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Estos factores predicen trastornos craneomandibulares en supervivientes de COVID-19 grave tras una intubación prolongada

Cuando se intuba a un paciente, se realizan maniobras de traslación de rotación temporomandibular para poder alcanzar la apertura máxima de la boca. A veces, si se utiliza una fuerza excesiva, puede suceder que la articulación temporomandibular (ATM) se lesione durante el manejo. Y por otro lado, una intubación prolongada (IP) con la ATM en una posición estresada puede empeorar el daño.

Así lo explican los autores de la investigación publicada en el Journal of Stomatology, Oral and Maxillofacial Surgery, cuyo propósito es estimar e identificar los predictores de trastornos craneomandibulares (CMD) en supervivientes de COVID-19 grave, tras haber sufrido una intubación prolongada de al menos una semana o más (también conocidos como pacientes SCOVIDS-PI).

El propósito de este estudio retrospectivo, – que incluyó a 176 pacientes, de los cuales 21 tenían CMD y los 155 restantes no lo presentaban, – fue responder a la siguiente pregunta: «Entre los supervivientes de COVID-19 grave de tipología SCOVIDS-PI, ¿qué factor se asocia con la aparición de CMD hasta seis meses después de la intubación?«.

La hipótesis planteada fue que existe un conjunto de uno o más factores de riesgo que puede ayudar a los médicos a detectar la existencia de CMD y/o la consecuente derivación del paciente al especialista en trastornos craneomandibulares, por lo que los objetivos específicos del estudio fueron:

  • Estimar la frecuencia de CMD en pacientes SCOVIDS-P.
  • Identificar los factores de riesgo.
  • Y calcular el número necesario para la detección (NNS) de todos los predictores identificados.

Los autores escribieron que en los análisis bivariados se encontraron asociaciones estadísticamente significativas en base a estos tres predictores:

  • En comparación con aquellos sin pérdida molar unilateral, los pacientes con pérdida molar bilateral tenían 12,6 probabilidades más altas de desarrollar trastorno craneomandibular.
  • Además, los sujetos con cara convexa tenían un riesgo 2,6 veces mayor de desarrollar un CMD en comparación con aquellos con un perfil normal o cóncavo.
  • Finalmente, los pacientes con niveles máximos de PCR mayores o iguales a 40 mg/L tenían 3,5 veces más probabilidades de tener CMD que aquellos con niveles más bajos de PCR.

Si hay al menos uno de estos 3 predictores en los supervivientes de COVID-19 grave con intubación prolongada igual o mayor a una semana, el paciente debe ser apto para la detección del trastorno craneomandibular y/o derivado a un especialista en trastorno craneomandibular, independientemente de la edad del paciente, el sexo, las CMD subyacentes o los controles dentales previos. Ya que, aproximadamente uno de cada dos a cuatro pacientes con al menos un predictor, sufrirá CMD dentro de los primeros seis meses después de la IP.

Los autores del estudio afirmaron que este tiene limitaciones, incluyendo que su naturaleza retrospectiva dificulta el control del sesgo y los factores de confusión. Por lo que se deben realizar más investigaciones en entornos multiinstitucionales con una cohorte más grande.

Fuente: Poramate Pitak-Arnnop, Chatpong Tangmanee, Wantanee Mutirangura, Benjamas Apipan, Prim Auychai, Jean-Paul Meningaud, Andreas Neff,
What factors predict craniomandibular disorders in severe COVID-19 survivors after prolonged intubation?, Journal of Stomatology, Oral and Maxillofacial Surgery, 2022.
https://doi.org/10.1016/j.jormas.2022.07.004.

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