En países donde el acceso a una salud bucodental de calidad es inexistente, los odontólogos son una pieza clave gracias a su trabajo como voluntarios en distintas organizaciones. Una experiencia que no solo les llena en el ámbito profesional, sino también en el personal al mejorar la calidad de vida de los más necesitados.
Con el objetivo de contribuir a mejorar la salud general y bucodental de aquellas personas que no disponen de los recursos suficientes para acceder a unos servicios dignos, cada vez son más las iniciativas solidarias que se ponen en marcha para lograrlo. Y es aquí, precisamente, donde entra en juego el gran papel de los profesionales de la Odontología. Profesionales que, además de ejercer en su práctica diaria, se presentan como voluntarios para ayudar y aportar su granito de arena en aquellos países donde la salud bucodental de sus ciudadanos está muy deteriorada ante la falta de recursos y herramientas para tratarla.
Una experiencia que no solo te enseña en el aspecto laboral, sino también en el personal. «Trabajar como voluntario te permite poner tu vida al servicio de las personas. Te hace sentir parte de una comunidad con la que te hermanas y con la que te enraízas. Te cambia la perspectiva material. Ya no piensas en el «tener», sino en el «ser». Es una forma de vida», señala el Dr. David González Alarcón, quien ha sido el coordinador general de Odontología de la ONG Zerca y Lejos durante 17 años.
Una opinión muy parecida es la que comparte la Dra. Alicia Masa, muy ligada, también, a la ONG Zerca y Lejos: «Es gratificante sentir que estás en el mundo de manera activa. Para mantener la esperanza de que las cosas podrían ser diferentes y que, en parte, eso depende de cada uno de nosotros. Creo que el voluntariado aporta el situarte en el mundo y poder comenzar una reflexión más crítica con todo lo que te rodea. A ser más consciente de tus propios privilegios y deconstruir con humildad muchos de los prejuicios que todos tenemos».
Trabajar como voluntario te permite poner tu vida al servicio de las personas
Pero, ¿cómo empieza un profesional dental a colaborar como voluntario? ¿Qué es lo que les motiva a hacerlo? Para el Dr. David González, «el voluntariado, o quizás más bien la conciencia de una forma activa de vivir, de desarrollarte, estuvo siempre muy vinculado a la búsqueda de la transformación de la sociedad, lo que ahora se llama justicia social. Mi formación era la Odontología y esto me permitió acercarme al dolor de la gente. Me permitió conectar, conocer, entender y tratar de participar en la construcción de un mundo más humano».
«De esta forma, he trabajado con varias organizaciones y gobiernos en varios países: Nicaragua, Sahara Occidental, Ghana, Mauritania, Argentina, Chile y España. La mayor parte de mi vida la he dedicado a
Zerca y Lejos y, en concreto, en Camerún. Los primeros años estuve viajando varios meses por año y, posteriormente, llegué a vivir períodos de 5 años en el país, donde dediqué mi vida no solo a la Odontología, sino a programas de salud general, derechos humanos, educación, víctimas de conflictos armados; es decir, la Odontología me llevó primero a la salud pública y, después, la toma de conciencia me llevó a aprendizajes más holísticos», añade el Dr. González.
Por su parte, la Dra. Alicia Masa destaca que su comienzo fue bastante casual. «Sucedió en 2009, a través de unos compañeros que empezaban a colaborar en temas de voluntariado y necesitaban ayuda en unas actividades concretas. Me dijeron que si les podía echar una mano. Yo acababa de terminar el máster y tenía ganas de hacer algo diferente a lo puramente académico, así que ahí comenzó mi colaboración. Después, poco a poco, la implicación fue creciendo casi sin darme cuenta. Por eso, con mi experiencia personal, siempre he creído que es importante dejar que la gente colabore, aunque en un principio no se plantee ciertas cosas que son importantes. Ahí es donde las organizaciones y la experiencia de las mismas juega un papel fundamental tanto para la acogida e implicación de los voluntarios como para construir un voluntariado sensato y coherente», explica.
El voluntariado, es una forma activa de vivir, de desarrollarte
Experiencias que te marcan y desafíos a los que te enfrentas
Lo que está claro es que ya sea por iniciativa propia o por casualidad, trabajar como voluntario acaba cambiándote la vida. «Tengo muchas vivencias y experiencias en terreno, porque llevo unos 15 años en esto. He vivido muchas situaciones de todo tipo, pero, al margen de algo más llamativo, de alguna «batallita», creo que la experiencia principal es el sentirte parte del mundo. Me quedo con la gente a la que he conocido en el camino, a la que he acompañado, a veces, en cosas buenas y, a veces, en el peor de los finales. A la gente con la que se crean vínculos que siguen activos a día de hoy. Esos momentos de ser humano con ser humano hay que sentirlos. Desgraciadamente, hay mucha gente que hace voluntariados y no es capaz de ver ni desarrollar esa parte humana. No se trata de presumir sobre cuántos sitios he visitado o cuántos pacientes he tratado, sino de en qué procesos y en qué cambios he estado inmerso. Incorporar esos aprendizajes a tu modo de vida», cuenta la Dra. Alicia Masa.
No obstante, añade, «es importante ser conscientes de que ningún programa de voluntariado cambia el mundo. Considero que lo primordial es dejar cambios que perduren en el tiempo, el hacer ver a la gente que son iguales que tú y darles las oportunidades y los medios para que lo sean. Eso ya es mucho, porque incluso cuando el proyecto en sí termine o desaparezca, existe un poso que seguirá haciendo cosas incluso aunque ya no estés ahí». En este sentido, detalla: «Las expectativas que uno suele tener al inicio de un proyecto o de un voluntariado, suelen ser muy altas y con un patrón occidental de cómo funcionan o cómo deberían de ser las cosas. Eso, a veces, es algo que puede llegar a frustrar porque, al final, que el mundo esté como está se debe a causas mucho más complejas y fuera del alcance de cualquier ONG. Por ello, creo que uno de los desafíos de la cooperación y el voluntariado es el ser humilde, el saber adaptarse al terreno y las circunstancias en las que se va a trabajar».
Y es que, los voluntarios tienen que enfrentarse a distintos desafíos para poder ofrecer unos servicios odontológicos de calidad, ya que se encuentran con serias dificultades para localizar un lugar apropiado para ejercer la Odontología en condiciones óptimas para desinfectar y esterilizar el material, además de poder practicar los tratamientos de manera eficaz. Asimismo, detalla Jesús López, miembro de WAW Senegal, organización que opera en las zonas más vulnerables de este país, «hay un trámite burocrático necesario para poder ejercer en estas zonas, así como conseguir permisos de la persona encargada del centro de salud del poblado, aduanas, etc.».
Impacto en los pacientes
No obstante, estas dificultades siempre se ven recompensadas con el tremendo agradecimiento por parte de las comunidades locales y las autoridades sanitarias. «Por lo general, suelen estar agradecidos con nuestro trabajo y nos suelen apoyar, sobre todo en las zonas que ya hemos visitado y donde ya nos conocen. También, nosotros procuramos poco a poco, y de manera constructiva, ofrecer una ayuda y unos recursos de manera altruista y colaborativa con ellos», cuenta Jesús López.
Hasta ahora, WAW Senegal ha conseguido tratar a aproximadamente 3.000 pacientes y ha realizado unos 7.000 tratamientos entre cirugías, limpiezas, obturaciones y alguna endodoncia. Sin embargo, apostilla Jesús López, «nos gustaría mejorar la proporción haciendo cada vez más tratamientos conservadores. Para ello necesitamos más recursos y más equipos como los que hemos podido comprar ahora, además de poder dedicarle más tiempo».
Las comunidades locales y las autoridades sanitarias agradecen nuestro trabajo
«La asistencia cambia la vida de las personas a nivel individual. Que desaparezca un dolor te cambia la vida, o que puedas volver a sonreír porque tienes una prótesis que repone los dientes perdidos en un accidente de moto, también. Los casos que uno trata son gratificantes, pero a mí me gusta poner el foco más allá», explica la Dra. Alicia Masa. En este sentido, comenta, «la mejor calidad de vida creo que puede venir de la atención escolar. Por eso es tan importante la transdisciplinariedad con otras actividades y la puesta en marcha de proyectos que abarquen las diferentes áreas. Digamos que, desde un enfoque comunitario, me ilusiona focalizar a toda una generación creciendo en salud. Poner el foco en unos niños, que desde pequeños incorporen rutinas y hábitos protectores para su salud dental. Que creen una diferencia generacional con sus mayores y que, además, lleguen a ser ellos los propios «agentes de salud» de sus hijos. Creo que es la mejor forma de tratar de llegar a una población sana en el futuro».
Por otro lado, desde la Fundación Smile is a Foundation (SIF), que realiza cada año la campaña «Smile and See», una iniciativa que ofrece servicios odontológicos y ópticooftalmológicos en Zimbabwe, los Dres. Fernando Moraleda y Alberto Ortiz-Vigón, participantes de este proyecto, señalan que gracias a este programa han notado una mejoría en la salud bucal de los habitantes de la zona. «Hemos tenido
la oportunidad de observar, tras 11 años que lleva el proyecto en activo, una disminución en la incidencia de caries en la población infantil, posiblemente relacionada con las aplicaciones de flúor, y la educación de higiene bucal», indica el Dr. Moraleda.
Por su parte, el Dr. Ortiz-Vigón afirma que «hemos sido testigos de una reducción muy significativa tanto en la incidencia como en la prevalencia de caries en la población general y más acentuada en la población infantil de la región. En consonancia con esta mejora, se ha registrado una disminución significativa tanto en la necesidad de extracciones como en la prevalencia de caries en este grupo demográfico. Además, es destacable que la reducción de la necesidad de tratamiento en adultos ha sido un fenómeno observado en toda la población. Este indicador resalta la efectividad de nuestras intervenciones y programas de educación en salud bucal a lo largo de los años».
La prevención es uno de los pilares para mejorar las condiciones en las áreas de intervención
Asimismo, el Dr. Óscar Rodríguez hace hincapié en que «la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades son críticas para la calidad de vida de cualquier persona. Si se consigue formar a la población en estos hábitos saludables (dieta, cepillado diario, higiene, fluorizaciones…), habrá un enorme impacto en la salud de estas personas, con ausencia de enfermedades que puedan condicionar el correcto funcionamiento del aparato estomatognático en la vida adulta y evitando el edentulismo».
En la parte clínica de estos proyectos, añade, «cobra mucha importancia la aplicación de selladores y cariostáticos, pero siempre, lo más importante, es la promoción de los hábitos de higiene que repetimos en cada consulta». Una opinión muy parecida es la que comparte Amara de Juan, coordinadora de cooperación y desarrollo de Smile is a Foundation, quien manifiesta que «la prevención se considera uno de los pilares para mejorar las condiciones en las áreas de intervención. En este caos, la fundación se esfuerza por empoderar a las comunidades locales para que cuiden de su salud bucodental a largo plazo, además de obtener la financiación necesaria para intervenir en estos casos lo más cerca posible de sus lugares de residencia, garantizando que los pacientes reciban la atención que necesitan».
Cómo influye la falta de recursos en la salud bucodental
Por ejemplo, según explica el Dr. Óscar Rodríguez Varela, miembro del comité gestor de HumanCoop, asociación que opera en Mauritania con su Proyecto Bir Mogrein, «en el pueblo de Bir Moghrein es difícil comprar un cepillo de dientes y pasta fluorada, y el cepillado no es una práctica habitual ni de lejos. En el colegio ocasionalmente los niños reciben un desayuno a base de galletas, y el agua es bastante escasa. Si estas personas presentan algún tipo de dolor relacionado con la cavidad oral, pueden acudir al centro de salud donde les atenderá un enfermero con pocas o ninguna noción en este ámbito, si es que este enfermero se encuentra en su puesto de trabajo. La ausencia laboral por la falta de motivación económica de los trabajadores es un enorme problema, por eso tampoco hay un odontólogo ejerciendo en esta zona».
En definitiva, «hay una falta de información en hábitos saludables, que es lo que creemos que más afecta a nuestros pacientes. En España, en cambio, tenemos la oportunidad de formar a nuestros pacientes en estas costumbres cuando acuden a nuestra consulta, y ya son hábitos que se transmiten de padres a hijos», añade el Dr. Rodríguez Varela.
«A nivel de recursos materiales, la tecnología es compleja de sostener en ámbitos rurales en los que las cosas tienden a estropearse y las reparaciones suelen ser complejas y no siempre existe esa posibilidad. En los proyectos siempre digo que cuanto más sencillo sea todo, más fácil será de sostener en el tiempo. Hay que aclarar, que sencillo no es un sinónimo de peor atención o tratamiento. Simplificar los procesos no tiene que restarles calidad. Esto es un error muy común. No podemos hacer tratamientos, proyectos o utilizar materiales que claramente no utilizaríamos en nuestras consultas porque el principio ético tiene que estar por encima de todo», manifiesta la Dra. Alicia Masa. Todo ello conlleva que el número de enfermedades bucodentales en estos países aumente de forma considerable. De hecho, tal y como explica la Dra. Alicia Masa, aunque, en general, los problemas bucodentales en estos países son predominantemente los mismos que vemos en España, «lo que cambia es el grado de evolución de las patologías y la falta de tratamiento o de seguimiento de las mismas. En los países del norte global, ante problemas graves suele llegarse a un diagnóstico y tratamiento más rápidamente. Hay más medios y recursos para que incluso una persona en estado de vulnerabilidad tenga acceso a una atención básica».
Así, detalla que «aunque es extremadamente raro que alguien fallezca por un absceso dental, en países empobrecidos esto llega a pasar, ya que el acceso se complica, tanto a nivel de diagnóstico precoz como de acceso al tratamiento. También hay una serie de enfermedades olvidadas, como puede ser el NOMA, que evidentemente son imposibles de encontrar en Europa y no tienen una prevalencia muy alta, pero son muy agresivas. Esto es debido a que son fruto de la pobreza extrema y todo lo que ella conlleva».
La colaboración gubernamental, clave en estos proyectos
Para que estos programas de salud bucodental en países empobrecidos lleguen a buen puerto, «es importantísimo el apoyo del gobierno para su sostenibilidad a largo plazo. Pero si los trabajadores no tienen cubiertas sus necesidades básicas, es imposible llegar a motivarlos para implementar tareas «extra» en su práctica habitual. Compañeros que trabajan en otros destinos observan que la formación en sí es una motivación para los trabajadores, pero, otras veces, estos trabajadores no acuden a su puesto de trabajo por el impago de nóminas o incumplimientos de los contratos, por lo que pedirles un esfuerzo extra significa apelar a su sentido de responsabilidad social sin cobrar por ello», subraya el Dr. Óscar Rodríguez.
Por otro lado, la Dra. Alicia Masa detalla que «hay lugares en los que la colaboración gubernamental es muy compleja o imposible. Hay otros, en cambio, que es todo lo contrario y es un aliado que facilita mucho las cosas». Lo importante, comenta, «es conocer el contexto y los actores para poder evaluar los recursos tanto materiales como humanos que ya existen en la zona. A partir de esa situación inicial, tratar de buscar las mejoras y las sinergias más sostenibles en el tiempo según los factores previos».
Solidaridad, también dentro de nuestras fronteras
Es importante destacar, también, la labor humanitaria de estas organizaciones en España. Por ejemplo, Smile is a Foundation, a través de su proyecto «ProBoca el cambio», da cobertura y atención sanitaria a personas con graves dificultades económicas en Madrid. Su objetivo: acabar con las diferencias y los prejuicios sociales, para que las personas beneficiadas puedan sentirse bien por dentro y por fuera, yconsigan una vida personal y laboral más satisfactoria.
Por su parte, la Fundación Odontología Social Luis Séiquer, que nace en 2009 de la mano del Dr. Antonio Castaño Séiquer, tiene como finalidad acercar la Odontología a aquellos colectivos vulnerables y en situación de máxima exclusión social que no tienen acceso a ella. En los últimos años, la FOS ha potenciado los proyectos nacionales atendiendo a miles de pacientes a través de sus clínicas solidarias y la Unidad Móvil Odontológica.
Asimismo, Dentistas Sobre Ruedas, con su proyecto Dent Ment, da respuesta a las necesidades de tratamiento bucodental y promoción de la salud oral de las personas en riesgo de exclusión social y con trastornos mentales de Mallorca. Igualmente, existen clínicas odontológicas solidarias avaladas por el Consejo General de Dentistas de España y la Fundación Dental Española (FDE) que atienden a los colectivos más vulnerables de nuestro país. Están gestionadas por los Colegios Oficiales de Dentistas en las que se ubican y funcionan gracias a los dentistas colegiados voluntarios que prestan allí sus servicios de forma altruista. Para ser atendidos en ellas, los pacientes deben ser derivados a través de organismos oficiales (ayuntamientos, municipalidad, asistentes sociales, ONG’s) y reciben todos los tratamientos necesarios de forma gratuita o con un coste simbólico.