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Dra. Mariana Espinassi Alessio: «Es el momento de profundizar en la influencia de la mujer dentro la profesión»

Después de dedicarse a la maternidad y tener un «impasse» por motivos personales, la Dra. Mariana Espinassi ha vuelto a la profesión con fuerza. En una de sus clínicas nos cuenta cómo ve la profesión hoy, el rol de la mujer y hacía dónde van las nuevas tendencias, recordado que «la tecnología puede cambiar, pero la biología se mantiene».

—En 2019, después de muchos años sin ejercer, volvió a la profesión. ¿Qué encontró distinto en la Odontología?

—Durante muchos años dejé de ejercer para dedicarme a ser madre. Afortunadamente, mi alejamiento de la práctica no significó alejarme totalmente de la profesión, así que después de mi separación matrimonial, decidí volver de lleno a la carrera. Tuve que empezar de cero. Si nos asombramos por los avances que hay de un año para otro, imagínense después de tanto tiempo tener que incorporar nuevas tecnologías, técnicas y tendencias, además, de como tantas otras mujeres, de tener que conciliar. Soy madre de cuatro niños.

—Tras cuatro años de actividad, está en plena expansión y trabajando con empresas internacionales e innovadoras. ¿Cuál fue su fórmula para poder tener un crecimiento tan rápido?

—La base ha sido mucha lectura y mucho estudio. La maternidad o paternidad nos enseñan todo el tiempo a lidiar con situaciones nuevas y a adaptarnos rápidamente. En la profesión es lo mismo. Cuando tomé la decisión de volver, saliendo desde la nada, me puse tres objetivos clave: hacerlo de la mejor manera posible para que mis pacientes estuviesen siempre satisfechos; intentar saber, no para estar a la altura de los otros, sino para intentar ser una de las personas que puedan liderar el cambio; y, por último, hacerlo de tal manera que pueda ser una historia de inspiración, si no para otras mujeres que hayan pasado lo que yo pasé, al menos para mis hijos, para que se puedan sentir orgullosos de su madre.

La Dra. Mariana Espinassi Alessio junto al equipo de la clínica.

—Está hablando de la mujer y de la inspiración. ¿Siente que hay discriminación o prejuicios hacia las mujeres en la carrera?

—No, no hay una «discriminación» como tal. Pero hay muchísimas oportunidades y estamos a día de hoy subrepresentadas. Si uno ve las estadísticas de matriculación y egresados en la carrera, no solo a nivel nacional sino a nivel global, lo que fue una profesión eminentemente masculina, se está transformando en una profesión muy femenina.

Sin embargo, si uno va a un congreso líder en Europa, la proporción de speakers masculinos sobre los femeninos es de más de 4:1. Y lo mismo ocurre en cargos relevantes a nivel de organizaciones y universidades.

—¿Y por qué piensa que sucede esto?

—No se trata de asegurar, sino de empoderar. De tener ejemplos, de participar. Muchas mujeres que han sido madres, que han dejado la profesión, cuando luego quieren volver a ella, consideran que su rol solo puede ser en la clínica. Y yo a mis colegas les digo que no, que se puede, que esa pasión que pusimos en la maternidad, podemos seguir fogueándola y ponerla en la profesión. Pero para eso debe haber ejemplos donde ellas se vean, gente a quien consultar, ayudas desde los mismos colegios de odontólogos para que esas profesionales puedan volver. Tenemos una visión distinta y podemos ayudar a enriquecer la profesión haciendo valer esa perspectiva. No solo en la relación con los pacientes, sino también en nuestros tratamientos.

—¿Podría darnos un ejemplo de lo que esto significa?

—Sí, y uno muy actual. Un tema muy caliente en este momento es el tratamiento de la periimplantitis. Ya nadie habla de «implantes para toda la vida». El estudio de Derks en Suecia muestra prevalencias en torno al 14,5% para tratamientos quirúrgicos. Ese número puede ser ligeramente menor o mucho mayor, según estudios hechos por SEPA. Si lo extrapolamos a España, se podría decir que, cada año, cerca de 200.000 implantes deberán ser tratados. Y, hoy en día, aun sin datos certeros, una de las soluciones más aplicadas es, ante la progresión de la enfermedad, realizar una explantación.

Aún no hay consenso en cómo tratarlo, pero la perspectiva que discutimos con nuestros grupos que se desempeñan en el área quirúrgica es intentar, siempre que se pueda, salvar el implante, evitando traumas para el paciente. Las empresas con las que intentamos trabajar traen innovaciones fundamentales.

«El tiempo en formación siempre es la mejor inversión, pero no solo en uno, sino en el equipo de trabajo»

—¿Cuál es, entonces, el rol de la mujer en la profesión?

—Estamos llamadas a ejercer cada vez más un rol más importante. No es una cuestión de capacidades, sino de estimular la participación. Amo y me apasiona trabajar en equipo, pero muchas veces echo en falta que se sumen más mujeres.

—¿Y cómo cree que eso podría impactar en el sector dental?

—No puedo generalizar, pero sí hay diferencias. Canadá encargó una serie de estudios, uno en el año 2005, donde habló de la feminización de la profesión y encontró diferencias no grandes, pero sí en impacto similares a las existentes según grupos de edad, es decir, de matices; y otro en 2012, donde se hacen patentes esas diferencias y se sugiere continuar apoyando y ajustando políticas locales para adecuarse a la participación cambiante de géneros. Otros datos y estudios que reflejan la realidad de la industria hablan de que tan solo el 14,8% de los editores de las grandes revistas científicas son mujeres.

Por otro lado, un estudio en Estados Unidos detectó que antes del 2000 solo había dos decanos o decanos asociados mujeres en todas las universidades de Odontología del país. En los últimos 20 años, ese número aumentó a 111.

—¿Cuáles fueron los principales desafíos con los que se encontró al volver a la carrera y cómo los enfrentó?

—Comenzar a levantar una clínica de cero es, fue y será un desafío monumental. No son solo la cantidad de horas y la inversión que debe hacerse, sino, una vez hecha, esos tiempos de espera donde no hay pacientes. La cabeza trabaja a una velocidad extraordinaria en esos tiempos muertos y puede ser algo que utilicemos para bien o que, por el contrario, nos angustie. Yo aproveché ese tiempo de tres maneras distintas: para mi propia formación, para formar a mi gente y para establecer vínculos con organizaciones y proveedores que me pudieran ayudar. El tiempo en formación siempre es la mejor inversión. Pero no solo en uno, sino en el equipo de trabajo.

—Y con organizaciones y proveedores, ¿qué aportan ellos a la ecuación?

—Las organizaciones, colegios de odontólogos y las universidades son fuentes de recursos y conocimientos. Uno, con un poco de tiempo y dedicación, puede obtener mucho apoyo de colegas que están dispuestos a compartir y difundir información y a aportar tiempo a un proyecto potente. Y con respecto a nuestros proveedores, creo que esa es un área donde nosotros estamos desperdiciando oportunidades. La gran mayoría de las innovaciones provienen de lo que llamamos «la industria» y, hasta hace no mucho, la norma eran colaboraciones importantes por parte de unas pocas empresas para hacer estudios potentes.

Hoy en día, la dinámica es distinta y la innovación viene de empresas más pequeñas que buscan colaborar y validar técnicas y productos. De este modo, podemos ofrecerles a nuestros pacientes la mejor solución posible y ayudamos a colegas nuestros que, a veces, no saben cómo resolver ciertas situaciones.

—¿Cuáles son los proyectos de investigación que la seducen y en qué está trabajando?

—Donde necesitamos y veremos cambios es en el manejo de la periimplantitis y, obviamente, en la regeneración ósea. Sin hueso, las soluciones son muy limitadas y menos efectivas. Es por ello que mi foco está en estas dos últimas, donde estoy participando en trabajos de investigación y desarrollo.

—Para concluir, ¿algún consejo para otras compañeras?

—Pienso que, en la vida, es fundamental ser valiente, sacar esa fuerza interior que todos tenemos dentro para lograr lo que queremos y convertirnos en las profesionales que queremos ser. Creo que es importante, en ese proceso de alcanzar los objetivos, rodearte de los mejores profesionales, y de las mejores personas, porque son los que te ayudarán a conseguir tus propósitos. No existen los imposibles si se lucha por cumplir los sueños, poniendo todo el cariño, la pasión y la constancia.


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