No me puedo resistir. Cada vez que estoy por la zona de Ciudad Universitaria en Madrid, mis ojos, inevitablemente, se dirigen a la Facultad de Ciencias de la Información. Ese edificio gris, ejemplo de la arquitectura brutalista, en el que pasé cinco años de mi vida, alberga, desde principios de los setenta, los sueños de futuros redactores, locutores, presentadores o creadores de contenidos digitales, como mandan los nuevos tiempos.
Pues por allí estaba el pasado 25 de octubre, en mi camino hacia la cercana Facultad de Odontología -separadas por escasos 500 metros- para asistir a la entrega de premios a la Excelencia Académica. Y pensaba: quién me iba a decir cuando estudiaba la carrera, allá por los noventa, que mis devenires profesionales iban a estar tan ligados a esa Facultad de Odontología que años atrás me era tan ajena. Caprichos o casualidades de la vida.
Precisamente, días antes había hablado con uno de los profesores complutenses, el Dr. Guillermo Pradíes, para entrevistarle con motivo de su designación como Dentista del Año. Por aquello de facilitar las cosas, le ofrecí opciones varias: mandar un cuestionario por email, videoconferencia, llamada telefónica, presencial… Y solo su respuesta era ya de titular: «De ser posible presencial, creo que se está perdiendo demasiado el calor humano». Es fantástico que diga eso un apasionado y abanderado de lo digital, porque lleva más razón que un Santo. Me recuerda a algún cartel, de lo más pedagógico, que he visto en algún establecimiento y que reza: «No tenemos wifi, hablen entre ustedes».
Es cierto que la tecnología nos lo pone a todos más fácil, también a los periodistas, pero no hay nada como el cara a cara. Hay aspectos que la tecnología no puede suplir. Gracias Guillermo por el rato que me brindaste para charlar contigo sobre una vida dedicada en cuerpo y alma a la docencia. Un «sacrificio» que ha hecho que tu nombre figure en el ranking de Stanford como científico destacado en el área de la prótesis y lo digital. Enhorabuena a ti, y a los Anitua, Sanz, Herrera, Bagán… y tantos otros que hacen brillar nuestra Odontología.