La Unión Europea aprobó, en junio de 2024, el Reglamento (UE) 2024/1849, una actualización normativa que introduce cambios significativos en la regulación de la amalgama dental, afectando a su uso clínico, producción e importación. Esta medida, que establece nuevas restricciones, comenzará a aplicarse el 1 de enero de 2025. ¿Cómo afectará esta nueva normativa a la práctica clínica de los profesionales?
Tal y como recuerda el Ilustre Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de la Iª Región (COEM), “una de las principales novedades es la ampliación de la prohibición de uso de la amalgama dental. Hasta ahora, la prohibición solo se dirigía a su uso en menores y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. Sin embargo, a partir de enero de 2025, esta prohibición se extenderá a toda la población de la Unión Europea”.
No obstante, el COEM detalla que en este nuevo reglamento se permiten excepciones estrictamente limitadas. Así, “la amalgama podrá emplearse únicamente cuando el odontólogo determine que es necesaria para atender necesidades médicas específicas del paciente. Lo ideal es que, si se va a utilizar, se justifique en la historia clínica el porqué del uso de este material frente a otros”.
Otro de los cambios importantes que indican es el adelanto de la prohibición de fabricación e importación de amalgama dental dentro de la Unión Europea. “Inicialmente prevista para 2030, esta medida entrará en vigor el 30 de junio de 2026, reduciendo el margen de transición en cuatro años. Sí se especifica que esa prohibición no será absoluta, ya que se incluirán excepciones (aún no descritas) para pacientes en los que sea necesario su uso”.
Por último, el COEM recuerda que, según el reglamento, “en caso de emplearse amalgama dental, es obligatorio disponer de un filtro de partículas de mercurio en el equipo dental”.
El Consejo General de Dentistas defiende una reducción gradual de la amalgama dental
El Consejo General de Dentistas ya mostró su preocupación por la eliminación prematura de la amalgama dental, indicando que, “aunque en España casi no se utiliza, desde el Consejo General de Dentistas somos partidarios de la reducción gradual del uso de amalgama dental, pero no su eliminación prematura, ya que supondría un impacto perjudicial en la salud y el bienestar de los países más desfavorecidos. Nuestra crítica a esta acción reguladora se basa en el hecho de que ya existían medidas y recomendaciones concretas y acertadas que se aplicaban entre los Estados Miembros, y gracias a los esfuerzos de los dentistas”.