre. Su trabajo en este campo es reconocido internacionalmente y está desarrollando proyectos muy prometedores, aunque no participo directamente en ellos.

-¿Qué aporta la colaboración entre países a la investigación?
-Es fundamental, ya que los estudios unicéntricos suelen ser demasiado pequeños para ofrecer conclusiones sólidas. Para llevar a cabo investigaciones a gran escala que aporten resultados robustos, es imprescindible trabajar con equipos de otros países.

Gracias a la proyección internacional del profesor Mariano Sanz y a mi experiencia en el extranjero, contamos con una red de conexiones que nos permite desarrollar estudios multicéntricos con regularidad. Un ejemplo reciente es un estudio sobre la prevalencia de la hipersensibilidad dentinaria. En Madrid reclutamos 400 pacientes, que pueden parecer muchos, pero al sumarlos con los datos de investigadores en Reino Unido, Alemania, Italia, Suiza, Irlanda y Portugal, el estudio alcanzó una muestra de 5.000 pacientes, lo que permite obtener conclusiones mucho más sólidas. Los estudios multicéntricos no son fáciles de coordinar, pero son esenciales para el avance de la ciencia.

-Lleva muchos años vinculado a la Sociedad Española de Periodoncia y Osteointegración, de la que es actualmente patrono. ¿Qué importancia tiene esta organización en la trayectoria del Dr. Herrera?
-SEPA ha sido fundamental en mi trayectoria. De hecho, mis primeras grandes responsabilidades llegaron dentro de la Sociedad Española de Periodoncia. Fui presidente entre 2013 y 2016, pero antes
había sido vicepresidente durante tres años y secretario otros tres, lo que me permitió desempeñar un papel activo en la organización durante casi una década. Trabajé junto a profesionales como el Dr. Juan Blanco y la Dra. Nuria Vallcorba, de quienes aprendí muchísimo antes de asumir la presidencia.
Cuando llegué a ese cargo, uno de los principales objetivos de nuestra junta fue ‘‘democratizar’’ la Periodoncia. Nuestro lema era “Periodoncia para todos”, porque no solo es relevante para los periodoncistas, sino también para los dentistas generales, higienistas, cardiólogos, endocrinos e, incluso, para los propios pacientes. Queríamos abrir la especialidad y dejar atrás los congresos más reducidos y elitistas, apostando por eventos más accesibles y dirigidos especialmente al dentista general.

El Dr. David Herrera junto al Dr. Gonzalo Hernández, decano de la Facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid.

En ese periodo, impulsamos la Alianza para la Salud, colaborando estrechamente con sociedades científicas como la Sociedad Española de Cardiología y la Sociedad Española de Diabetes. Sabíamos que la salud periodontal tenía un impacto directo en la salud cardiovascular y endocrina, por lo que era necesario trasladar ese conocimiento a la práctica clínica y cambiar la forma en la que se atiende a los pacientes. Uno de los proyectos clave fue el estudio DiabetRisk, para evaluar protocolos de detección de diabetes no diagnosticada previamente. Este estudio, desarrollado en colaboración con la Sociedad Española de Diabetes y la Universidad Complutense, comenzó en aquella época y se llevó a cabo a través de las Redes Clínicas de Investigación de SEPA.

SEPA ha sido una parte muy importante de mi vida. Actualmente sigo vinculado como patrono, aunque desde un papel más distante. La Sociedad tiene ahora sus propios líderes, pero mantiene el espíritu que impulsamos en 2013: hacer que la Periodoncia sea accesible para todos y seguir explorando la relación entre enfermedades periodontales y sistémicas. La organización ha crecido, los congresos son aún más grandes y el enfoque en la salud general sigue siendo una prioridad, a través de la iniciativa Promosalud.

-¿Cala el mensaje entre la población médica y la población sobre la relación entre salud oral y salud general?
-En España, una de las principales barreras para que este mensaje cale es que la Odontología sigue estando fuera del sistema sanitario público. Esto genera la percepción de que la salud bucodental es algo secundario, cuando en realidad es una parte fundamental de la salud general. La exclusión de la Odontología del Sistema Nacional de Salud no tiene justificación científica, responde a otras razones.

Aunque muchos médicos, como endocrinos, cardiólogos y médicos de familia que colaboran con nosotros, entienden la importancia de la salud bucodental, el problema es que, dentro del sistema público, si un paciente necesita atención odontológica, debe acudir al sector privado. Esta transición del ámbito público al privado es siempre complicada. Lo que realmente debe cambiar es la visión de las autoridades sanitarias sobre la Odontología. España ha firmado un compromiso con la Organización Mundial de la Salud para que, en 2030, la Odontología forme parte de la Atención Primaria sin coste para el paciente, lo que supondría un cambio significativo.

Si esto se implementa, todo el conocimiento que hemos generado podrá trasladarse más rápidamente a la práctica clínica. Cuando fui presidente de SEPA, me reuní con consejeros de salud y les expliqué que tratar la periodontitis en pacientes con diabetes podría reducir los costes sanitarios en un 30-40%. No se trata de un gasto, sino de una inversión en salud y calidad de vida. La evidencia es tan clara que, tarde o temprano, las autoridades sanitarias deberán reaccionar. Sin embargo, la sensación es que la Odontología sigue sin ser una prioridad en la política sanitaria española.

Algunas comunidades autónomas, como Andalucía, han estado cerca de integrar la Odontología en su sistema de salud. Es un cambio que acabará ocurriendo, porque no se puede seguir manteniendo esta separación sin una justificación sólida. En el ámbito médico, tanto en España como en Europa, los profesionales ya han asumido la importancia de la salud bucodental. Lo mismo ocurre con los pacientes, especialmente aquellos con enfermedades sistémicas como la diabetes, que comprenden el impacto que tiene en su salud general.

«La Odontología sigue sin ser una prioridad en la política sanitaria española, pero esto tiene que cambiar»

En otros países, este proceso ya está en marcha. En Inglaterra, por ejemplo, cuando se diagnostica a un paciente con diabetes, automáticamente se le deriva al dentista como parte de su plan de tratamiento. En la República Dominicana, la ministra de Sanidad ha presentado un documento sobre el manejo de la salud bucodental en pacientes diabéticos. Es un cambio imparable. En España avanza más despacio, en parte por la misma razón por la que no existen especialidades oficiales en Odontología dentro del sistema sanitario, pero, tarde o temprano, sucederá.

-SEPA ha sido clave en su carrera, pero también la UCM, donde es usted docente y vicedecano de Clínicas Odontológicas.
-La Complutense ha marcado mi trayectoria. Me siento completamente Complutense. He estudiado aquí, he desarrollado toda mi carrera en esta gran universidad, que tiene aspectos muy positivos, pero también enfrenta desafíos. Su tamaño la hace difícil de gestionar y presenta ciertas limitaciones, aunque creo que su potencial es enorme y aún hay margen para seguir creciendo. La Facultad de Odontología es la mejor posicionada dentro de la UCM y la mejor valorada en rankings, no solo en Odontología, sino en cualquier disciplina dentro de la universidad. No hay otra facultad o escuela universitaria en España que haya mantenido una posición tan alta durante tanto tiempo.

Nos sentimos muy orgullosos de lo que hemos logrado, pero también somos conscientes de los retos que quedan por delante. En definitiva, la Complutense ya forma parte de mí. Es algo que se ha metido en mis genes (mi hermana Blanca es también profesora en la Facultad de Farmacia) y que seguirá acompañándome siempre.

-Menciona retos. ¿Cuáles crees que son los principales desafíos a los que se enfrenta la formación universitaria en España?
-La formación en Odontología está en un momento de cambio necesario. No solo por las nuevas leyes y regulaciones europeas, que exigen la adaptación de los planes de estudio, sino porque la propia evolución de la disciplina lo requiere. Es evidente que la Odontología de 2035 no será la misma que la de 2010, por lo que debemos reformular la enseñanza para adaptarnos a la realidad futura. Si queremos que los nuevos planes estén operativos en 2035, el cambio debe empezar ahora.

Hay dos factores clave que justifican esta transformación. En primer lugar, el conocimiento en biología y microbiología está evolucionando con las nuevas técnicas ómicas, lo que obliga a reorganizar contenidos y dar más peso a ciertas áreas. En segundo lugar, los procesos diagnósticos se verán profundamente alterados con la integración de inteligencia artificial, lo que exige una remodelación en la forma de enseñar y aplicar el diagnóstico clínico.

En el ámbito del posgrado, los desafíos son distintos. En el posgrado profesionalizante, el principal reto es el reconocimiento de las especialidades en Odontología, una cuestión pendiente en España desde hace años. Es una exigencia legal que el Gobierno debe abordar y, además, es una cuestión de dignidad profesional. Por otro lado, en los posgrados orientados a la investigación, el gran reto es hacer más atractiva la carrera académica. Esto no es solo un problema de la Odontología, sino un desafío a nivel nacional. Si no ofrecemos oportunidades competitivas, perderemos talento, los investigadores se irán a otros países y nos quedaremos sin docentes.

-De todas sus facetas profesionales investigador, docente, vicedecano, profesor…, ¿con cuál se quedaría?
-En realidad, todas son caras de un mismo dado, y no se pueden separar ni potenciar unas sin las otras. En una universidad pública, el rol es el de personal docente e investigador, por lo que la docencia y la investigación van de la mano. Ser un buen investigador permite aportar más valor en la docencia, compartir conocimientos en congresos y contribuir al avance de la disciplina.

La investigación puede parecer apasionante, pero como decía mi primer jefe en Holanda, “es 1% inspiración y 99% transpiración”. La mayor parte del tiempo implica trabajo arduo y solo en momentos puntuales se experimenta la satisfacción de un logro. En la docencia, la interacción con los estudiantes es enriquecedora y te mantiene activo, pero también hay desafíos, como la evaluación y el hecho de que no todos los estudiantes lo ponen fácil.

La labor de vicedecano es una responsabilidad que contribuye a la gestión de la facultad. Quien se siente Complutense, como en mi caso, acaba comprometiéndose con esta tarea.

-Más allá de los conocimientos, ¿qué les intenta transmitir a sus alumnos en las aulas?
-La importancia de aspirar a la excelencia, no en el sentido de querer ser una élite, sino en el de hacer las cosas bien, en esforzarse un poco más. Ese esfuerzo adicional, esos cinco minutos más de dedicación, marcan la diferencia y generan satisfacción, lo que, a su vez, hace que puedas disfrutar más de tu trabajo.

Busco que los estudiantes se enamoren de lo que hacen, que trabajen con pasión y no de una manera mecánica o burocrática. Me gusta que las cosas no solo estén bien, sino muy bien, que nadie pueda cuestionar la calidad de una tarea o un trabajo. No se trata de alcanzar la perfección, soy consciente de que es imposible, pero sí de acercarse lo máximo posible a la excelencia.

Tecnología: precisión, personalización y accesibilidad

¿Cómo cree que impactan innovaciones como la IA en la práctica clínica odontológica?, le preguntamos al Dr. David Herrera. Y, aunque consciente de sus claros beneficios también alerta sobre sus peligros. “La Odontología siempre ha evolucionado con los avances tecnológicos, y la inteligencia artificial no es una excepción. Su impacto no solo radica en la capacidad de procesar grandes volúmenes de datos y aprender de ellos, sino también en la calidad de la información que se introduce en estos sistemas. Actualmente, la inteligencia artificial en Odontología se centra principalmente en el análisis de imágenes, pero en el futuro inmediato combinará otras herramientas como el análisis de muestras de saliva, cuestionarios y fotografías. Esto permitirá diagnósticos más precisos y, con el tiempo, tratamientos más personalizados. Aunque aún no se ha implementado a gran escala, el cambio es inminente y transformará por completo la forma en que se diagnostican y tratan las enfermedades. Esta evolución conlleva tanto oportunidades como desafíos. Por un lado, el desarrollo de una Odontología más personalizada es una gran noticia. Sin embargo, también plantea preocupaciones sobre su accesibilidad. Mientras que los sistemas de diagnóstico pueden integrarse de manera más universal, los tratamientos personalizados podrían no estar al alcance de todos. La Medicina ya nos ofrece un ejemplo de ello, con terapias avanzadas y selectivas que tienen un alto coste y no siempre son accesibles para toda la población. Aunque es preocupante que España aún no cuente con especialidades oficiales en Odontología, que la profesión siga fuera del Sistema Nacional de Salud o que no exista formación continuada obligatoria, también es fundamental reflexionar sobre cómo estos avances tecnológicos afectarán a la equidad en el acceso a la atención odontológica. La inteligencia artificial traerá un cambio inevitable y profundo, pero su impacto dependerá de cómo se regule y de qué medidas se tomen para garantizar que beneficie a toda la sociedad”.

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