El descubrimiento de canales iónicos mecanosensibles en el interior de los dientes abre la posibilidad de nuevos tratamientos para la sensibilidad y el dolor dental. Es el resultado de una investigación de la Unidad Dental de la Clínica Universidad de Navarra y del Departamento de Morfología y Biología Celular de la Universidad de Oviedo, un trabajo que ha identificado estas estructuras anatómicas situadas en los odontoblastos –células ubicadas debajo del esmalte- y que convierten en estímulos nerviosos las fuerzas que actúan sobre el diente.
Según explican desde la Clínica Universidad de Navarra, los resultados de este hallazgo se han publicado en The Anatomical Record, la revista científica de la Asociación Americana de Anatomía. El Dr. Juan José Gaite, codirector de la Unidad Dental, señala que “en dientes humanos –ya extraídos- y en dientes de ratones hemos localizado los canales iónicos de la familia Piezo -PIEZO1 y PIEZO2- por primera vez. Ahora debemos seguir identificándolos, porque hemos visto que son estructuras de varios tipos, y que no afectan solo a la sensibilidad”.
La importancia de este avance científico en el campo de la Endodoncia radica en la posibilidad que tendrán los investigadores para diseñar tratamientos “que modulen esas puertas de entrada y de salida de los estímulos en los dientes y controlar así la sensibilidad y los dolores dentarios”, continúa el Dr. Gaite.
El director de la Unidad Dental detalla que el descubrimiento “ha partido de una idea básica: preguntarnos cuál es el engranaje necesario para que un diente responda ante un estímulo de frío, de calor, de sensación dulce o ácida. Sabemos que ese incentivo afecta al diente, pero a unas personas más que a otras”.
Según el Prof. José A. Vega, del Departamento de Morfología y Biología Celular de la Universidad de Oviedo, el objetivo de la investigación era “descubrir el mecanismo molecular que se pone en marcha desde que se provoca el estímulo mecánico dental, hasta que llega al cerebro. Queríamos saber cuál era la puerta de entrada principal del estímulo mecánico y su conversión en reacción nerviosa que termina haciéndose consciente en el cerebro”.
En este sentido, comentan desde la Clínica Universidad de Navarra, el estudio “identifica a los odontoblastos como las células en las que tiene lugar el inicio del proceso, y a los canales iónicos PIEZO1 y PIEZO2 como responsables de la conversión del estímulo”. El Prof. Vega concluye que “estos hallazgos son prometedores, porque nos ayudará a controlar mejor la sensibilidad y el dolor dental en los pacientes odontológicos en el futuro”.
“La sensibilidad dental es la molestia o dolor que se produce en los dientes por estímulos fríos, calientes, dulces o ácidos. Se considera muy común y afecta de forma leve u ocasional a entre el 10% y el 30% de la población, llegando a presentar manifestaciones graves para entre el 1% y el 3%. Algunas de las causas de la sensibilidad dental son la erosión del esmalte, las caries, la retracción de las encías o procedimientos dentales como blanqueamientos. En la actualidad, los tratamientos pasan por el uso de pastas y selladores dentales específicos, el empleo de flúor y –en casos severos- la realización de endodoncias”, concluyen desde la Clínica Universidad de Navarra.